Un deportista es aquel que sabe que el triunfo del otro es también una recompensa: la de haber encontrado alguien mejor

El mando a distancia

España jugó hace unas horas frente a los Estados Unidos en Santander. Bien: aquello parecía Los últimos de Filipinas en el primer tiempo. Tras unos destellos iniciales ellos ocuparon el campo: lo juro. Y la selección del toque exquisito, del tuya-mía, del tiqui-taca y otros cuentos de Calleja, atascada del todo.

A saber: la derecha, libre. Ramos quieto, que se enfada el jefe, y Cazorla (¿pero cuándo ha jugado este chico de siete? No digo con el siete: de siete) perdido, de manera que aquello parecía el desierto de Nevada. Por la izquierda estaban asfixiados Silva y Capdevila, Alonso juega al fútbol inglés y mandaba balones largos y bienintencionados a gente que la prefiere al pie (o le abría balones al ermitaño Torres, que siempre tenía a Bocanegra y a un primo suyo pegados a la chepa) y Xavi…

Xavi, el hombre, no podía: nunca había nadie libre a la salida de uno de esos regates de 360º que tanto le gustan.

¡Ah! Jugaba Cesc, de ayudante de Torres, de Villa 2, de innombrable González Blanco vicario. Parecía un cartujo regentando un burdel: no dio una a derechas, el hombre.

Relaño, que comentaba con Rivero el partido, no hacía más que mentar a Iniesta, el Niño de las Ondas. Los demás mentábamos a Guti, claro: el responsable del color de las dos últimas ligas. Luego, en el segundo tiempo, ni Relaño ni Rivero se enteraron de un penalty de libro que le hicieron a Santi Cazorla: pero ya estamos acostumbrados a que nos cuenten cualquier cosa menos lo que pasa.

Porque el segundo tiempo fue otra cosa. Cesc se dedicó a crear juego y estuvo exquisito: un pase suyo supuso el primoroso gol de Xavi y otro acabó en las botas de Sena, que disparó al poste, destino que tuvo un libre directo ejecutado también por Xavi. El que se dedicó a la tarea de Villa fue Cazorla, con muchísimo acierto. Güiza, el hombre, anda en plan bulto sospechoso, como esperando que el den el balón el Caño o Arango. Debutó Navarro, tuvo unos minutos Arbeloa y algunos más De la Red, que estuvo espléndido.

Porque el marco ya era otro. Subió el ritmo un punto y lo notaron los yanquis (o acaso se distrajeron con lo de Obama y eso). Con la gente en su sitio, con una alineación (no una alucinación como la del primer tiempo) razonable España fue mucho mejor que USA, como era previsible. Y creó preligro de verdad.

Dentro, eso sí, de un partido que ya venía averiado por el importante coñazo de la primera mitad: un tiempo en el que nos salvamos del suicidio gracias al mando a distancia. La segunda parte sirvió para reconciliarnos con el fútbol.

No tengo muy claro si también nos sirvió para reconciliarnos con la selección de Luis. Lo que pasa es que no hay otra.

Tranquilos, en cualquier caso. esta vez, por narices, tenemos que ir de menos a más. Porque como vayamos de más a menos casi vale la pena perder el avión.

De menos a más, al estilo italiano. ¡Nada, hombre: podemos…!

¿Podemos?

G(uay T)AU

¡Perrea, perrea…! Hasta Celedón anda el hombre con ese ladrido que es una contracción y no una evocación chiquilicuátrica: ¡qué guay el TAU!

No ha habido final, como ya nos temíamos en este blog antes de empezar. Le han faltado muchas cosas al Barça de Xavi Pascual para estar a la altura de su rival. Ahora tiene uno la sensación de que la semifinal ante la Penya fue un espejismo, con un nivel de aciertos estratósférico de Acker y Lakovic: viva moneda que nunca se volverá a repetir. Pasaron los azulgranas y es una gran noticia, porque de ese modo estarán en la máxima competición europea al año que viene, como debe ser. Pero deben cambiar muchas cosas para presentar un equipo tan fiable como merecen su afición y su historia.

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El TAU ha estado en todas la finales, y ha ganado una importantísima, la de anoche. Está maravillosamente entrenado: se les ve a los chicos felices, perfectamente encajados con Spahija, que los mueve con un rigor y un talento que no abundan. Cuando dieron el merecido título de MVP a Phil Mickeal me pregunté, sorprendido, cuántos jugadores del equipo alavés podrían serlo: casi todos. Desde Teletovic y sus cuatro triples a las correrías de Rakosevic, justo en el momento en que más daño hacían; pasando por la perfecta (y nada espectacular) dirección de Priggioni, que ni siquiera necesitó montar la mira telescópica, o la brega de Splitter dentro, sacanco balones cómodos al perímetro después de explotar los dos contra uno que, inevitablemente, le hacían… TAU es un equipo; cualquiera te hace un roto en cualquier momento, no hay dependencia de ninguna estrella y eso es, precisamente, lo que hace tan temible al ya campeón de la Liga ACB..

La pena es que sea el equipo que menos puede aportar a la selección: esa costumbre de los vascos de pescar con precisión en caladeros remotos hace que su plantilla esté llena de peces de otros mares. ¡Pero qué bueno es el piloto, que bien echa las redes, qué piezas trae a un precio razonable!

Guay de verdad, TAU

La marea rosa

Hace ya muchos años, en el primer Roland Garros de Arantxa, TVE envió a un joven peridista a cubrir un torneo en el que no había nada que rascar. Se llamaba Juan Carlos Díaz. El chaval, por cierto, lo hizo muy bien: apuntó desde el principio que la niña de Barcelona estaba muy fuerte, la hizo tres entrevistas y disfrutó de un par de minutos en los Telediarios. Hasta que se vio que la cosa iba en serio: para semifinales desembarcaron todos los mariscales, con Matías al frente y eso: siempre al servicio del caballo ganador, ya se sabe.

Este año hemos vivido una reedición de aquel ataque de autismo, uno de tantos. El Giro no existía hasta que Contador se acercó a los Alpes vestido de rosa y el país entero era un clamor viendo Eurosport en los bares. Han llegado con todo y con todos, Perico incluido (el mismo que justificó la ausencia italiana con el rollo de Roland Garros: el mundo es un pañuelo). Más vale tarde que nunca, de creer el refrán: hemos podido disfrutar en casa de ciclismo del bueno, de la lucha entre el corazón y la cabeza, en la que, por esta vez, nos tocaba la parte de la sangre fría, de la cautela, de la victoria paso a paso: no siempre vamos a ser los guerrilleros.

El ciclismo podrá ser el deporte más sospechoso, pero es el que más profundo llega en el corazón de la gente. Tiene su dramaturgia, su épica, su estrategia y sus hazañas. Hemos aprendido mucho de la edición de este año. Hemos aprendido algo de un campeón que amenaza con ocupar la siguiente década y algo de los italianos. Por ejemplo, que celebran a los suyos hablando de las cimas, porque el ciclismo es grande siempre pero se llena de emoción cuando es cuesta arriba. Cima Coppi, cima Pantani: ¿hay en España arrestos para hablar de la cima Bahamontes, que ha sido el más grande? Detrás, muchos: el Tarangu, el Chaba, Julito Jiménez o Perico Delgado, pero todos viendo volar al águila de Toledo.

Ninguno de nuestros ciclistas han ganado las tres grandes: Induráin no ganó la Vuelta ni ganaron el Giro Perico, Ocaña o Bahamontes. Quizá este año, a partir de agosto, asistamos a la epifanía de alguien capaz de lograr lo que nunca consiguieron los más grandes.

Nosotros, desde luego, volveremos a estar con Alberto Contador. ¡¡¡Enhorabuena!!!

¡Ah! Y gracias, chaval, de todo corazón. Nunca sabrás lo que hemos sufrido contigo y lo que hemos disfrutado contigo.

La Eurocaspa

Se ha jugado el primer amistoso de la selección antes de emprender el viaje a Centroeuropa para disputar la fase final de la Eurocopa. El partido dejó dudas razonables y, dada la personalidad del seleccionador, la expresión de esas dudas ha servido para acentuar el complejo de persecución y para cerrar el bunker. Nihil novum sub sole.

Yo, por esta vez, no albergo dudas.

1: Tiene muy claro el seleccionador español su equipo y su esquema de juego, y estoy de acuerdo con él en ambos casos. Espero que en ningún momento (repito: en ningún momento) se aparte de sus ideas, asunto que nos costó muy caro en el Mundial de Alemania. Los partidos duran noventa minutos, las fases finales siete partidos y caben muchas variantes, sean por obligación o por devoción, en los hombres que salgan a jugar: pero siempre quiero ver a Alonso o a Sena en el campo. Como el sábado.

2: Este equipo crea ocasiones, muchas. Eso es lo verdaderamente caro en el fútbol. Un jugador tan sutil como Iniesta no siempre va a tirar al muñeco y Güiza dejará en algún momento de reivindicar al gran ausente y empezará a meter goles. Seguro. Me alegro de que no se goleara al Perú de Chemo del Solar: tengo más miedo a la euforia que a ninguna otra cosa. Hay un vidente que asegura que España terminará la primera fase con cinco puntos y pasará a la siguiente ronda. ¿Dónde hay que firmar?

3: Como esperaba, el gran sacrificado es Cesc Fábregas, uno de los mejores jugadores del mundo. Pero también Reina es uno de los mejores porteros del mundo y no va a jugar, salvo lesión de Casillas que nadie desea. Fábregas tiene por delante a dos jugadores en estado de gracia: no hay más que ver el pase de Xavi a Villa y la cantidad de faltas que provocó el de Albacete. Pero sigue siendo una competición larga y hay que cuidar el ego del jugador del Arsenal como sea. Porque en algún momento va a salir y va a asumir toda la responsabilidad. Y entonces necesitamos a uno de los mejores jugadores del mundo.

4: Marchena completó uno de sus mejores partidos como internacional justo en el día del borrón: resolvió como un colegial un balón en el área. Eso se corrige: lo otro viene dado. El sevillano es un gran jugador, un hombre de Luis y debe rescatar cuanto antes la autoestima. A fin de cuentas va a tener que bailar con la más fea en muchos partidos (con Ibrahimovic dentro de poco). Que no se le olvide lo bien que domina el vals.

5: Luis es un hombre polémico y hay muchas decisiones suyas que no comparte nadie. Pero conviene no azuzarle los perros, tarea para la que la prensa española está tan dotada (¿recordamos a Miguel MUñoz en Méjico, a Clemente, a…?). Este artículo tendría multitud de lectores si la caspa fuera la de Luis, que la tiene: me temo que pasará algo más inadvertido porque es una autoflagelación (uno está de este lado, el de la prensa, claro) y porque se dedica a visualizar lo positivo del choque del sábado. Si el resultado hubiera sido 4 a 1, pongo por caso, no estaría tan solo. Pero pudo ser 6 a 1.

6: Quedan partidos y ocasiones para ser más explícito en algunas cosas y más detallista en los análisis de algunos jugadores, de Capdevila a De la Red, de Santi Cazorla a los Sergios. Aquí nos veremos.

El contador de segundos

De todos los eventos del sábado, sin duda el de más fuste para el deporte español se producía en los terribles Alpes italianos: un español se jugaba el Giro de Italia después de haber mostrado algo a caballo entre el exceso de confianza, el miedo y la debilidad. No sabíamos qué era. Y el Giro sólo lo ha ganado el gran Miguel de entre los nuestros.

Ayer, por fin, supimos a qué atenernos. Supimos que el escudero de Alberto Contador estaba seriamente afectado, de ahí su escaso rendimiento en la primera etapa alpina. Un Kloden sin fuerzas explica mejor que ninguna otra cosa las cautelas del corredor madrileño, dando carrete a la escapada de Di Luca a la espera de la posible factura: en ciclismo se paga todo.

En ausencia del alemán Astaná planteó las cosas de otra manera. Bruynell envió a Toni Colom por delante y Alberto se jugó el Mortirolo a pecho descubierto. Acertó. Afrontó con Toni como escudero la última subida: y volvió a acertar dejando que se fuera Sella y olvidándose de su rueda: la única temible era la de Ricardo Riccó, el chaval de Saunier Duval que anda pidiendo plaza entre los mejores.

Hoy se llega a Milán. Tiene Alberto la condición de favorito y dudo mucho que fallen las apuestas: debe ganar. Es el más completo y la de mañana tendría que ser esa etapa que está obligado a ganar cualquier vencedor del una prueba por etapas. Tendrá todas las referencias, la etapa es suficientemente corta y puede volar.

Me asombra este chaval con un cronómetro en la cabeza, que recuerda al mejor Anquetil, el primer hombre que ganó cinco Tours. Frente a otros atletas superdotados, a los que conviene no atacar para que no te destrocen, tipo Merckx, tipo Induráin, tipo Armstrong, Contador es de los que saben que el éxito es hijo de una larga paciencia. Una virtud demasiado difícil de asmilar a los 25 años: no hay más que ver a Sella.

Domani acadrá…

Las aguas de Mombasa

Hacer pronósticos en deporte es complicado, pero a veces te dan pistas que no dejan lugar a dudas. Cuando en Memorias de África, ahora tan de moda por la muerte del gran Sidney Pollack, se rompe una presa los kikuyus le explican a la baronesa Blixen: «Las aguas quieren ir a Mombasa«. Por eso se rompen las presas: porque las aguas quieren seguir su curso. Hace meses leímos con absoluta facilidad el descenso del Zaragoza: era un vestuario enfermo. Y hace cuatro días decíamos que la Liga ACB se iría a Vitoria, dada la diferencia de juego en la pintura entre uno y otro equipo. Lo siento por un lector que admira, como yo, a Ilyashova: pero no era bastante, decíamos, para detener el juego de Spliter y sus muchachos.

Ayer se vio de nuevo. Salieron con la puntería afinada los dos bombarderos azulgranas, Acker y Lakovic, pero duró un cuarto la inspiración: lo que tardó el TAU en ajustar la defensa y hacer desafinar a los violinistas. El resto fue terrible: un segundo cuarto en el que el finalista de la liga parecía un menesteroso. Quizá lo es, en el fondo: no se puede ir por la vida con Kasum y Malconato, y Basile, que en tiempos veía el aro como una piscina, se enfrenta ahora al ojal de un chaleco.

TAU se fue. Y no se fue del todo por la garra, el coraje y la clase de Roger Grimau.

Luego, el previsible arreón en el tercer cuarto sirvió para acercar a cuatro al equipo blaugrana: pero el nivel de acierto de los vitorianos y su capacidad para mantener la cabeza fría en los momentos difíciles estiró la puntuación hacia la zona cómoda. Y en ningún momento bajaron la concentración: mostraron toda la riqueza de un juego versátil, en el que hay mucha gente capaz de asumir responsabilidades: Pablo, , Singleton, Planinic o Rako... Aunque la figura fue, como ya se ha dicho, un pivot que hizo mucho daño, que arriesgó dentro con acierto, descongestionando su temible perímetro y atinando casi siempre en sus decisiones. Spliter, en efecto. No durará mucho.

El Barça es más de lo que vimos. Sin duda. Esperamos que esta fiesta no acabe por la vía rápida, pero el calendario, tan cargado, pasa facturas a quienes no tienen compensada la plantilla. En ese aspecto TAU es modélico, y Joseán Querejeta bien merece llevar a la ciudad del Zadorra un título que les birló Alberto Herreros en su última canasta como jugador en activo. Habrá que esperar al sábado.

El sábado, también, el Gavia y el Mortirolo. En situación parecida llegó Abraham Olano hace unos años y perdió el Giro. Pero estamos hablando de Alberto Contador, que es otra cosa cuando la ruta se empina. Toda la suerte del mundo para el campeón de Pinto.

Chocando bajo la lluvia

No era ayer el día de hacer experimentos en Montecarlo. Cuando llueve, la carrera del principado se convierte en un ejercicio de supervivencia en el que sólo se salva quien no comete errores. ¿Qué voy a decir yo que un piloto de Fórmula 1 no sepa?

¿Y qué le pasa a nuestro campeón? Con lluvia el séptimo puesto era bueno: se trataba de aguantar. Salió algo mejor que un par de colegas y, de pronto, le dio el sirocco de adelantar en la curva más lenta del mundo y en un lugar en el que no caben dos monoplazas ni haciendo fuerza. Sucedió lo inevitable: lo que se pudo evitar corriendo con la cabeza que estaba tan fría otros años. Quizá lo más terrible que se puede decir después de esta carrera es que Alonso no sólo está donde merece su coche: está donde merece, simplemente.

Suerte para la próxima, a ver si vuelven los motivos para sonreír. Y unos cubitos de hielo en la frente, hombre…

Haciendo la goma

Que voy, que vuelvo, que ya estoy aquí, que no llego, que éste es mi año, que nos cogen… Es muy gráfica la frase ciclista «hacer la goma»: es lo que hace ese corredor que ni caza ni se descuelga. Pero es aplicable a otros deportes.

Al baloncesto, sin ir más lejos. La inercia nos invitaba a creer que no eran los favoritos y ya están en la final. A los dos les ha sobrado un tercer partido. Y los dos cuentan con entrenadores con escasa historia en la liga ACB: dos herederos del banco del hosco Ivanovic, con menos chuscos en su biografía y pinta de haber estudiado para Estodo Mayor. Pudo y debió forzar Unicaja el tercer partido, con cuatro puntos de ventaja a falta de diez segundos. Algo les sobró: quizá el miedo a volar. Les queda como consuelo el hallazgo de una auténtica perla negra: Boniface Ndong. La Penya, en cambio, no estuvo nunca a la altura de un Barcelona con un juego interior de baja calidad (a ver cómo se lo montan contra los chicos de Spliter) pero con dos jugadores en estado de gracia. Si TAU consigue parar a Lakovic y a Acker la liga se irá a Vitoria. En caso contrario la cosa está más igualada y puede haber un nuevo debutante de la casa, Pascual, alzando el trofeo más caro del deporte de la canasta.

La goma hizo también, subiendo la Marmolada, un Alberto Contador espeluznante. Una prueba como el Giro requiere una preparación específica y el de Pinto no está al cien por cien: el brazo, el asma… Aún así está vestido de rosa, tiene un equipazo a sus órdenes y es muy bueno contra el reloj. La crono de mañana dirá mucho acerca del ganador de la cvuelta italiana este año. Pero apuesto por un golpe de autoridad de Alberto que deje la carrera como cosa de dos. El otro, desde luego, no es pobre…

El que sólo hace la goma porque se apellida Gómez es ese fenómeno del triatlón, que nada kilómetro y medio, pedalea durante cuarenta y se mte de postre una prueba atlética de fondo. Gómez Noya: en un deprote durísimo en el que ya teníamos el honor de contar con Iván Raña ha aparecido este monstruo que parece destinado al oro de Pekín. Que como sabemos los que peinamos canas, no es el oro de Moscú. Volvió a ganar ayer en Madrid, la ciudad del diluvio. Enhorabuena, campeones…

Como moscas

Así están cayendo los favoritos en la fase final de la Liga ACB. Si en la primera ronda caýó el lider de la fase regular, con toda justica, de otro lado, la noche del jueves vio cómo caía en su casa, en Badalona, el segundo clasificado. Una vez más no cabe hablar de sorpresa: enfrente estaba el Barcelona, que al parecer ha sido el más afortunado en los cruces. No porque Iurbentia Bilbao sea un mal equipo: sencillamente son más bisoños. El equipo de Vidaurreta se encontró un Barcelona muy bien recompuesto, con un vestuario más tranquilo que en la época de Dusko (tampoco era difícil) y con jugadores muy aptos para asumir nuevas responsabilidades y más minutos en la fase crucial.

Cayeron los bilbainos en dos partidos. Eso le ha dado al equipo de la ciudad condal un plus de oxígeno: noventa y sís horas de descanso frente a la mitad de su vecino. Se notó, ya lo creo que se notó. La Penya, que ha hecho una temporada espléndida (campeón de Copa y de la ULEB) puede que esté cerca del final de la misma. Siento una pena verdinegra, pero es así: sólo un esfuerzo de voluntad asombroso ha metido en el partido en el último cuarto, cuando el Barça tenía todo a su favor.

Aun así no pudo ser. El acierto sobrehumano de Lakovic y Acker en los tiros libres acababa con cualquier sueño. Un marcaje férreo a Rudy y la fatiga del resto de los artilleros fue suficiente. En la última posesión dejaron tirar al hondero balear: pero desde Cornellá. Y así no hay manera.

Falta saber si a igualdad de fuerzas se puede tornar la historia. El sábado lo veremos. Pero, de momento, la ventaja es azulgrana.

¿Sucederá lo mismo en la otra semifinal? Akasvayu y Pamesa han desgastado notablemente las fuerzas de badaloneses y vitorianos mientras que los malagueños de Unicaja han disfrutado de la plácida oposición del Madrid, que le ha permitido acumular fuerzas. ¿A cuánto se habrá pagado en las apuestas una final Barça-Unicaja? Alguien muy clarividente se va a forrar, seguro… Si se produce, claro.

Si yo fuera rico (1)

Se ha abierto la veda de los rumores, de los pregones de toros falsos, de los cuentos soplados a la oreja, que a veces cae algo… Hay demasiada gente que vive del trasiego de jugadores y alguna vez habrá que dar el Nobel de economía al agente de Anelka.

Pongamos que yo fuera rico: presidente del Real Madrid, por ejemplo. ¿Qué tengo que fichar para apuntalar a un equipo que ha ganado una segunda liga con más solvencia que la anterior, que se ha desenvuelto con soltura en Europa, siendo campeón de su grupo y haciendo un partido primoroso (e inútil) en la ida de los cuartos de final? Poco. ¿Y qué tengo que hacer? Examinar las fuentes del éxito y del fracaso, potenciar las primeras y remediar las segundas.

¿Qué falta hace Cristiano Ronaldo en ese planteamiento? Ninguna. Hombre, si nos hacen un precio no diría que no, claro. Pero el chico se va a cotizar en libras, en muchos millones de libras. Los merece.

El chico juega por banda y hace uso del enorme trabajo de Rooney, nunca suficientemente valorado, y de su fantástico talento. Porque sólo un jugador de mucho talento es capaz de ser preciso en un equipo que juega a un ritmo de todos los demonios.

Sólo que si de algo puede presumir el Madrid es de bandas: Arjen Robben y Robinho, bien cuidados (¡ay, qué delicadito es el astro brasileño en lo moral: casi tanto como el tulipán en lo físico!) son dos de los mejores extremos del mundo mundial. Lo que no tiene es gente arriba de refresco: Van Nistelrooy y Raúl son dos jugadores que pasan de la treintena, que pueden esperar con alguna seguridad la visita de lesiones largas, porque han sido exprimidos desde su juventud. Y no hay recambio. Ésa sería mi prioridad si yo fuese rico.

Hacen falta más cosas: el final de la carrera de Salgado, al que tanto deben en el Bernabéu, parece evidente, y no hay recambio por la derecha, porque Torres es un remedio más que un recambio. Un remedio no demasiado fiable, qué le vamos a hacer. En la otra banda parece lógico confiar en la juventud de Marcelo, pero mentalizándolo: nunca va a ser Roberto Carlos, que tanto peligro creó en su propia área, no sólo en la contraria. En cuanto aprenda que su sitio en el Madrid pasa por afilar los cuchillos y navegar lo menos posible a vela Marcelo, que es un estupendo carrilero, dará mucho más fruto.

¡Ah! Guti tambíén ha pasado de la treintena (aunque está menos desgastado, al menos en los campos de fútbol) pero no hay recambios para los ángeles.