Sergio Busquets y Jordi Alba, este sábado al acabar el encuentro de su equipo, el FC Barcelona, y el Atlético de Madrid, volvieron a demostrar que muchos jugadores del club culé viven en una permanente ensoñación heredada de aquella buena época con Guardiola y que los convierte en poco menos que en los guardianes de las esencias del buen fútbol, ése que parece el único legitimado para ser desarrollado en los terrenos de juego.
El mediocampista dijo al acabar el encuentro que «el Atlético siempre juega así, no es lo más divertido ni lo que queríamos». La frase sería graciosa si no fuera porque Busquets de verdad se cree lo que dice. Analicémosla.
Dice Busquets que «no es lo más divertido». Esta reflexión me encanta. Debe de pensar el bueno de Sergio que está la gente deprimida antes en el Calderón y ahora en el Metropolitano, que no vibra, que no salta, que no grita, que no canta. Todo lo contrario que el Camp Nou, donde los japoneses se divierten hasta el punto de disparar tantos selfies como en la Sagrada Familia. Querido Sergio, desde que llegó Simeone, los atléticos nos lo pasamos pipa. Hacía mucho que no lo pasábamos tan bien.
Pero lo mejor de todo es cuando Busquets dice que el juego del Atleti «no es lo que queríamos». Imperdonable pecado que Simeone no se acercara al vestuario culé, instantes antes del partido, para preguntarle a los señores cómo les gustaría exactamente que planteara el juego el Atlético como rival. Como aquellas ridículas quejas sobre la longitud o humedad del césped, tan ridículas como si Simeone llegara quejándose al Camp Nou porque la hierba está demasiado rápida para el juego que le gusta hacer al Atlético. El club rojiblanco está obligado a ponerle al Barça (y a cualquiera) todas las dificultades que pueda y más (dentro del reglamento) para llevarse el partido. Que es exactamente lo que hace el Barcelona y cualquier equipo del mundo.
Respecto a Jordi Alba, el lateral de L’Hospitalet dijo que «el Atleti tiene jugadores para jugar más al ataque». Espero que Miguel Ángel Gil Marín haya tomado buena nota para ofrecerle de manera inmediata el puesto de entrenador al jugador zurdo. Ayer, por cierto, el Barcelona disparó dos veces entre los tres palos. Dos.
En definitiva, ambos jugadores volvieron a demostrar que de un tiempo a esta parte, hay un inacabable postureo en cuanto al ‘buen juego’ que está absolutamente trasnochado. Todos los estilos de juego son respetables y ojo, no hay que dejarse engañar: todos persiguen lo mismo, esto es, ganar. Algún gurú repite una y otra vez su desdén hacia el que «cree que el resultado lo es todo», para inmediatamente después recordarte, como argumento de fuerza, los títulos que lleva Guardiola o las copas que alzó la España del tiki taka. Parece mentira que a estas alturas de la película haya quien confunda aún ‘jugar bonito’ con ‘jugar bien’. Y desde que Diego Pablo Simeone llegó al Atlético de Madrid, el equipo juega muy bien. Por más que le pese a Busquets.