Un deportista es aquel que sabe que el triunfo del otro es también una recompensa: la de haber encontrado alguien mejor

Archivo de junio, 2008

Domenica, paese…

He leído muchas cosas sobre el España-Italia del domingo: desde titulares descerebrados hasta opiniones muy ponderadas, como la de Javier Clemente. Pienso que hay que esperar el partido sin histeria (que es lo contrario de Histerias, alguien que sabe mucho de fútbol: un abrazo) y sin histotia: la historia no juega y el miedo es el peor enemigo de un proyecto humano. Peor aún que la euforia excesiva: la euforia te anima a cometer errores infantiles, el miedo te paraliza.

Daba por sentado el ex seleccionador que la pareja de atacantes española no admite comparación con la italiana. Y es cierto. Él tuvo que padecer el talento de Roberto Baggio en Boston: acaso sólo Del Piero, pero hace unos años, pueda estar a la altura de Roberto. Parece una obligación olvidar el penalty de Tassoti a Luis Enrique: cada uno hizo su trabajo, Lucho intentar meter el gol del empate y Clemente impedirlo. Sin deseo alguno de romperle la nariz al asturiano. El único que no hizo su trabajo fue el árbitro, pero también de eso hay que olvidarse.

Pero echa de menos un punto de ferocidad, no física, sino anímica, en el centro del campo: algo que podríamos llamar el espíritu Caminero. Que es algo más que deseo de ganar y algo más que el sentimiento de pertenecer a un grupo: es una suerte de grandeza anímica, de no arrugarse nunca, de sentir que nadie es mejor que nosotros y seguir jugando con los dientes apretados.

Me gusta la constancia del seleccionador a la hora de mantener el grupo con el que inició el campeonato, desoyendo, como debe ser, los indudables méritos de Xabi Alonso o De la Red. Y, sobre todo, intentando reconstruir a Iniesta, el de andares de mariposa: un jugador que debe desequilibrar la balanza. Y esta vez no quiero equivocarme: estoy convencido de que nuestro sitio está en las semifinales y que allí tendremos el honor de enfrentarnos a una selección deslumbrante si, como espero, pasa Holanda.

No es bueno hacer pronósticos: siempre puedes quedarte con el culo al aire. Pero también creo que algo del espíritu con el que afrontemos el dificísimo encuentro con los italianos va a lelgar al césped y van a sentirlo nuestros chavales. Hay que poder, amigos. Porque podemos.

Mondo cane

Ya estamos en el peor de los escenarios posibles: cruce de cuartos de final con Italia. Esta vez espero que nadie menosprecie al rival; aún estamos pagando la prisa con la que enterramos a los abuelos franceses hace un par de años.

Tampoco quiero incurrir en tópicos. Es cierto que el fútbol italiano es muy competitivo, que manejan los espacios y los tiempos como el mismísimo Einstein y que además tienen suerte por arrobas. Pero no exageremos: la suerte va por barrios y Zyryanov estrelló un balón en el poste de Casillas cuando españa ganaba uno a cero.

Es saludable recordar que la historia no juega y que se van encontrar once juagdores contra once jugadores. Y, sinceramente, creo los nuestros son mejores que los trasalpinos. Con Cannavaro, Pirlo y Gatusso, cada uno en lo suyo, no estaría yo tan seguro de lo que digo. Pero no van a estar, y ésa es una de nuestras bazas.

Habrá que parar a Toni, que ha perdido a su asistente. Pero no parece superior a Torres, salvo de cabeza: hay que tirar de altura. La cuestión es sencilla: el segundo delantero español es mucho mejor que cualquiera de los que puedan salir con la azurra. Y los nuestros si van a disponer de asistentes de muchísima calidad.

Tiene, además, Casillas la oportunidad de enfrentarse a uno de sus fantasmas, el gran Buffon. Pero no lo he dicho bien: hablamos del gran Casillas, que no se nos olvide.

A la espera de alguna sorpresa agradable en la jornada de mañana, esto es lo que hay. Pudo ser peor: hay que agradecer a Holanda que no haya especulado y se haya clasificado como primera de su grupo. Ése sí que será un choque de trenes (y de conceptos): la semifinal España- Holanda.

Pero antes hay que ganar a Italia. Y esta vez no pongo interrogantes. ¡Podemos! Que no caiga Luis en tentaciones y que conserve el esquema, que es bueno. Lo demás lo harán los chicos. Y, ya digo, son mejores.

De verdadera jerarquí

En el último Mundial no hubo ningún equipo que dominara da capo: fue un torneo en el que se fueron eliminando los más débiles, los que tuvieron menos suerte o los que no certaron en el momento clave. Se llegó a una final rutinaria: dos equipos investidos de la costumbre de ganar, llenos de oficio y de sabiduría, dos auténticos supervivientes. Ganó el más trapacero: el equipo de Materazzi y de Gatusso. Como aficionado al fútbol no sentí nada especial: bueno, sí, la intensa amargura de que el último partido de Zidane fuera ése. Como español, la rabia de saber que nuestro equipo no era inferior: había administrado mal los recursos, había medido mal sus fuerzas y se había gestionado penosamente el vestuario. Pero ésa es otra historia.

Esta Eurocopa ya conoce dos equipos de verdadera jerarquía, de esos que sentiremos ver caer en algún momento: Portugal y Holanda. De creer la matraca de los diarios deportivos, el futuro y el presente del Real Madrid. Me quedo con el presente. Yo sigo pensando que no es el momento de fichar a Ronaldo: nadie ne su sano juicio ficha a alguien que está en la cresta de la ola. Pero ya veremos.

De momento (ayer es nunca jamás) vale la pena dejar constancia del enorme partido que franceses y holandeses nos han regalado esta noche. Ha marcado Sneijder, ha marcado Robben, que también ha asistido: y ha hecho un partido modélico Van Nistelrooy. Esta vez el telegrama hay que mandárselo a Mijatovic: buena puntería, hijo mío, como decía el obispo del chiste.

Francia ha caído con la grandeza que le corresponde a su historia y a su calidad. Y a su mala fortuna: tardó un minuto Robben en enfriar el entusiasmo emanado del gol francés. Ahora, si los tulipanes se toman un descanso y no van a la guerra con Rumanía, se acabó: se habrá hecho de noche para dos generaciones espléndidas de jugadores galos y trasalpinos.

También se ha clasificado Croacia, el eterno tapado, como hace unos años. Han mostrado mucho talento: no sé si será bastante cuando les toque enfrentarse a la ordenada fantasía de Portugal, si les toca.

¿Será España la tercera selección de verdadera jerarquía en esta Eurocopa? Yo, por si acaso, no me aparto del guión de la Cuatro: podemos. Desde luego que podemos.

Mañana se verá. Habrá que reponer de cervezas el frigo.

El umbral del verano

Viene este tiempo tan cargada de acontecimientos que se nos escapa algo que define (también) a la primavera: que es la puerta del verano. ¡Y qué verano! En julio nos espera el Tour y en agosto la olimpiada.

Los aspirantes al maillot jaune de la primera carrera por etapas del mundo, algo descolorida este año por la ausencia del pájaro pinto, se juegan los primeros envites en la Dauphiné Liberé. Ahí están Carel Evans, Lippheimer… Y Alejandro Valverde.

Decía el maestro Gamoneda que no sabía si Antonio Machado era nuestro mejor poeta, pero que era el más cercano a nuestro corazón. El Antonio Machado de los deportes es, sin duda, el ciclismo. Y ahora hay tres corredores españoles de los que se puede esperar lo mejor, el plato de los elegidos. Uno es Contador, claro, otro es Valverde y, sin duda alguna, el tercero es Óscar Freire (compruebo que me acabo de slatar a un meritorio ghanador del Tour, el otro Óscar, Pereiro. Me encantaría que ganase muchas cosas: pero la esperanza está depositada en otros hombros)

Está haciendo Alejandro una fantástica Dauphiné: ha ganado dos etapas y marcha a la cabeza. Queda mucho por delante: es una carrera muy dura. Pero el murciano en forma es temible: un corredor completo, con un temible sprint, sobre todo cuesta arriba, muy bueno en la media montaña y más que notable contra el crono. Lo siento, pero la conducta de los franceses, a los que tanto quiero (no es coña), bien merece que gane este año el Tour un señor de Murcia. Como si fuera la mismísima Ninette. De momento, si es posible, el Dauphiné. ¡Ánimo, Álex…!

Tampoco juega Ninette en el equipo de baloncesto que dirige ese estupendo técnico y mejor persona que se llama Evaristo Pérez Torices. Pero juega Amaya. Conviene que sea hoy cuando destaquemos a la madrileña: porque hoy la estrella ha sido Elisa Aguilar, como otro día lo pueden ser Laia (seguro), Isa Sánchez o Anna Montañana. O Cindy, la reina del rebote. O…

Amaya es una de las grandes deportistas de nuestra historia. Llevo enganchado al baloncesto femenino desde que jugaba de pivot la guapísima Boni Geuer. Y jamás hemos ternido alguien con ese corazón, con ese empuje, con esa capacidad de liderazgo… Nuestro baloncesto femenino, las que están en la selección y las que se han quedado en puertas, merecía estar en Pekín. Ayer, ante Cuba, lo consiguieron con más taelnto que contundencia: recuperando el tiro exterior, en el que son temibles, y que se había evaporado ante Brasil.

Además tampoco podemos, en este blog, hablar tanto de Pinto: es un placer hablar de Valdemoro. ¡Suerte, niñas…!

Decálogo sin euforia

Sesuimos, ya lo siento, con sólo dos selecciones apuntando a lo alto, y España, todavía, no es de ese grupo. No es grave: lo grave sería que se prolongase el descenso de juego que hemos visto en Innsbruck esta tarde.

1: Como era de esperar el equipo rival ha tomado buena nota de lo que se hizo ante Rusia y ha maniatado con acierto a nuestros dos delanteros. El juego de medio campo del equipo español es, por otra parte, tan previsible que no les costó mucho a los suecos remontar el gol de Torres.

2: Los dos equipos pagaron, y me parece justo, la falta de ambición. La segunda mitad del primer tiempo fue un monólogo de los seucos y el balón huía de las botas españolas como si tuvieran la peste. Al final, como es lógico, llegó un gol, en el que Casillas hizo lo que pudo para aumentar el prestigio de Buffon y Van der Sar.

Incomprensiblemente, el equipo sueco nos regaló el campo en el segundo tiempo. Pudo llegar el segundo gol español en más de una ocasión: un balón que arribóa la pierna derecha de Silva, otro que Ramoscontroló mal en la boca de gol… Pero lo que valía para nosotros valió para el equipo amarillo: tanto va el cántaro a la fuente…

3: ¿Qué le pasa a Iniesta? Si no está en condiciones que se quede, aunque se cabreen en la SER.

4: El gol de Villa demostró que este equipo es más eficaz al contraataque que al ataque. Ni Xavi ni Cesc vieron uan línea de pase. Desde aquí un saludo a Guti.

5: Pertenecemos a un slecto grupo: el de selecciones que ya cuentan con seis puntos. Hay que felicitarse, sin duda: y alegrase de que los equipos como Suecia paguen tan caro su racanería.

6: Porque, aunque no deslumbró, España ganó merecidamente.

7: Pero hay que presentar más variantes antes de afrontar los cuartos de final. Si seguimos siendo así de previsibles nos queda un telediario.

8: Porque chavales como Silva y la fantástica afición española se merecen un recorrido más largo. Hay jugadores para ofrecer mucho más de lo que hemos visto.

9: Lo juro. Me encantaría desdecirme y felicitar a Luis Aragonés el 29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo.

10: Porque no tengo ninguna duda: podemos.

(A)mar a Villa

Me acuso, padre, de haberr comenzado el campeonato con muchas dudas sobre el rendimiento de la selección española. Quedaba en mi retina la exhibición del Zenith de San Petersburgo en la final de la Copa de la UEFA: y también se habían acumulado los titubeos, la salida del balón a ritmo lento, sobándolo en demasía. Y ciertos desajustes de forma en jugadores clave, sobre todo en defensa: Ramos anda demasiado sobrado y comete errores, Puyol no parecía el mismo y Marchena había cantado flamenquito bueno ante Perú.

No di ni una: creo que voy a seguir pronosticando a la contra, a ver si las cosas siguen como hoy.

Pero antes hay que celebrar este partido como se merece. Estamos ante un equipo ordenado: Xavi manda y los demás reciben las órdenes, conscientes de que el mariscal se equivoca muy pocas veces. Torres rompe en velocidad por las dos bandas como si estuviera en Liverpool: quizá influya el hecho de que no cambia el color de la camiseta. El primer gol de España explica cómo es un jugador grande de verdad.

O dos. Le hice notar a mi vecino que para meter ese gol hay que llegar, hay que dominar el arte de acompañar, tan difícil. Iniesta, que anda con lo justo (luego lo suplió con solvencia Santi Cazorla), recibió un balón con tres metros de ventaja, y fue el segundo gol: con esos andares de mariposa desquició a la columna vertebral del equipo ruso y puso un balón de oro a la espalda de la defensa. ¿Y quién estaba allí? Villa otra vez: definiendo sin pensar, porque en el área, como en los toros, cada duda es una cornada.

Lo que pudo trabajar ayer un jugador tan enteco como Silva es para enmarcarlo: los rusos dejaron de tocar las narices por su banda derecha en vista de que el canario siempre estaba allí, apoyando a Joan Capdevila. Que además la pareja tuviera arrestos para subir dice mucho en su favor. Y que retirara al de Arguineguin cuando estaba fundido dice mucho en favor de Luis. Y dice mucho en favor de Luis que oxigenara a sus chicos con tanto acierto en tiempo y gente: lo que pasa es que Alonso trabaja en la zona infrarroja y Fábregas en el ultravioleta, que es más lucido.

Pero si tengo que destcar a alguien elijo dos nombres: Puyol, mi Puyol, rapidísimo, valiente y bien colocado: el espléndido ariete rudo soñará con él. Y Marcos Sena: la clave de bóveda, el cimiento que permite que el edificio no se desmorone, el escudero fiel de los arquitectos y el guardián de la sufrida infantería. Genial. A ver si hay suerte, no hacemos experimentos y sigue consolidándose como el hombre necesario, el metal que permite que las joyas brillen.

¿Villa? ¿Quién es Villa? Un chiquilicuatre. Hizo el brikindans en el primer gol llegando desde atrás, el crusaíto en el segundo, tirando una diagonal de espaldas a su marcador, el maikelyacson en el tercero, echándose para atrás y dejando que su par siguiera andando hasta coger el transiberiano, el hombre, le mandó un petardo en el primer tiempo, por la derecha y dejando a su par mirando las montañas que no fue gol de milagro: ése debió ser el robocó.

Lo dicho: hay que amar a Villa. ¡Qué maravilla! Me acuso, padre, de pertenecer a la nutrida secta de los villanos.

Nervio y músculo

Hace ya muchos años que Holanda exporta talento a raudales hacia Ligas con mucho presupuesto y poco sentido común. De eso sobra en los Países Bajos: cuidan la cantera y mantienen un criterio de formación, desde la época de Cruyff, Neeskens, los Van der Kerkhoff, Rensenbrink o Haan. De entonces acá ha pasado mucha agua debajo de los puentes, y decenas de jugadores holandeses han hecho grandes a sus equipos: los de Boer, Koeman, Gullit, Seedorf, Van Basten… La lista sería interminable.

Como la historia. Las factorías de Amsterdam, Eindhoven o Rotterdam siguen produciendo jugadores que combinan una fenomenal técnica individual con una mezcla de músculo y nervio que a estas alturas de la temporada se nota mucho. Cuando se da ese puntito más (finales de la década de los 80, por ejemplo) nos encontramos ante un equipo irresistible.

Ayer, al menos, fue irresistible el equipo holandés, con Sneijder al timón, apareciendo en todos los lugares. Pero nunca estuvo solo, al contrario: De Jong puso la seguridad, Van der Vaart la brega inteligente, Kuyt la pimienta y Van Nistelrooy el sitio, el oficio y el peligro. Atrás, por cierto, estaba Van der Sar: explicando que algo tiene que decir a la hora de elegir al mejor portero de esta Eurocopa.

Ganar por tres a cero a Italia no es fácil, con dos goles de dos jugadores madridistas y otro de un ex del Barcelona (¿habrá que mandarle a Txiqui un telegrama?). Se puede argüir que el primero se produjo en fuera de juego, pero antes el incompetente árbitro sueco se tragó una pena máxima de Buffon a Van Nistelrooy. Sin problemas: luego se tragó otro, menos visible, y no expulsó a Gatusso, siguiendo una costumbre universal que no tiene explicación.

De Italia, los nombres ausentes: se echó mucho de menos a Totti y a Cannavaro. Es, en cualquier caso, una selección que pasó el corte de milagro en el Mundial que luego ganó, y no ha progresado nada. Tampoc lo ha hecho Francia, maniatada por los rumanos: sería grande que la final del 2006 se repitiera en el partido de despedida de esta fase de clasificación. Cosas más grandes se han visto.

Quiero recordar que músculo y nervio forman parte del arsenal del equipo ruso. Yo creo que la nuestra es una selección mejor que la italiana, pero tiene problemas. No es el menor de ellos la imposibilidad de encajar alguno de los talentos más rutilantes del fútbol mundial en el esquema del señor Aragonés. Tampoc es manco el problema de encontrar un segundo Albelda: no lo hay. Y para colmo de desgracias Puyol, el infinito Puyol alque tanto debe el fútbol español, no es el mismo. Con Carles y David no tendría problemas para apostar por un puesto en la final de Viena: el que no tuvimos en Alemania y era nuestro.

Los tres tenores

A algunos (Alberto Contador, Dani Pedrosa, Sergio García…) les falta alguna muesca más en la culata para actuar en las termas de Caracalla (soberbia, por cierto, la carrera de Dani en Montmeló, corriendo del modo que a él le gusta: en cabeza y solo)

Otros son como Alfredo Kraus: enormes, pero para minorías: se espera que cada vez más amplias. Destaca sobremanera Javier Gómez Noya, de nuevo campeón del mundo de la especialidad más sufrida y menos popular del deporte: el triatlón. Como el tenor canario bien puede decir que es perfecto, aunque los euros se los lleven otros.

¿Quiénes son nuestros deportistas más conocidos en el mundo? Pues, sin duda, Gasol, Alonso y Nadal.

El campeón del mundo de basket jugó el segundo partido de la final de la NBA, de nuevo en Boston. Y de nuevo perdieron los Lakers. No pasa nada: quedan cinco partidos más. No me gusta que Pau diga ahora que él no toma las decisiones: las decisiones las toma el mismo que ha conducido al cuadro angelino a la victoria en la conferencia oeste. Aunque tenga razón: Gasol marcó 9 puntos más en el primer tiempo que en el segundo, y los Lakers perdieron de 8. Pero eso se habla de puertas adentro.

Debe ser éste al año horrible de Alonso (y de su equipo). Toman decisiones inadecuadas y, después, el piloto astur arriesga en exceso y se equivoca mucho. Un doble campeón mundial, que lo ha sido gracias al estupendo mobiliario de su cabeza, debe empezar a calmarse, a perder la ansiedad, a disfrutar pilotando, a saborear un tercer puesto o a ganar el segundo pasando en el sitio propicio. ¡Ay!

Y queda Nadal. Sin palabras. Ni un set y sólo 21 juegos ha cedido. ¿Quién recuerda un rosco a Roger Federer? La final estuvo a la altura de un torneo en el que rafa ha jugado como nunca y ha economizado fuerzas como nunca también. Dos rasgos de una espléndida madurez, no sólo tenística: no se revolcó en el polvo de ladrillo y fue un modelo de caballerosidad, algo que distingue a algunos campeones por los que siento devoción, incluido su rival de ayer, elegante como siempre cuando habla de su delfín. Chapeau, messieurs…

Que fichen a José Tomás

Me está irritando sobremanera todo el culebrón Real MadridCristiano Ronaldo. Y es que son incorregibles: los presidentes, digo. Mira que Raúl se lo advirtió: Presidente, no rompa este equipo. Sabía de qué hablaba: es el mismo jugador que vio cómo la infinita vanidad de un señorito destrozaba a un equipo que acababa de ganar una Liga y que no salió a celebrarlo.

Y no me extraña. Tienes un grupo humano que funciona, un delantero centro eficaz, acoplado y comprometido con los colores y te enteras de que han fichado a un tocapelotas que, además de ser único en su puesto, demuestra una habilidad sobrenatural para desbombonar vestuarios y una madurez digna de Los Lunis.

Galácticos… Se hablaba de ellos con el descaro que da la ignorancia. Una parte esencial de la Galaxia, la que nos permite disfrutar de la noche, es el polvo interestelar. Oscuro y poderoso: creer que la Galaxia es sólo lo que brilla es creer que todo lo que reluce es oro.

Ahora hay un equipo recompuesto después de aquellas sacudidas que hicieron que el equipo se convirtiera en un guiñapo. Hay de nuevo un grupo humano comprometido, que conoce los caminos del éxito, que tiene calidad sobrada y que está en condiciones de volver a la cumbre en Europa.

Y, en este momento, sólo se habla de un jugador que no parece un modelo de lealtad a unos colores con los que acaba de ganar dos Ligas de oro: la Premier y la Champion´s. Si viene lo hará costando una fortuna, disminuyendo el ego de los que han sido ninguneados con su fichaje y que han cumplido sobradamente. Se volverá a pintar en el vestuario, lo más sagrado de un club, esa raya misteriosa que separa a los dioses de los mortales, y se mirarán unos a otros preguntándose quien será la próxima víctima de un presidente que necesita aureola, por lo visto.

Si, a pesar de todo, viene, que lo zurzan. A quien lo traiga contra toda lógica. Si quieren un galáctico que intenten fichar a José Tomás, coño: aunque me temo que los indios no abandonan la tribu así como así. También pueden probar con Sabina o con Serrat. Y si nasti de plasti, como debe ser, quedarse con Ponce, con Plácido y con Robinho, que los tres on muy buenos. Y fichar a un delantero que no valga tropecientos millones, por favor. Los hay muy buenos por ahí, a precio razonable…

Hombre rico, mujer(es) pobre(s)

La vieja serie de televisión de los hermanos Jordach me ha venido a la cabeza en esta semana de tanto tenis y tan bueno. Uno piensa a veces que Rafael Nadal es un extraterrestre, y luego rectifica: es un crío de Manacor con unas condiciones atléticas envidiables, una técnica más que correcta y un inmenso afán de triunfo. ¿Qué le diferencia de tantos chicos de su edad, tan dotados como él en muchos casos?

La concentración. Su control mental es digno de estudio: asombroso, sencillamente. Quien crea que estoy disminuyendo la figura de quien es ya una leyenda de nuestro deporte se equivoca: ese suplemento es el que le hace más grande que los demás.

Espero que no le falle mañana en un partido en el que todo es nuevo: de nada vale la historia previa, porque se enfrentan dos máquinas de ganar, dos campeones que, por ahora, no admiten un tercero en su coto privado y dos maneras legítimas de entender el deporte. Se enfrentan, en efecto, la elegante facilidad de quien domina todas las suertes del juego y la tensión extrema de quien sabe morir en cada punto, el dueño de una técnica depuradísima y el gran jugador al que su corazón hace gigantesco. El clásico de los clásicos: eso que nunca tiene pronóstico, aunque Rafa esté jugando a un nivel incomparable: lo que hay enfrente se llama Roger Federer y no hay más que hablar.

Que toda la suerte que le deseamos a Rafa, el del torneo inmaculado, el que puede compartir mañana el trono de Borg (¿por qué las cámaras de televisión se quedan con la alegría del que suelta de golpe el puño hacia arriba porque ha ganado y no con la imagen posterior, dos chavales saliendo juntos, pasándose el brazo por la espalda, como debe ser? Era Djokovic, el casi tercero en discordia, y eso hacía más grande la lección para los jóvenes que lo estaban viendo: a muerte en la pista, amigos al acabar el trabajo…), que toda esa suerte no nos haga olvidar un triunfo grande y humilde, en el que una de las protagonistas se abalanza sobre la periodista para abrazarla. Anabel venía en gran forma esta primavera y Vivi es la mejor especialista en dobles del mundo. Y han ganado el Roland Garros, y nos han llenado de alegría y de orgullo. Grande, grande, grande, chicas…