Prohibida la muerte del #TorodelaVega, aunque morirá igualmente

Una activista antitaurina en Tordesillas. (JORGE PARÍS)

El Toro de la Vega es un símbolo. Hay muchos más casos de maltrato animal en España, más ejemplos de lo interiorizado que está en nuestro país la visión utilitarista de los animales, una mirada por la que les convertimos en cosas que nos vienen bien o nos entretienen y por la que les despojamos de lo que realmente son: seres sintientes, capaces de disfrutar y sufrir y poseedores de derechos.

Toro de la Vega solo hay uno, pero casos de maltrato animal, de insensibilidad, de cerrazón, los hay a miles y a diario. En las plazas de toros, en los caballos y mulas de rocíos y romerías, en los caballos llevados a mataderos cuando no se desea o puede seguir manteniendo el capricho, en los abandonos que llenan las perreras y protectoras, en nuestros platos… Si nos ceñimos a festejos populares, se calculan unos 3.000.

El Toro de la Vega es uno de tantos animales que sufren por nuestro divertimento, por nuestra inconsciencia, por nuestra ceguera a todo lo que nos importune o nos saque del cauce que estamos acostumbrados a recorrer. Pero el Toro de la Vega es mucho más que eso, lo que sucede en Tordesillas concentra y simboliza todo esa realidad negra y sangrante en la que falta voluntad política y falta flexibilidad mental. Imaginad la belleza de un estanque perturbada por una piedra, un aglomerado de oscuridad y falta de empatía. El Toro de la Vega es el vórtice, aunque las ondas se extiendan por todo el mapa español, esa otra piel de toro.

Acaba de ser noticia que el Gobierno de Castilla y León prohibirá matar al toro de la Vega. Prohibirá que lo maten EN PÚBLICO, pero morirá igualmente. La celebración continuará, el torneo no se suspende ni, por tanto, la tortura. De hecho esta medida, en forma de decreto-ley pendiente aún de aprobación definitiva, nace con la pretensión de que esta tradición persista. El Toro de la Vega y su manera de morir era una excepción a la legalidad vigente, así incluso se contribuye a ‘legalizarlo’.

Nos dicen que prohíben su muerte, pero sí morirá. Lo que no van a hacer es llevárselo de nuevo a la dehesa a pastar tras el torneo. Ya entre 1966 y 1977 estuvo prohibida su muerte a la manera tradicional, pero morían igual. Dejaron de matarlo hasta que la presión de aficionados y autoridades locales logró recuperar la ‘tradición’.

¿Cómo lo harán ahora? ¿Lo alancearán solo un poquito, lo justo para hacer sangre? ¿Lo llevarán hasta un lugar discreto para terminar con él? ¿Qué tendrán en mente para el siguiente toro al que condenen a viajar a Tordesillas en septiembre? Seguro que nada que le haga feliz. Ya veremos cómo se apañan para intentar nadar y salvar los votos la ropa.

El consejero de Presidencia de Castilla y León, José Antonio de Santiago Juárez, ha sido entrevistado por Julia Otero y ha dicho: “Cualquier actividad que pueda conducir a la muerte del toro en público debe ser adaptada”. Y esa adaptación está en manos del ayuntamiento, que está resistiéndose como un león acorralado.

El Toro de la Vega se va desintegrando poco a poco. Hace años que el lancero ya no corta el aparato reproductor del toro alanceado para exhibirlo, primero en su lanza, después en el balcón del ayuntamiento. Ahora obrará el milagro de morir sin ser matado. Ojalá tuvieran con la tradición de usar un animal en el Toro de la Vega la clemencia que no tienen con el toro de la Vega.

No se dan cuenta de que las muertes rápidas son las más dulces, que morir de a pocos es mucho peor. Bastaría con que se fijasen un poquito más en cómo murieron Rompesuelas, Elegido, Vulcano, Volante, Platanito, Afligido…

* Actualización tras 24 horas de reflexión y mucho intercambio vía redes sociales:

Voy a ver si me explico brevemente respecto al Toro de la Vega. Sobra decir que quiero su abolición y la de todos los ‘festejos’ en los que se torturan animales. Y que me alegra cualquier pequeño avance. Por si no estaba aún claro. Vayamos por puntos.

• Veo el decreto y lo único que deja claro es que se prohibirá “dar muerte a las reses de lidia en presencia del público en los espectáculos taurinos populares y tradicionales”. Nada más.
• El consejero de Presidencia de Castilla y León dice en la radio literalmente que “cualquier actividad que pueda conducir a la muerte del toro en público debe ser adaptada”.
• El alcalde de Tordesillas dice que recurrirá por todos los medios posibles. Y aunque no pueda evitar la prohibición de la muerte en público, en la ‘adaptación’ del festejo es el ayuntamiento (o sea, él) el que tiene la voz cantante.
• Silvia Barquero me comenta en twitter que “claro que ha cambiado, te lo aseguro yo que he llevado las conversaciones con la Junta”. Tal vez soy ‘perra vieja’ y he visto demasiados cantos al sol que quedan luego en nada. Las buenas palabras se las lleva el viento. Y son lógicas las buenas palabras de la Junta frente a la presidenta de Pacma.
• El viento no solo se lleva las palabras. La Ley nacional de protección animal anunciada a bombo y platillo hace dos años por el Gobierno quedó en nada.
• Estamos en campaña electoral y este es un tema que mueve a la opinión pública y que, bien manipulado, también mueve votos. Nos guste o no.
• Esa muerte ya se prohibió entre 1966 y 70, se celebró igual sin matar al toro en público, y se volvió atrás.
• Lo reviso de nuevo otra vez todo y sigo sin entender el optimismo desbordado que veo en muchos.
• Veo también a unos cuantos arrogándose el mérito de algo que todavía es intangible y dudoso. Eso tampoco me gusta.

En septiembre veremos lo que pasa, si el toro acaba o no muriendo y cómo se adapta el alanceamiento, pero soy escéptica respecto a que vaya a suponer un gran triunfo, un enorme avance o un hito histórico, como muchas otras expresiones similares que he leído por ahí.

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