Este domingo hemos asistido a una imagen que demuestra que el nivel del árbitraje fuera de la élite UEFA o CONMEBOL es lamentable, por mucho que la FIFA se empeñe en igualarlos.
Ha ocurrido en la final del Mundial de Clubes, entre el Real Madrid y el Kashima Antlers japonés (y que ha acabado 4-2 para los blancos). Transcurría el minuto 89 de partido con empate a dos en el marcador: el partido se encaminaba a la prórroga.
Tras un ataque blanco, el Kashima iba a montar un contragolpe que Ramos cortó con una falta muy clara. El árbitro del partido, Janny Sikazwe (de Zambia), se apresuró a pitarla y se echó la mano al bolsillo para sacar la tarjeta… hasta que se dio cuenta de a quién se la tenía que sacar. Ramos llevaba una amarilla desde el principios del segundo tiempo y cuando parecía que iba a ser expulsado y el Madrid iba a jugar la prórroga con uno menos, el colegiado no ha sacado la tarjeta.
El vídeo es bastante descriptivo:
Final Mundialito 2016. Ramos hace la segunda amarilla, árbitro lo llama con la mano en el bolsillo y no la saca. pic.twitter.com/GkUeBx9PlX
— Memes Humor Culé ™ (@memeshumorcule) 18 de diciembre de 2016
Si ya me parece escandalosa la decisión de Sikazwe, más sorprendido me deja la explicación que excapitán del Real Madrid, Manolo Sanchís, dio en la narración en TVE: «Se ha dado cuenta de la repercusión que iba a tener y se lo ha pensado». Así, como si fuera lo normal. Como si las expulsiones dependieran de «la repercusión que iban a tener». Casi tan escandaloso como la decisión del árbitro zambiano.