El poso que ha dejado la final del Mundial de Clubes es que el Real Madrid ganó casi de milagro. Por esa pegada de la que tanto se habla y que no acabo yo de ver en cada partido de los blancos. Y que ganó, básicamente, por la suerte y por una ayuda arbitral.
Así, se me ha ocurrido ir a las estadísticas de la final. Tras leer en todos lados el fantástico partido que hizo el Kashima japonés (que lo hizo, ojo), y el desastre que fue este Real Madrid que al parecer no juega a nada (pese a que lleva 37 partidos sin perder, desde febrero), suponía que me iba a encontrar con mucha más posesión de balón de los nipones, mucho más disparos a puerta y muchas más ocasiones de gol.
Pues bien, esto es lo que reflejan las estadísticas del partido (*web de la FIFA, de Marca y de As):
- El Real Madrid tuvo el 64% de la posesión, por el 36% el Kashima Antlers.
- El Real Madrid tiró entre los tres palos 12 veces, el equipo japonés 5.
- En total, el Real Madrid hizo 30 intentos de disparo (entre los que fueron a puerta, los que fueron fuera y los bloqueados, por 11 el Kashima.
- El Real Madrid lanzó 14 saques de esquina, por 6 el conjunto nipón.
- El Real Madrid hizo 14 jugadas de ataque, por 6 el Kashima Antlers.
- Keylor Navas tuvo que intervenir (paradas) en 3 ocasiones. Hitoshi Sogahata, el portero japonés, en 7.
No, no veo por ningún lado la superioridad del Kashima y el desastre del Real Madrid. De hecho, considero lo normal que gane el partido el equipo que ha tenido más posesión, ha disparado más veces a puerta, ha sacado más córners y ha atacado más. Quizás lo raro fue que el partido se fuera a la prórroga.