Han pasado ya unos días desde el frustrado fichaje de De Gea por el Real Madrid, el jugador está concentrado con la selección española asimilando su situación y es precisamente el combinado nacional, ese equipo que a nadie le importa hasta que no llega el verano de cada año par, otro de los perjudicados por lo ocurrido.
Del Bosque lo ha dejado bastante claro: si De Gea no juega, no acudirá a la Eurocopa. O bueno, «lo tiene muy difícil», que es casi lo mismo. Y es bastante lógico. Una temporada de inactividad, más en un portero, es demasiado tiempo para acudir a la cita con la selección. Esa prebenda le fue otorgada por el seleccionador a Iker Casillas, pero esa es otra historia.
El portero del United está ahora ante una situación de lo más complicada. El club de Manchester le instará a renovar y, de no ser así, es más que factible que le deje todo el año en el banquillo. Y sin Eurocopa.
La portería española, que gozaba de una salud extraordinaria hace pocos, muy pocos años, tiene ahora mismo escasez de talento. Casillas lleva varios años a un nivel bajísimo y habrá que esperar a ver cómo rinde en el Oporto y si es capaz de recuperar allí su mejor versión, pero la situación le puede dejar como absolutamente indiscutible para Del Bosque. De Gea, el único que parecía poder hacer dudar al seleccionador, debe resolver ahora su situación, mientras que Víctor Valdés también atraviesa una situación incierta, también en Manchester apartado del equipo.
Con Kiko Casilla a priori suplente y Sergio Rico aún demasiado inexperto, la selección española se encuentra con un grave problema en la portería. O Casillas se pone en forma o De Gea resuelve sus diferencias con Van Gaal (¿alguien duda que ha tenido mucho que ver en esto?) o España volverá a presentar un enorme agujero en la portería como ya sucedió en el Mundial de Brasil.