Dijo una vez el añorado Manolo Preciado, tras una brillante victoria del Sporting de Gijón después de una mala racha de resultados, que «ni ahora somos el Leverkusen ni antes éramos la última mierda que cagó Pilatos». Esta gráfica frase, que se vio en todos los informativos al día siguiente, vale perfectamente, invertida, para el Atlético de Madrid tras sufrir su primera derrota del año en Sevilla.
Alguna vez había que perder. Entra dentro de lo normal hacerlo en un estadio en el que el Sevilla ha ganado todos los partidos este año. Un Sevilla, por cierto, que no echa en falta a Unai Emery gracias a un Jorge Sampaoli y a un plantillón que colocan a los hispalenses en la élite del fútbol europeo.
Tiende la afición colchonera a la bipolaridad, al exceso de euforia y a la depresión más profunda. Al ‘este año sí’ y al ‘este año no’ con horas de diferencia. Sería un error. El Atleti no ha hecho un buen partido en Nervión, varios jugadores han hecho partidos poco afortunados y los cambios del Cholo no han hecho efecto. Pero no por eso debe cundir el desánimo. El Atleti va a estar ahí todo el año.
Por Edu Casado @EduCasado, que no es de Leverkusen.