España se ha quedado fuera de la Final Four de la UEFA Nations League, y lo normal es mirar al seleccionador: Luis Enrique no ha cumplido el objetivo. El efecto renovador que trajo a la selección tras el decepcionante Mundial fue muy positivo, pero este se ha diluido, y la Roja ha vuelto a su realidad de los últimos años.
Conviene recordar que son ya casi seis años sumando una decepción tras otra. El declive se atisbó en la Confederaciones de 2013 con la goleada en la final de Brasil, y la catástrofe del Mundial del año siguiente confirmó las malas sensaciones. Del Bosque no llevo a cabo el relevo generacional, y en la Eurocopa de 2016 se volvió a fracasar. Lopetegui devolvió la ilusión, pero todos sabemos lo que pasó justo antes del Mundial de 2018, y con Hierro el equipo fue un desastre y se despidió con una triste imagen ante Rusia, un equipo notablemente inferior.
Con este bagaje, es la hora de asumir la realidad. España tiene un buen equipo, pero como tantos otros. No vamos a decir del montón, pues sigue siendo de la zona noble, pero quedar segundo en un grupo con la subcampeona del mundo y una semifinalista del Mundial es lo normal. Bastante que no se ha bajado a la Liga B, me atrevo a decir.
España no tiene ningún jugador diferencial. No hay ni un solo crack en el equipo. Ahora mismo, ninguno de los 30 mejores jugadores del mundo es español. De Gea es un buen portero, pero no pertenece al Top-5, y con la Roja tiene tal presión que se bloquea y suma un fallo tras otro. Sergio Ramos, Jordi Alba y Busquets sí pertenecen a la ‘nobleza’ mundial en sus puestos, pero sus posiciones en el campo son las que son, los equipos ganadores no se construyen en base a centrales, laterales o medios defensivos, aunque sean importantes.
Y ahora vamos a la zona trascendental de este juego, la ofensiva. Saúl, Isco, Ceballos, Asensio, Aspas, Rodrigo, Suso y Morata fueron los que jugaron el choque decisivo ante Croacia. Comparémoslos con Hazard, Kane, Neymar, Griezmann o Mbappé, por ejemplo. No hablemos ya de Messi o Cristiano, por supuesto. Nuestros grandes jugadores (Xavi, Villa, Iniesta, Silva) se han retirado ya, y la transición va a ser dura, muy dura. No hay talento diferencial, y más nos vale asimilarlo cuanto antes. No le exijamos a Luis Enrique que con los jugadores antes mencionados gane competiciones, y menos nada más llegar, porque eso sería un milagro.