Archivo de marzo, 2017

Gerard Piqué: ¿Se le ha ido el personaje de las manos o dijo lo que el barcelonismo piensa?

A FAVOR:

Por Noelia Pérez, @NoeliaPerez13

A Piqué le gusta más la polémica que a un tonto un lápiz y nadie debería sorprenderse. Parece que sus declaraciones, subidas de tono y acusaciones hechas a diestro y siniestro las tiene preparadas al milímetro porque en el momento en el que las aguas están calmadas, que nadie se lo espera: ¡zasca! ¿A qué venía en ese momento hablar de los procesos judiciales en los que están enzarzados Messi y Neymar? A nada, pero él lo soltó. No le importan las críticas, de hecho le gusta estar en el foco del huracán, y dijo lo que todos piensan en Can Barça pero nadie más se atreve a decir.

Gerard Pique

Gerard Pique (EFE).

Bartomeu está más pendiente de salir impune de todas los enredos en los que se ha visto implicado que en pensar en que una posible ‘mano negra’ sea la causante de ellos. Y Luis Enrique… bueno, este ya está más fuera que dentro del equipo.

Volviendo a Gerard, si lo que dice es cierto y tiene constancia de ello no me extraña que haya lanzado la bomba y haya defendido a su club, a sus colores y sus derechos. El hecho de que Marta Silva, «quien imputó a Messi y Neymar» – según sus palabras – fuera secretaria de la Junta Directiva del Real Madrid y haya estado «en el palco del Bernabeu» podría ser sospechoso por sí solo. Pero, ¿y las pruebas? Eso juega en su contra.

EN CONTRA:

Por Raúl Rioja, @raulriojazubi

A Gerard Piqué se le ha ido totalmente de las manos. Hace tiempo que se cree por encima del bien y del mal, y no hay semana en la que no se enfunde la capa de superhéroe, de gran defensor del barcelonismo, para hacer justicia. Porque él es el elegido. El señalado para destapar las injusticias de nuestro país, decirnos “cómo es España” y hacernos ver lo que solo tuiteros ilustres como Fonsi se atreven: que Florentino está detrás de todo.

Sí, en el mundo de Piqué, Messi es inocente y no defraudó a Hacienda. Pero el presidente del Real Madrid se llevó al palco a la ex abogada general del Estado y urdieron un plan para intentar enchironarle. También, ya que estaban, tramaron algo para intentar encalomar a Neymar. Su fichaje fue muy limpio, pero ya saben, la mano que mece la cuna de este país (Florentino, por supuesto) hizo que se investigaran las irregularidades hasta en Brasil. Y a Cristiano no se le investiga porque es del equipo del Gobierno.

Piqué, solo este año, ya se ha mofado de los sorteos de la Champions, ha cargado contra TVE, ha señalado a Tebas con un dedo acusador tras un partido por los arbitrajes y ahora acusa al Madrid de influir en los juicios de Messi y Neymar. Este país se le está quedando pequeño, por lo que ahora debería ir a por Trump. Nadie dijo que ser un superhéroe fuera fácil, Gerard, tocan retos mayores.

Caso Isco: chantajear a Florentino con irse al Barça hace efecto

No hay otra cosa que tema más Florentino Pérez que vuelva a darse un caso como el de Luis Enrique. Los traspasos que entre el Barcelona y el Real Madrid han sido pocos, pero muy mediáticos —véase el caso del ahora entrenador culé (primero madridista y luego blaugrana) o el de Luis Figo (primero culé y después merengue)— y el presidente del club blanco no quiere verse inmerso en otro, mucho menos siendo él el que pierde.

Isco en un partido con el Real Madrid. (EFE)

Isco en un partido con el Real Madrid. (EFE)

Todo esto Isco Alarcón lo sabe y el jugador, por ahora madridista, ha chantajeado al club con irse al eterno rival para aumentar su salario. Según publicó ayer La Vanguardia, Isco pedía diez millones de euros al año para renovar su contrato, que vence en junio de 2018 y tras el que se iría sin dejar ni un duro en Madrid.

Por su parte, el Real Madrid solo le había ofrecido seis millones y el principal problema llegó a raíz de que el Barcelona propuso (de irse gratis) una prima de fichaje de veinte millones de euros y cinco años de contrato. Pero, cuando hay una puja del Barcelona en el mercado el contraataque blanco no tarda en llegar, y eso es lo que buscaba a priori el malagueño.

Y parece ser que lo ha conseguido. A pesar de que Florentino atacó diciendo que o renovaba por seis millones o se pasaría un año viendo los partidos desde la grada, según informa hoy el diario As, Isco ha conseguido lo que quería: renovar y cobrar más del doble. El jugador continuaría así en el Madrid cinco o seis temporadas más y pasaría de cobrar tres millones brutos por temporada a ocho.

Chantaje va, chantaje viene para acabar tomando la decisión esperada desde el minuto uno. Sin embargo quizá no es lo mejor para Isco. Fichado por Florentino como un galáctico, el malagueño ha pasado casi más tiempo en el banquillo que sobre el césped y su juego no rima con el del equipo blanco pero sí con el del Barça.

No es la primera vez que es pretendido por el club catalán, al que siempre ha visto con buenos ojos, pero antes el centro del campo tenía dueños inamovibles: Xavi, Iniesta y Busquets. Ahora, con Xavi en Qatar e Iniesta a tiro de piedra de la jubilación, Isco sería la pieza clave que falta en la medular azulgrana.

Sin embargo, el presidente blanco no mira por el bien de sus jugadores, sino por el bien de su prestigio. ¿Cómo va a irse Isco al Barça por cero euros? ¡Eso sería un fracaso! Y no le falta razón… Ahora le toca mover ficha al propio jugador y decidir si acepta o no la propuesta de su presidente, decisión que parece clara. La duda que me entra ahora es… ¿de verdad va a jugar más? ¿Le compensa? Eso solo él lo sabrá.

Cuando cualquier plan parece mejor que ver a la selección española

Venga, una de confesiones al hilo de la acertada columna de Juanma Trueba de hoy: el viernes no vi el partido de la selección española.

Gol de España

Los jugadores de la selección celebran un gol (EFE).

Decía Trueba que «ni el más fervoroso de los aficionados al fútbol se habría atrevido a retrasar una cita por el partido de la selección (clasificatorio, les recuerdo), pero sí lo hubiera hecho por un torneo de verano«. Voy aún más lejos, no hace falta que sea una cita, basta cualquier plan medianamente interesante. Una buena cena, o unas cañas entretenidas, como fue mi caso.

El caso es que allí estaba yo con esas cervezas, y por ahí andaba el partido de España ante Israel en una tele perdida en un irlandés. «Vamos a ganar por tres goles al menos», dije con desinterés cuando me preguntaron si no quería verlo. Tenía que haber apostado.

Y es que la clasificación mundialista se ha convertido en eso, en un auténtico coñazo, permítanme decirlo así. En el partido ante los hebreos solo había dos posibilidades: que te aburrieras o que acabaras cabreado. Una victoria fácil, como así fue, hubiera supuesto dos horas más pendiente del whatsapp o de Twitter que del partido, mientras que de no haber ganado, un enfado monumental pensando en tiempos mejores, en cuando hace nada éramos campeones del Europa y del mundo.

Como a España le ha tocado esta vez un grupo más o menos difícil, tenemos un par de encuentros de lo más interesantes ante Italia (ya solo queda uno, después de verano), lo que dará algo de emoción a la clasificación. Pero miro con envidia a Sudamérica y esos choques apasionantes, con Argentina y Chile enfrentándose en un duelo con muchas cosas en juego en la madrugada del jueves. Ese sí lo vi, el partido fue esperpéntico futbolísticamente hablando pero tuvo la salsa de este deporte, lo que nos hace amarlo: emoción.

Mucho se está debatiendo sobre si esta selección de Lopetegui enamora o no ante las flojas entradas en los campos en los que está jugando (El Molinón el viernes fue un buen ejemplo), pero probablemente el gran problema esté en la FIFA y ese sistema de clasificación europeo que hace que el 95% de los partidos sean un verdadero bodrio.

Sí, lo de Guardiola ha sido un fracaso

Hay entrenadores con los que solo existe el blanco y el negro. Uno de ellos es Pep Guardiola. O es el mejor del mundo, o está sobrevalorado, no hay término medio. Y tras su eliminación, muchos le estaban esperando.

Pep Guardiola

Pep Guardiola en el partido ante el Mónaco (EFE).

Hace poco más de un año ya di mi opinión sobre él, que sigue siendo la misma. No consideré fracaso que se quedara tres veces seguidas en las semifinales de la Champions con el Bayern y ganara todos esos años la Bundesliga. Sí fue una pequeña decepción, eso sí.

Pero esta vez, en su estreno con el Manchester City, ya sí podemos empezar a hablar de fracaso. Caer en los octavos de final de la Champions, la primera vez que le pasa en su vida, es motivo para ello. Más aún por cómo ha sido y ante quién.

Puede parecer que este era el reto más complicado de Pep, porque en el recuerdo está cuando cogió a un Bayern campeón de todo en 2013. Y ahí es cuando hay que analizar cómo ha sido la cosa. Los citizens venían de ser semifinalistas de la Champions, y apostaron por él para dar un paso adelante tras varios años en los que Pellegrini no convencía cuando llegaba la hora de la verdad.

Para ello, Guardiola ha dispuesto de un presupuesto espectacular. Ningún equipo del mundo ha gastado tanto como el equipo de Manchester en fichajes. 220 millones de euros, nada menos. Y ahí está el gran debe del técnico catalán. Cogió a un equipo bueno, con grandes jugadores, y no ha sabido cómo hacerlo para convertirlo en grande entre los grandes:

  • Su portero era irregular (Joe Hart), y decidió prescindir de él para apostar por Claudio Bravo (20 millones). Le ha salido tan mal que ahora el titular es Caballero, suplente estos años de Hart.
  • Había carencias en defensa y se fichó a John Stones. Un fichaje a precio de oro, 55 millones, que de momento ha demostrado que se pagó mucho más de lo que vale. Sí, es responsabilidad de Pep no haber sabido emplear mejor ese dinero.
  • Su centro del campo no domina, y talento tiene para ello. Ahí tiene jugadores como Silva o De Bruyne, que no es poco.
  • Se ha pagado 50 millones por Sané, 18 por Nolito, 32 por Gabriel Jesús…

¿Qué más necesitas, Pep?

Ya se puede hablar de árbitros, hubo una decisión que favoreció al Real Madrid

Hoy, por fin, se puede hablar de los árbitros. Hace apenas unos días, casi horas, si lo hacías no había más que una explicación: que no te gusta el fútbol.

Gol del Real Madrid

Los jugadores del Real Madrid celebran un gol al Betis en presencia de Mateu Lahoz (EFE).

Sí, efectivamente, nos hemos tirado días leyendo que ante lo grandioso de la remontada del Barça, si hablabas del colegiado no eras más que un resentido, que no te gusta el fútbol (tengo que repetirlo de nuevo, aún no me lo acabo de creer), y que los colores te ciegan. Una mala persona que se estaba ahogando en su bilis, prácticamente.

Y entonces ha llegado una actuación de un árbitro que podría haber favorecido al Real Madrid. Ni siquiera está del todo claro que fuera así, porque aparte de una posible expulsión de Keylor Navas que, quizás, Mateu Lahoz perdonó, también hubo un par de penaltis posiblemente escamoteados a los blancos y un gol mal anulado a Cristiano.

De esto ya hemos hablado aquí alguna vez, solo conviene analizar una parte de la historia, en esta caso la de la no roja a Keylor, luego es evidente: otro robo del Madrid.

Haciendo el repaso a las portadas de la prensa deportiva, me ha sorprendido, quizás porque soy ingenuo, que los dos periódicos de Barcelona llevaran hoy una mención al arbitraje, dejando claro que de nuevo había ayudado al Real Madrid. Uno no espera ya objetividad. Tampoco ni siquiera ya que sean justos. Pero sí vergüenza torera. Creí a que, después de la exhibición de Aytekyn en el Camp Nou del pasado miércoles en la Champions, dichos diarios estarían un tiempo calmados con el tema de los colegiados. He vuelto a subestimarles.

Y, ya, por último, ayer domingo había gente comparando lo del Barça-PSG con lo del Real Madrid-Betis. «Los árbitros se equivocan, son humanos». Sí, efectivamente, la no expulsión de Keylor ha sido la coartada perfecta para justificar lo de Aytekin. Para no creérselo.

Otro error garrafal de Keylor Navas que reabre el debate sobre su titularidad

Viendo a Keylor Navas, me viene a la mente la célebre frase de Alfredo di Stéfano: «no te pido que atajes las que vayan dentro, pero por lo menos no te metas las que vayan fuera». Define perfectamente el estado de forma del portero costarricense.

Keylor Navas

Keylor Navas (EFE).

El partido ante el Betis ha sido uno más dentro de una temporada catastrófica, plagada de errores, goles en los que parece que puede hacer más y apenas buenas paradas. De cuajar una temporada 2015/16 siendo clave en la Undécima a cometer un fallo tras otro que está costando muchos goles al Real Madrid.

Ya no hay palabras milagrosas, los reflejos felinos parecen haber desaparecido y, lo peor de todo, ha perdido la confianza. No sale a por muchos balones por miedo al fallo y cuando lo hace, es a destiempo.

La primera parte de Keylor ante el Betis fue un show. Primero salió tarde a por un balón, no acertó a darle de cabeza y acabó arrollando a Sanabria. Casi le cuesta la expulsión, pero el árbitro no estimó, extrañamente, no estimó que hubiera habido falta. Posiblemente con la jugada aún en la cabeza, un disparo centrado del delantero intentó atajarlo Navas, se hizo un lío y acabó metiéndoselo el mismo.

Cambiar a un portero siempre es complicado y genera mucha controversia, más aún en el Real Madrid, pues estás ‘matando’ al jugador, señalándole directamente. Pero Keylor no está mentalmente y Kiko Casilla siempre ha cumplido esta temporada. Es la hora de que Zidane tome una decisión, por dolorosa que sea.

Actualización: Y sí, al final del partido una gran parada de Keylor salvó la victoria para el Real Madrid. Aun con ello, el debate está ahí.

El Barça ya ha ganado la Champions

Repito, sí, el Barça ya ha ganado la Champions, al menos su Champions particular. Y es que ayer, tras la espectacular remontada ante el PSG del equipo de Luis Enrique, tanto aficionados como jugadores, exdirectivos y hasta el propio entrenador festejaron como si la Orejona ya estuviera puesta en la vitrina del Camp Nou.

El sueño de todos los culés -que parecía imposible que se cumpliera- se hizo realidad en un momento en el que nadie se lo esperaba: el último segundo del partido. Sergi Roberto le quitó el puesto a Ramos y consagró una remuntada histórica que quedará grabada en la memoria de todos los aficionados al fútbol.

Los nervios, acompañados de temblores y taquicardias, en los últimos instantes hacían presagiar el milagro. «Esto ya está sentenciado», decían algunos en el minuto 87. «Es imposible que marquen otro gol en el último minuto», afirmaban otros.

Leo Messi, manteado por sus compañeros al final del partido. (FCB)

Leo Messi, manteado por sus compañeros al final del partido. (FCB)

Pues bien, esos que tiraban la toalla no conocen al Barça y su poder de cumplir sueños. Porque cuando todos los factores se alinean, cuando el Camp Nou se convierte en una olla a presión (cosa que por desgracia no sucede muy amenudo) y cuando los jugadores luchan con garra contra quienes los daban por eliminados… una gesta así puede lograrse. Es más, lo más probable es que se logre.

Todo comenzó como los más optimistas esperaban y el gol en el minuto 2 fue decisivo. Tanto que hizo que el París Saint Germain desapareciera del partido. El temor de los galos estaba a flor de piel y eso lo supieron aprovechar muy bien Neymar y compañía. Y lo más importante: los jugadores no decayeron ante el tanto de Cavani que parecía sentenciar la eliminatoria. Buscaron el pase a cuartos y lo encontraron con tres goles en seis minutos.

Y vale sí, el árbitro también fue determinante. Los dos penaltis que pitó a favor y que no eran hicieron posible la épica. Pero hubo otros factores más importantes que influyeron la remontada: unión y fuerza. Sin esas dos cosas hubiera sido imposible dale la vuelta al marcador pese al ‘robo’ del que hablan en Madrid y al que atribuyen la proeza.

No voy a criticar al equipo de Unai Emery porque lo único que se debe hacer en este momento es elogiar al Barça y disfrutar de que uno de los mejores equipos del mundo (sino el mejor) vaya a disputar más partidos europeos. Y quién sabe si al final pueda lograr de verdad la ansiada copa de campeón o Luis Enrique se retracte de su decisión de irse

El madridismo o cómo nunca estar conforme con nada

Ayer, el Real Madrid se clasificó para los cuartos de final de la Champions. Tampoco es gran cosa, pensará usted. Aún no ha ganado nada y el cruce ha sido ante un rival complicado, pero sin pasarse. No es precisamente el Nápoles candidato a nada.

Cristiano Ronaldo

Cristiano Ronaldo (EFE).

Y se ha pasado de aquella manera. O ese al menos es el sentir general. Una mala primera parte hizo que los blancos se vieran a un gol de la eliminación. Hoy se leen más críticas que halagos, pese a que el resultado global fue un contundente 6-2.

Pues bien, quiero recordar que hace no tanto, al Madrid le eliminaban de la Champions en esa fase. Constantemente. Año tras año. Hasta seis veces seguidas. Unas veces era el poderosísimo Olympique de Lyon, otras el Arsenal (ejem). O la Roma, que el año pasado todo eran bromas cuando le tocó a los blancos en el sorteo, pero que nos eliminó en 2008 con un equipo más bien justito.

Y luego está lo del chorreo. Ya saben, lo de Liverpool, esos cuatro goles que cayeron como una losa en Anfield. Ahora esas cosas le pasan a otros.

Recuerdo perfectamente que yo solo quería dos o cuatro noches más con amigos y cervezas, ni soñaba con que la ganáramos. Ahora, esa inercia negativa, esa depresión constante, ese quedarse sin Champions a las primeras de cambio, hace ya tiempo que se acabó. Y qué poco sabemos apreciarlo.

Esa inercia se modificó, por cierto, el día que Florentino, hundido tras Alcorconazos y Lyonazos, decidió que había que fichar a José Mourinho, aunque bueno, ese es otro debate. Lo que sí está claro es que algo ha cambiado en este equipo en estos últimos años, de ser un equipo acomplejado por tanto fracaso y por el mejor Barça de la historia a que al madridismo le sepa mal pasar a cuartos por 6-2 solo porque el juego del equipo no ha sido del todo bueno. Qué rápido se acostumbra uno a los éxitos.

 

Fernando Torres y el día que se les paró el corazón a todos los atléticos

Torres, celebrando un gol esta temporada (GTRES).

No estaba viendo el partido y he decidido entrar en Twitter para ver qué decía la parroquia tuitera atlética sobre el partido ante el Dépor. La casualidad (o un sexto sentido, qué sé yo) ha querido que justo entrara en la red social del pajarillo azul y empezar a leer reacciones de verdadero pánico. La terrible caída y golpe de Fernando Torres, en Riazor este jueves, ha dejado sin habla a todos los colchoneros.

He visto las imágenes después y han sido verdaderamente escalofriantes. Vrsaljko intentando sacar la lengua de su cavidad bucal, el rostro desencajado de Jose Giménez… de repente, ni el partido, ni la Liga, ni la temporada importaban, sólo que lo del Niño no fuera nada.

Por suerte, las primeras informaciones tranquilizaron a la afición: trauma craneoencefálico, fuera de peligro y en observación. Mientras escribo estas líneas, no se sabe aún cuánto tiempo estará Fernando fuera de los terrenos de juego, pero lo más importante es que se recupere bien. Y que dentro de un tiempo, podamos echar la vista atrás y recordar como un susto el día que se les paró el corazón a todos los atléticos.

Luis Enrique deja al Barça compuesto y sin novia, ¿y ahora qué?

Como ya adelanté hace tan solo quince días, a Luis Enrique le quedan dos telediarios en el Barça. Y hoy lo confirmó el propio técnico azulgrana. El asturiano decidió anunciar, tras golear 6-1 al Sporting de Gijón, que no renovará con el equipo culé y dejará su puesto al final de esta temporada.

Quizá no fuera el mejor momento ni el más esperado para comunicarlo y quizá nos pilló a todos traspuestos, pero era una noticia que se veía venir desde hace, por lo menos, un par de meses. O desde la pretemporada, como afirmó Bartomeu… quién sabe… Lo que sí sabemos es que cuando el ambiente está caldeado en Can Barça o el club no pasa por su mejor momento, las críticas de un sector de la afición y de la directiva caen siempre hacia el mismo lado: el entrenador.

Luis Enrique, en rueda de prensa. (FCB)

Luis Enrique, en rueda de prensa. (FCB)

No cabe la menor duda que el legado que deja el asturiano es grande. Ocho títulos en dos años: dos ligas, dos Copas del Rey, una Supercopa de España, una Champions, una Supercopa de Europa y un Mundialito de Clubes. Y podría aumentar en los tres meses que le quedan.

Sin embargo, Luis Enrique siempre ha sido foco de crítica. Ya sea por su manera de actuar ante la prensa, su semblante serio y poco amigable, con bastantes discusiones de por medio, o los rumores que decían que el míster no cuajaba bien con algunos de sus jugadores (véase Aleix Vidal, Rakitic e incluso tuvo algún que otro rifirrafe con Leo Messi). Pero, ahora, cuando nadie lo esperaba, deja al equipo de su vida compuesto y sin novia (o entrenador).

El asturiano necesita «descansar» y en Barcelona comienza la búsqueda de nuevo técnico. Muchos nombres y caras conocidas en el mundo del fútbol, tanto nacional como internacional, planean como posibles reemplazos… pero la mayor duda llega cuando nos preguntamos: ¿Cuál es el adecuado? ¿Cuál tiene ADN-Barça?

¿Sampaoli? ¿Valverde? ¿Koeman? Comienza la cuenta atrás. En tres meses lo sabremos, o en menos….tic-tac…