Un deportista es aquel que sabe que el triunfo del otro es también una recompensa: la de haber encontrado alguien mejor

Partido francamente amistoso

Cinco días viajando por esos mundos y con el portátil estropeado han dejado a este bloguero en huelga técnica. Pido disculpas: pero ya estamos aquí, muy a gusto, sin tener que hacer juegos malabares con el puñadito de idiomas en los que me defiendo (más bien mal).

A lo que vamos. Que es a hablar un poco de deporte. De ayer hacia atrás, porque hay tela que cortar. Ganó la selección en un partido que se jugaba en su día exacto: miércoles de ceniza. Francia sin apretar demasiado, decidida a manejar el balón (tienen un centro del campo que nos duplica en potencia física, ¡qué barbaridad!, y que sabe lo que hay que hacer con el balón en las botas, y una defensa que aquí conocemos bien, con Sagnol y gallas acompañando a Thuram y Abidal) y a probar fortuna con los chispazos de Henry y de Anelka, otros dos viejos conocidos, bien acompañados por Benzema. España jugó con una defensa algo sospechosa (alguien va a dejarle el sitio al insustituible Puyol), con un centro de campo de exquisitos, con Albelda encargado de barrer el comedor y Riera al curro, y con un sólo hombre arriba. A Cesc se le nota incómodo sin la manija, deambula mucho y busca lo que ayer no existió: gente de banda y de desmarque. La soledad de Torres dejó paso a la soledad de Güiza, que es mucho más dura: no comparar. A Iniesta, como siempre, se le dio una libertad vigilada: es tanto como decir que se le puso a bailar con la coja pidiéndole, de paso, que ganara el campeonato mundial de chachachá. Habitual en la ladera norte del pase, se le puso a recibir, que no es lo suyo. Lo que pasa que el chico es tan creativo que carga con lo que le echen.

El público también. Fue un coñazo de partido, roto por una travesura de Andrés, de las suyas, de esas que parecen fáciles, como todo lo que hace. Capdevila, que siempre anda por ahí, remató la faena. Gol: una venganza inútil del Mundial de Alemania.

Y ahí despertó Francia. Sacó lo que tenía en el banquillo, que era mucho, y pegó un par de arreones que no acabaron dentro porque ayer emepzaba la Cuaresma y somos un país de mucha Semana Santa: y más en Andalucía.

No viene mal una victoria. Que Luis me parezca innecesariamente encastillado en fobias y filias (sobre todo en fobias) no quiere decir que no entienda su fidelidad a la gente con la que ha hecho la travesía (un detallazo lo de Albelda). El equipo de ayer se parece bastante al qeu va a jugar en Austria y Suiza, pero en los nombres: allí será otra cosa, a nada que Silva y Villa recuperen algo de lo mucho que atesoran. Ellos, más Puyol y (siento ser tan pesado) gente de banda, como Joaquín, Vicente (¿por qué no Cazorla, Munitis, Navas, Dieguito Capel…?); y Bojan, al que hay que rodar si se le quiere en la Eurocopa (¿por qué no, si es un mosntruo?) van a configurar un equipazo. Por lo demás, si tengo que elegir entre dos viejos internacionales, como Luis y Villar, la elección no es dudosa. Para mí al menos.

1 comentario

  1. Dice ser bakanly

    Ayer no ví el partido. Bueno, miento, solo un poco. No llege a acostumbrarme a las camisetas. Cada vez que atacaba Francia pensaba que era España, aparte que el partido no me interesaba nada la verdad.Pero comparto contigo la idea de que el juego de España deberia ser de bandas. Joaquín esta jugando bastante bien en un gris Valencia. Diego Capel esta despertando y podría ser un gran referencia para el futuro al igual que su compañero Navas. Munitis (si, Munitis) es el líder de un sorprendente Racing (sin olvidar a Marcelino, dicho sea de paso) y ¿por que no ir a la selección?.Ah! se me olvidaba decir. Capdevila es un jugadorazo. Siempre esta ahí, aunque no se reconozca su mérito, siempre esta presente realizando buenas actuaciones.

    07 febrero 2008 | 9:55

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