Un deportista es aquel que sabe que el triunfo del otro es también una recompensa: la de haber encontrado alguien mejor

Anatomía de un campeón

Terminó la primera vuelta: buen momento para hacer balance. Lo cortés es hacerlo por arriba: sobre las muchas penas del Levante hablaremos otro día. Así pues, vamos a ver un poco más de cerca al Real Madrid.

Cuarenta y siete puntos. Que son muchos. Y siete de ventaja al segundo. Quizá no hayamos caído en una cuenta: de haber ganado el Barça al Madrid en el Camp Nou la diferencia sería de un punto. Quiero decir que también el equipo catalán está haciendo una campaña estratosférica. Lo digo por las inercias; esta Liga, la española, se gana al final.

No necesitará el equipo blanco repetir en la segunda vuelta una campaña tan eficaz, lo que le llevaría a 94 puntos: es probable que con 85 se gane al final. Eso obligaría al Barça a acumular 45 o 46 puntos, que también son muchos. Pero todo es posible. Sólo el Atlético de Madrid parece en condiciones de llegar, a través de una segunda vuelta de asombro, a los 48 puntos que ahora mismo precisa: pero tendría que ser el Atleti de la primera media hora del domingo, no el equipo amedrentado de la siguiente hora. Y, de momento, no lo veo. Así que una vez más el duelo está servido. Pero el Madrid parte con notable ventaja. Nadie como sus aficionados para saber en qué quedan las ventajas cuando el que va primero se arruga y el segundo arrea: les basta recordar el año pasado.

Aunque demasiadas veces no lo parezca, el Madrid tiene un gran equipo. De la portería ni hablamos: cabe esperar que Casillas sepa aguantar tanto halago y conservar ese espíritu de chaval de barrio que tanto le embellece. Por lo demás, es un superdotado.

Es clave en la defensa Cannavaro, que es uno de esos defensas que hace jugar bien a los demás. Es, de nuevo, el de hace dos años: los mundiales a alto nivel los paga todo el mundo. Pepe parece una estrella emergente por sus cualidades y por su carácter: desde la dupla Hierro-Sanchís no había encontrado el equipo blanco garantías en esa región tan delicada. Ramos es un fuera de serie. Debe cuidarse de los cantos de sirena: un hombre tan dotado sólo tiene un espejo en el que mirarse, y es Paolo Maldini: el que tiene pelo, para entendernos. Para la izquierda puede optar el Madrid por un lateral solvente (Heinze) o un carrilero de futuro (Marcelo). La polivalencia de Torres, los últimos servicios de alguien tan comprometido como Salgado, al que el madridismo debe un homenaje y la esperanza de que Metzelder aparezca como aquel seguro central de la selección alemana completan una defensa espléndida.

Todas las dudas aparecen en el centro del campo. Ha optado Schuster, después de un arranque con música, por los resistentes: músculo y compromiso al servicio de una idea, que es impedir el juego del otro. A veces lo consiguen, pero son jugadores llamados a otra cosa y están confusos. Está confuso Gago, lo está Snejder… Más cómodo, en su papel de guerrillero, se encuentra Julio Baptista: uno de ellos tendrá que hacer las veces de Diarra, y ninguno tiene vocación. Y falta luz. Desde que Guti está en el banquillo Raúl se mata a correr pero no juega un pimiento, no sé si lo han observado. Una vez más la leyenda de la fragilidad de Guti, que sólo sirve para aumentar su ansiedad y, en consecuencia, su fragilidad. Raúl nunca pedirá el carné de señorito que va por libre: ése lo tiene, y está en buenas manos, Robinho. La corona del edificio es un jugador desahuciado en su equipo, el United, y en su selección (¿dónde tendrá los ojos Van Basten?): Ruud Van Nistelrooy. Un delantero de raza: colocación, instinto, talento para caer en banda y remate.

Y sin relevo. Soldado no juega, Saviola tampoco, lo que hace que lo poco que pesca, porque sigue siendo una ardilla desmarcándose, no sepa meterlo. Y falta Higuain, un talento sin sitio: digamos que es tarea del entrenador hacérselo. Me alegra que Drenthe empiece a aparecer: hay mucho futuro en ese chico.

Si las cuentas le salen bien al equipo blanco, si es capaz de llegar a las finales que le faltan, jugará más de 30 partidos todavía y llegará sin resuello a la fase final de la Liga. Le queda como consuelo saber que si las cosas le salen bien al Barça…

Cualquiera de los dos puede entrar en deuda de oxígeno. Pero no se puede comparar lo que tiene el Barcelona arriba con lo que tiene el Madrid. Lo de las Ramblas es más y mejor. El Madrid depende demasiado de ese marqués de Bradomín holandés, tan certero: y eso es malo.

1 comentario

  1. Dice ser Estrella

    Me he llevado una sorpresa tremenda al saber que escribías este blog! O no sé si decir «escribe usted», porque siempre me ha inspirado mucho respeto cuando le he visto en televisión, tanto por su aspecto como por su cantidad de conocimientos. Además, desconocía su faceta de escritor deportivo… Felicidades Tino, toda mi admiración, me alegro de volver a saber de ti!

    15 enero 2008 | 14:50

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