Archivo de agosto, 2021

El Oro olímpico es para los colibríes… lo consiguen por amor

Las aves pueden llegar a ser muy exigentes cuando buscan pareja, algunas especies realizan cantos espectaculares, otros complejos bailes y algunas tienen extravagantes y atractivos adornos. Pero de todas las aves, las hembras de colibríes figuran entre las más selectivas con los machos. Tal nivel de exigencia les lleva a realizar auténticos ejercicios acrobáticos que combinan velocidades extremas y movimientos de gran destreza y agilidad, junto con una melodía embaucadora producida por el aleteo de sus alas.

Colibrí verde en vuelo (Piqsels)

A una velocidad de 385 veces su cuerpo por segundo, el colibrí de Anna ostenta el oro olímpico de los vertebrados en velocidad en relación a su tamaño, aunque sólo los machos pueden alcanzar esta rapidez durante el cortejo.

En este curioso ritual de ligoteo, el colibrí macho se lanza en picado desde 30 metros de altura alcanzando una velocidad de 100 Km/h, con una aceleración que sólo puede igualar un avión a reacción, y que somete al diminuto pajarito a una fuerza de 10 g. A continuación frena en seco emitiendo un fuerte sonido con las plumas de cola, justo delante de la hembra. La intención es que su Julieta le haga caso y no dejar de ser su foco de atención gracias a esos quiebros aéreos.

Los machos de rabudito crestado​ (Discosura popelairii), otro colibrí sudamericano, ejecutan una actuación similar a la de los gimnastas olímpicos en el caballo con arcos. Durante un vuelo en suspensión frente a la hembra mueven las plumas traseras de izquierda a derecha, y muestran sus patas traseras de color naranja brillante.

Un gimnasta realiza un ejercicio de caballo con arcos (Brokenchopstick /Flickr)

Rabudito crestado​ (Discosura popelairii) (Bill Bouton / Wikimedia commons)

Pero uno de los cortejos más elaborados es el del colibrí calíope​ (Selasphorus calliope). Esta diminuta ave de sólo dos gramos de peso realiza vuelos flotantes en los que despliega las plumas de color rosa eléctrico que decoran su cabeza -un atributo tan espectacular que no parece real- y bate sus alas con armonía a razón de 90 veces por segundo, mientras emite una irresistible canción interpretada con el zumbido de sus alas. Para completar el repertorio realiza vuelos en picado con frenadas sonoras delante de la hembra. Estos bailes acrobáticos estilo Ray Zapata, son el espectáculo para la vista y el oído que permiten a la hembra comprobar la forma física del pretendiente.

Colibrí Calíope (Stellula_calliope) (Kati Fleming / Wikimedia commons)

Una vida en timelapse que supone un gasto energético récord

En el frenético mundo de los colibríes todo ocurre a cámara rápida, sus corazones laten 1600 veces por minuto y disponen de unas neuronas de movimiento adaptadas a las velocidades extremas que facilitan el procesado de la información mientras  respiran 250 veces por minuto.

Sin embargo, son las extravagantes exigencias de las hembras de colibrí las que hacen que los machos también sean portadores de una medalla poco deseada, la de mayor gasto energético: cada día tienen que consumir 10 veces su peso en néctar e insectos, el equivalente a que una persona ingiera medio millón de calorías al día. Y todo por amor.