Un deportista es aquel que sabe que el triunfo del otro es también una recompensa: la de haber encontrado alguien mejor

Víctor o victoria

Ya lo han echado. El entrenador de seda, uno de los hombres más capaces del fútbol español, ha caído en su propia casa, la que él hizo grande no hace tanto. Se une a algún otro grande: a Vicente del Bosque, por ejemplo, otro hombre de la casa que hacía jugar al equipo un fútbol exquisito, que llenó de títulos las vitrinas de su casa y que ahí sigue, esperando el santo advenimiento que nunca llega: alguien que prefiere las razones del vestuario a las de los señores del Davidoff está condenado.

Se va porque, al parecer, no sabe negociar un vestuario latoso. A mí no me gusta ese vestuario, y creo que a Víctor Fernández tampoco. Pero el proyecto es bueno, y ojalá sepa llevarlo a algún sitio Ander Garitano. Cualidades no le faltan: galones sí.

La verdad es que, mirando las plantillas, el Zaragoza no está demasiado lejos de su sitio. Debería tener algunos puntos más, pero no tiene la solidez del año pasado atrás, porque tampoco están Gabi Milito y Piqué. Le ha faltado fortuna, pero la fortuna va y viene. A los directivos, en mi opinión, les ha faltado paciencia, que es una forma nada usual de talento. La verdad es que podían haberse mirado en el espejo del Valencia: para ese viaje no hacían falta alforjas.

Siempre lamento que se vayan los entrenadores buenos de verdad. Suerte, maestro.

1 comentario

  1. Dice ser Cumpleaños

    Menudos cambiso de entrenadores hay esta temporada, ninguno dura una temporada entera

    17 enero 2008 | 11:53

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