El demonio de Tasmania y el tigre de Tasmania tienen nombres engañosos, en realidad la mayoría de los miembros de estas especies vivían en Australia continental, pero se extinguieron por la presión del ser humano y los dingos. Australia ha sufrido una de las tasas de extinción más altas del planeta desde la colonización europea, principalmente por la introducción de depredadores invasores que desplazan a la fauna local. Un 10% de sus mamíferos se han extinguido, o lo que es lo mismo, una de cada tres extinciones de mamíferos en el mundo ha ocurrido en Australia en los últimos 400 años. Tasmania albergó los últimos tilacinos que desgraciadamente se extinguieron por la acción del hombre, haciendo desaparecer esta especie para siempre.
La extinción de una sola especie siempre acarrea consecuencias importantes. En el caso de Australia las extinciones en cadena han causado una modificación del entorno natural. Australia ya ha perdido un tercio de su vegetación nativa. Ahora los incendios son más virulentos ya que la vegetación actual es menos resistente a los incendios forestales periódicos que ocurren en el país. En 2019 estos incendios acabaron con más de 1,000 millones de animales y destruyeron bastas areas de hábitat crítico para especies amenazadas. Un ciclo que sólo puede empeorar.
Para frenar esta espiral de extinciones y destrucción de hábitat, re:wild está iniciando un ambicioso programa de restauración ecológica cuyo objetivo es devolver los hábitats a su estado original antes de la entrada de humanos y especies invasoras. Para ello es preciso reintroducir a las especies responsables de modelar el ecosistema. El demonio de Tasmania es una de las más importantes para desempeñar este trabajo. Tras la extinción del tigre de Tasmania el demonio se ha convertido en el carnívoro marsupial más grande que existe. Sobre él recae ahora la responsabilidad de controlar al resto de especies e impedir que los gatos y zorros invasores se conviertan en los únicos predadores supervivientes.
Pero los demonios de Tasmania se enfrentan a su particular guerra contra la extinción. Son víctimas de una forma particular de cáncer transmisible que ha diezmado sus poblaciones en un 80% arrastrándolos a un futuro oscuro. Hasta que se descubra un vacuna para su enfermedad, su única esperanza reside en la cría selectiva y posterior liberación en santuarios libres de la enfermedad y de otras amenazas como los dingos y los incendios forestales.
El santuario de Aussie Ark se encuentra al norte de Sydney y es el lugar escogido para este proyecto. Aquí, Chris Hemsworth y Elsa Pataky se encargaron de liberar a los primeros demonios de Tasmania el año pasado. Ahora esos ejemplares liberados han criado consiguiendo que este marsupial vuelva a nacer libre en Australia continental tras cientos, posiblemente miles de años.
La fauna australiana necesitaría una inversión anual de 1,000 millones de € al año para recuperar a sus especies amenazadas. Este gasto podría parecer enorme, pero se convierte en la mejor inversión a largo plazo dadas las catástrofes recientes vinculadas al desequilibrio ecológico causado por el hombre y que han originado costes cuatro veces mayores sólo en 2020. 1,000 millones de € al año de inversión en recuperación de especies tampoco sería una locura teniendo en cuenta que se estima que los australianos gastan el doble anualmente en el mantenimiento de sus gatos, la especie invasora más dañina.