Archivo de octubre, 2017

La suplencia de Iker Casillas en el Oporto y sus quejas sobre la prensa española… ahora

Iker Casillas vuelve a estar en el ojo del huracán. Sus dos suplencias consecutivas, en la Champions ante el Leipzig y en la Primeira Liga portuguesa el sábado ante el Paços de Ferreira, han desatado todo tipo de rumores sobre el motivo de haber perdido el puesto de titular.

Iker Casillas

Iker Casillas en un partido con el Oporto (EFE).

La situación ha producido bastante sorpresa, dado que el portero español estaba cuajando una buena campaña (especialmente si lo comparamos con la primera en Portugal), encajando menos goles que nunca. Pero pese a ello el guardameta titular para Sergio Conceiçao, entrenador de los dragones, es ahora José Sa.

La rumorología se puso rápidamente en marcha, como no podía ser de otra forma. Y apuntó tres motivos:

  1. O Jogo aseguró a que al técnico luso le molestaba el uso que hace Casillas del teléfono móvil y la actitud del portero en los entrenamientos, lo que fue recogido por varios medios de comunicación españoles.
  2. El fair play financiero. Casillas firmó un acuerdo por dos temporadas con derecho a una tercera. En las dos primeras, el Real Madrid pagaba una buena parte del sueldo, pero no sucede así con la tercera. Así, con el alto salario del español, el Oporto podría estar en apuros económicos ante las estrictas exigencias de la UEFA, y dejar en el banquillo al español sería una buena forma de presionarle para que se fuera en enero, más aún si sigue aspirando a jugar el Mundial, como el mismo ha declarado en más de una ocasión.
  3. La más torticera de todas. Mourinho está detrás de todo. Al ser muy amigo de Conceiçao, todo responde a un maquiavélico plan del malvado exentrenador del Real Madrid y ahora en el United como venganza por su antigua enemistad con el portero español. Sí, esto se ha visto en medios españoles. En 2017.

 

Hoy, Casillas se ha mostrado muy molesto en las redes sociales, y ha cargado contra estas informaciones de los medios españoles con su habitual retranca tuitera. Contra Gol, Marca y Mundo Deportivo, concretamente. No deja de ser irónico que Iker se queje del trato que recibe de la prensa española, después de años y años de favoritismos, cientos de artículos apoyándole contra viento y marea y cómo se ha obviado sus malas actuaciones y ensalzando paradas del montón al grito de ‘El Santo’.

La doble vara de medir con Cristiano Ronaldo y por qué es justo ganador del Premio The Best

Como la memoria es frágil, vamos a hacer un recordatorio. Cristiano metió diez goles entre cuartos, semifinales y final de la pasada Champions. Para los que duden de quién merece llevarse hoy el premio The Best de la FIFA, o en enero el Balón de Oro.

Cristiano, con la Champions

Cristiano, con la Champions conquistada en Cardiff (EFE).

Mientras Messi no fue capaz de meterle ni un solo gol a la Juve, Ronaldo le hizo cinco al Bayern. Después, ya con Leo de vacaciones entre semana, el luso le hizo tres al Atlético de Madrid en semifinales. Y en la final, al mismo equipo al que el argentino no fue capaz de hacerle ni un solo tanto en 180 minutos, Cristiano le hizo dos en 90.

Cada año, me canso de repetir una cosa. El Balón de Oro (ahora escindido en dos premios) no elige al mejor jugador del mundo, elige al mejor de ese año. DE ESE AÑO. Es decir, el que ha sido más decisivo en la temporada 2016/17, en el caso de The Best, en 2017, en el caso del premio de la revista L’Equipe.

Como el premio se ha convertido en los últimos años, al menos de momento, en el eterno duelo entre Cristiano y Messi, pues en esta edición de 2017 no hay color. Porque la Champions fue para Ronaldo con una exhibición jamás vista en los partidos decisivos (los cinco últimos) y la Liga, pese al icónico gol de Leo en el Bernabéu, también fue blanca.

Es curiosa la doble vara de medir con Cristiano. Cuando hace un par de años se hinchó a marcar goles a Suecia, al Malmoe, el Espanyol y otros equipos denominados por sus críticos (me incluyo, me incluyo) menores, se decía que ya no estaba para los partidos grandes. Ahora que es Leo el que se luce ante Venezuela, el Espanyol o el Eibar, ni un solo pero. Es que es el mejor. Nadie recuerda lo mal que lo hizo en la pasada Champions cuando llegaron los momentos decisivos.

Hoy, Cristiano ganará el The Best y algunos todavía se atreverán a decir que es injusto, que el mejor es Messi. En fin. En deporte, como en política, cambiar de opinión o reconocer méritos de ‘los rivales’ es pedir un imposible.

Sobre los pitos a Piqué y las banderas de España en el Metropolitano y las manipulaciones

Así recibió el Metropolitano a Piqué cuando salió a calentar (EFE).

Más allá de lo deportivo, el partido de anoche entre el Atlético de Madrid y el FC Barcelona en el Wanda Metropolitano tenía un punto de interés informativo. Llegado en plena vorágine por el procès, un llamamiento a llevar banderas de España por parte de la afición colchonera llamaba la atención de los medios. Las banderas tuvieron protagonismo, pero también Gerard Piqué. Vayamos por partes.

Empezaré precisamente con los pitos al central del Barça y de la selección española. Me llevé una honda decepción. Los silbidos al canterano culé me parecieron totalmente fuera de lugar e injustificados. Pocos rivales hay en la Liga que hayan respetado tanto al Atlético de Madrid como Gerard Piqué, el jugador que cortó la red de una portería del último partido oficial del Vicente Calderón para sortearla entre los socios atléticos. El que siempre ha tenido palabras de elogio para el equipo de Simeone. Un jugador que, además de lo deportivo, ha cometido el único pecado de decir lo que piensa. Y más aún: en su última intervención pública con la selección, lo volvió a dejar claro: él solo quiere votar. «No es mi caso, pero creo que un independentista puede jugar en la selección española», dijo. No sé qué parte de «no es mi caso» no se entiende, más allá de que si lo fuera, su opinión merece respeto, máxime cuando es un tipo que, seguramente, ha dado a este país (a través de su selección) mil veces más de lo que cualquiera de los que anoche silbó podrá dar en su vida. En definitiva, ayer el Wanda Metropolitano se convirtió un poco en eso que tanto criticamos al eterno rival. Me recordó a uno de esos estadios de ciudades pequeñas a los que la selección regala una goleada ante Liechtenstein.

Y una prueba más de lo irracional de los silbidos a Piqué: en el segundo tiempo saltó a jugar Sergi Roberto, al que nadie pitó. Y lo destaco porque el lateral tampoco se ocultó el día 1 de octubre y votó en el controvertido referéndum. Por supuesto, no quiero que se le pite a él también, pero la falta de criterio prueba que ayer, los silbidos a Piqué fueron el arrastre de una moda, con todos mis respetos, bastante ‘borreguil’.

Sobre las banderas: se sacaron porque el rival era el Barça. No quisiera mojarme los tobillos en este asunto (este es un blog de fútbol), pero les diré que a priori, no me gustaba excesivamente la idea, por considerar que no se sacan habitualmente, ni siquiera cuando el rival es extranjero, y sí se hace cuando viene el Barça. Creo que el Atleti debe de estar por encima de todo eso. Pero sí es cierto que la afición del Atlético de Madrid demostró ayer que es compatible la exhibición de banderas y el respeto al rival. Al fin y al cabo, nadie dice nada cuando el Camp Nou grita «¡Independencia!» en cada minuto 17 o se puebla de esteladas. Tan libertad de expresión es una como la otra.

El problema es que pese a que estamos en el siglo XXI y tenemos a nuestro alcance más medios que nunca, la manipulación informativa llega a límites que hubieran hecho palidecer al mismísimo Joseph Goebbels. Anoche había tuiteros diciendo que había banderas falangistas y/o franquistas en el Metropolitano, cosa totalmente falsa. Y un periódico deportivo catalán habló de un ambiente «absolutamente hostil con Cataluña» (ojo, no con Piqué o el Barça… ¡con Cataluña!). Por eso, lo inteligente, creo, hubiera sido no dar pie a los manipuladores. Aunque quizá se hubieran inventado otra cosa, que al fin y al cabo es lo que llevan haciendo meses.

Buen domingo.

¿Dónde están ahora aquellos argentinos que abucheaban a Messi?

Las derrotas y los triunfos se esfuman de nuestra memoria con tanta rapidez con la que llegan, respectivamente, otros triunfos o derrotas. Los aficionados al fútbol tenemos una memoria muy a corto plazo, aquella que suele llamarse ‘memoria pez’.

Y es que, si tu equipo pierde hoy, las críticas no tardarán en llegar. Y tú serás el primero que critique. Todos lo somos.  Hablaremos de mini-crisis, crisis o maxi-crisis. Pero, si tras esa derrota, mañana arrasa y logra una contundente victoria, todo el mundo olvidará el fracaso. Las crisis de las que hablábamos se convertirán en una buena racha. Así, a golpe de plumazo. Por increíble que sea, esto pasa a diario.

En concreto, esto fue lo que sucedió anoche con Argentina. Y en especial con Leo Messi. Porque sí, lo creáis o no, Leo Messi ha sido el jugador más señalado de la selección albiceleste de los últimos tiempos. Le culpaban de todas las derrotas. De no ser el mismo jugador con su país que con el Barça. De no deslumbrar y no demostrar lo que es: el mejor jugador del mundo. ¡Hasta anunció que no seguiría jugando en el equipo nacional!

Pero, menos mal que se retractó. Esto ahora parece increíble. Sobre todo después de que, anoche contra Ecuador, Leo hiciera que todos aquellos que lo criticaban, lo abucheaban y pedían que se fuese de la selección, lo adoren. Y fijaros: no han pasado ni 24 horas entre una cosa y otra. ¿Dónde están aquellos que antes le criticaban? Ahora Leo es un héroe en su país. Un «Mesi-as».

Los medios argentinos más críticos están ahora orgullosos de él. «Es argentino»; está «a la altura de Dios«, dicen unos que meses antes escribían: «Mession imposible». Se referían a la final de la Copa América que Leo «no supo ganar».

En ese mismo momento, otros decían: «Lionel Messi, ese héroe del que siempre se espera una pincelada más». Y ahora describen a Messi como “una máquina de crear ilusiones».

Lo que yo les digo, en el fútbol predomina la memoria pez.

 

¿Y tú seguirías siendo del Barça si Cataluña se independiza?

Parece que es la pregunta del millón. Esta semana me han preguntado —no menos de 10 veces— que si seguiría siendo aficionada del Barça pese a que Cataluña finalmente se independizara. Pues bien, he decidido responder a todos aquellos que tienen la duda a través de este post. A ver si así consigo que la semana que viene no me la repitan.

Es verdad, como dije en mi post anterior, que el hecho de que el deporte se politice tanto ya me hace replantearme hasta esto de ser aficionada al fútbol. Aunque bueno, eso sería exagerar, sí. Pero lo cierto es que fútbol pierde mucho cuando en su círculo se habla más de política que del propio deporte.

Por ello, mi respuesta es depende (no, aunque parezca gallega, no lo soy). Es una respuesta ambigua, lo sé. Pero en ella influyen muchos otros factores que los políticos y una posible independencia. Empezando porque es demasiado pronto para saber qué pasaría con el club azulgana en caso de que se proclame la DUI. Y es que nadie se atreve a asegurar nada todavía, no vaya a ser que se vuelva en su contra.

Pero, tranquilos, lo único que tengo claro es que nunca me haré seguidora del Real Madrid y seguiré siendo culé toda mi vida. Eso de los ‘chaqueterismos’ nunca lo he llevado demasiado bien. También es verdad que si el Barça deja de formar parte de la liga española tendría mucha menos emoción.

Varios aficionados del Barça se hacen una foto con el mural de la entrada al Camp Nou. (EFE)

Varios aficionados del Barça se hacen una foto con el mural de la entrada al Camp Nou. (EFE)

Por ejemplo, yo también soy aficionada y seguidora de la Ponferradina, que es el club de mi ciudad. Sin embargo, tuve que buscarme a otro al que seguir que me permitiera emocionarme o cabrearme cada vez que ganan o pierden algún título importante. Porque, seamos sinceros, todos sabemos que a lo máximo que puede aspirar la Ponfe (por desgracia) es a subir hasta la 2ª División o a descender de categoría. Seguro que a más de un aficionado de ‘equipos menores’ también le ha pasado.

Por esta regla de tres, si el Barça se va a otra liga (ya sea catalana, francesa o rusa) no me quedaría otro remedio que ser de la Ponferradina, del Barça y de otro equipo que pelee por títulos, tanto nacionales como internacionales, y del que pueda ser simpatizante. ¿No creen? Es que, seguramente, ni los jugadores serían los mismos…  Pero a mi me cuesta todavía hacerme a esta idea. Tendré que darle vueltas después del momento en el que Puigdemont salga al balcón de la Generalitat para proclamar la independencia. Si finalmente pasa, claro.

¿Y vosotros, culés, seguiréis siendo aficionados del Barça si Cataluña se independiza?

El Barça y Piqué: cómo mojarse en política sin querer asumir las consecuencias

Ir, pero no mucho. Mojarse, pero solo hasta las rodillas, que el agua está muy fría. Me hace mucha gracia, pero no me sorprende, la actitud de ayer del FC Barcelona, de sus dirigentes, la absoluta incoherencia de lo que hacen.

Gol del Barça en un Camp Nou vacío

Gol del Barça en un Camp Nou vacío (EFE).

El club apoya el referéndum en Cataluña y lleva mucho tiempo a favor de la independencia. Y el día que hay que dar la cara, que tiene que dar un paso adelante por sus ideales, que demostrar que es más que un club, se echa atrás porque, quizás, podría perder seis puntos de la liga del país del que quiere separarse. Todo muy lógico.

La verdad, no me gusta que el Barça como institución esté tan politizado. Básicamente, porque haciéndolo excluye a muchos de sus aficionados. Lo explicaba mi compañera Noelia, berciana y muy culé, en su post de este fin de semana. Pero si lo haces, hazlo, hasta las últimas consecuencias. ¿Qué son seis puntos en la Liga al lado de algo tan, tan importante como lo que está pasando en Cataluña? Porque lo de la seguridad era una excusa, como el mismo Bartomeu reconoció, posiblemente sin darse cuenta, porque no se entera de nada. Ni sabe, ni se atreve.

Por otro lado, tenemos a Piqué. Caso muy parecido al de su club, el que algún día presidirá. Defiende el referéndum (perfectamente respetable), y a la vez es ambiguo cuando dice que defender dicho referéndum no es posicionarse a favor de la independencia. Todos sabemos lo que piensa, lo que quiere, pero se mantiene en una posición absurdamente neutral. ¿Las razones? Solo él las sabe, pero de fondo está el tema de la selección. Declararse independentista y a la vez ir con España sería extremadamente incoherente incluso para él, por lo que tira la piedra y esconde la mano.

Ayer, dijo que si molesta, deja la selección. Pero no se va, que el Mundial está a la vuelta de la esquina. Sinceramente, no necesito que los jugadores de la selección sientan los colores, pero se agradecería un poco de coherencia en los que se dicen tan comprometidos con sus ideales.