Un deportista es aquel que sabe que el triunfo del otro es también una recompensa: la de haber encontrado alguien mejor

Nadal contra corriente

Yo no sé qué empeño hay en que Rafael Nadal, con apenas veintidós años, se convierta en un juguete roto. recomiendo a todos que disminuyan las espectativas, que mitiguen los niveles de angustia de un jugador que lo da todo y que, en consecuencia, va a tener un recorrido más corto. Esta semana parecía la prensa deportiva española una academia de aprendices del cuento de la lechera: Nadal trotaba por una senda sencilla, podía llegar a la final y si Federer caía pronto, alzarse con el número uno.

En primer lugar, parece poco probable que caiga el elegante y poderoso jugador suizo, salvo que se enfrente al propio Nadal o a Djokovic. En segundo lugar, la lucha del espléndido jugador manacorí no debe ser, ni ahora ni nunca, por el número 1: llegará, si ha de llegar. Nadal es un jugador que gana sus partidos a base de sobreesfuerzo: una entrega ilimitada, un derroche físico y algunos golpes buenos. No es nadie sacando, su volea no asusta demasiado y sólo es magistral su juego de fondo cuando el rival sube a la red: los célebres passing.shot. Juega casi siempre al ciento diez por ciento, y lo acaba pagando.

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Ayer se enfrentó a un compañero de generación que ha tenido menos prisa, Tsonga. Las dio todas: si ese chico mantiene el mismo nivel de juego va a ser casi imbatible. Pero no es probable. Lo cierto es que cuando Tsonga se dedicaba a cultivarse como un junior de oro Rafa andaba ganando torneos: tres Roland Garros, por ejemplo. Que le quiten lo bailado.

Hay jugadores de amplio espectro, buenos para cualquier superfice, económicos de gestos, de técnica depurada y que todo lo hacen fácil. Roger Federer es el mejor ejemplo; como lo fue Pete Sampras. O Rod Laver, por irnos lejos. Luego hay jugadores fieles a un torneo, a una ciudad, a una superficie: Lendl y su idilio londinense, Borg reinando en París, Agassi en New York… Han hecho historia. Como la está haciendo Rafa. Por Dios, que nadie se asuste: ha llegado a semifinales en el abierto de Australia y ha caído en un día en el que no estaba demasaido lúcido. Demasiadas bolas al centro frente a un jugador que no cometía errores, que tenía un cañón en la muñeca a la hora de servir y que dispone de la mejor volea baja que he visto en mi vida: un golpe decisivo frente a los grandes pasadores.

Ahora a descansar. Y a no comerse el tarro. Es muy grande este chico: pero debe escatimar sus apariciones. Temporada de tierra y un grande en pista rápida de vez en cuando. Sin miedo y con garantías. Y volver a descansar: a ser un chaval, que es lo que es, de vez en cuando.

¡Vasmos, Rafa…!

2 comentarios

  1. Dice ser pepe juan

    Rafa,estas en formacion.Nadie te podra quitarlo que ya has hecho.No te dejes presionar por los medios.,tu atu aire.,que todo llegara.Nadie podra quitarme las emociones que me hasdado tu y aranchita con el tenis.Gracias.,y no tequemes.,selecciona los torneos y no vayas a portodo.,tienes una vida pordelnte.Saludoscordiales

    25 enero 2008 | 10:44

  2. Dice ser Ivan

    Tsonga está en la final porque está en un momento de forma espectacular. O mucho me equivoco o será otro caso Baghdatis, finalista el año pasado y ya no dio mucho más que hablar, sí , se mantiene arriba pero no es un fuera de serie tipo Nadal, Djokovic o Federer

    26 enero 2008 | 16:55

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