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Maluma, espero que mi firma, aunque de hembra, sirva para chingar tu último sencillo

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Maluma en los Grammy latinos, en 2015. (GTRES)

El reggaetón es calor, es baile, es atrevimiento, pero lo que es innegable también es que muchas de sus letras -al margen de lo obscenas y explícitas que resultan la gran mayoría-, son tremendamente machistas, por mucho que muevan tus piernas más rápido sobre una bici o hagan más divertido un atardecer en la playa con los amigos.

Maluma, el cantante colombiano de 22 años y más de 3 millones de seguidores en twitter, se ha atrevido a publicar Cuatro babys sin importarle la cosificación, humillación y degradación de la mujer que lleva implícita la misma, en la que nosotras somos unas mantenidas que nos limitamos a complacer sexualmente al macho alfa y donde la vulgaridad es la directriz.

Y, por mucho que ahora el chaval se dedique a proclamar su amor por su madre en las redes sociales y así parecer Bambi, no va a hacer que pensemos distinto de su single, una auténtica basura que debería retirarse.

Me gustaría saber con qué tipo de valores ha crecido el cantante para mandar esos mensajes al mundo y al público que le sigue, sobre todo chicas, qué ironía. Prefiero pensar que en lugar de un misógino se trata de una joven marioneta absurda que se limita a ejecutar lo que le dicen sin criterio alguno, con tal de vender y estar en boca de todos, de generar polémica, aun a costa de arrastrar a las hembras que se supone que somos, con las bragas abajo y la inteligencia y el corazón en ninguna parte.

Estrofas como “siempre me dan lo que quiero. Chingan cuando yo les digo. Ninguna me pone pero” se unen a otras como “La primera se desespera. Se encojona si se lo echo afuera. La segunda tiene la funda. Y me paga pa’ que se lo hunda. La tercera me quita el estrés. Polvos corridos siempre echamos tres. Me tienen bien confundío. Ya no sé ni con cuál quedarme. Y es que todas maman bien. Todas me los hacen bien. Todas quieren chingarme encima de billetes de cien”.

Para colmo, el intérprete se defendía de las críticas comparándose con Jesucristo. Modesto baja, que sube Maluma.

De esta manera, el género femenino, usado y descartado, aparece en cada estrofa de la canción de este ídolo de masas que entre todos y todas estamos consiguiendo que sea la más descargada de internet, aunque paralelamente a mí me haya faltado tiempo para entrar en Change.org y firmar para así conseguir la retirada de su último sencillo y defender que se nos trate con respeto.

Con este tipo de ejemplos dejamos patente que no está superado eso de la igualdad entre hombres y mujeres, porque si así fuera no sólo este videoclip jamás habría existido, sino que de haberlo hecho, nunca se habría publicado.

Vomitivo todo.

Avec tout mon amour,

AA

maluma

Johnny Depp y sus sombras tenebrosas

Actor Johnny Depp goes on stage to accept the award for favorite movie actor at the People's Choice Awards on Wednesday, Jan. 5, 2011, in Los Angeles.

Hace meses que en mi vida, presuntamente, el chocolate es más amargo, las tijeras más afiladas en manos de alguien que viaja con murciélagos y pirañas disecados, los conejos blancos menos blancos y la idea de un viaje en la cubierta de La Perla Negra una sucesión de sombras tenebrosas y macabras canciones que provocan escalofríos.

Un extenso desfile de personajes y criaturas extraordinarias se derrumbaron ante mis ojos al sentir que detrás de una conmovedora mirada y unos angulosos rasgos de estrella del rock, detrás de tanto maquillaje y una industria que vende ilusiones, tal vez no existiera la misma suerte de quien encuentra la dulzura de un billete dorado dentro de un Willy Wonka.

Ni siquiera la anécdota que viví en París, ya hace tiempo, cuando encesté migas de pan en el sombrero de un individuo que resultó ser Depp, me hace sonreír ante un escenario de dudas.

Como todos sabéis, el tormentoso divorcio de Heard y Depp se resolvía esta semana pasada con la retirada de los cargos contra el actor por parte de Amber y una indemnización a su favor de 7 millones de dólares que irán a parar a la American Civil Liberties Union, para combatir la violencia contra mujeres, y a un Hospital de niños en Los Ángeles.

Os doy mi palabra de que, días antes de que la paz tuviera un precio, habría enjuiciado a Depp con la pasión irracional de quien se cree a pies juntillas todo lo que cuentan, pero cuantas más noticias leía al respecto mi ira decrecía. Y no sólo porque me pareció sorprendente que la actriz fuese arrestada en el 2009 por golpear a su novia, Tasya Van Ree, o porque los vecinos hayan asegurado no haber visto hematomas faciales en la piel de Amber, sino porque recordé de repente el escarnio público al que se vio sometido Michael Jackson cuando un niño le acusó en 1993 de haber abusado sexualmente de él hasta que, al morir el cantante, la conciencia reventó y la criatura, ya mayor, admitió haber mentido en un pasado en el que su padre y él recibieron 22 millones de dólares de la fortuna de Jackson para acallarles. Bien es cierto que luego hemos ido “Descubriendo Nunca Jamás” y nos hemos topado con una sala de perversión en Neverland repleta de pornografía infantil y vídeos bondage… pero ese es otro tema.

Así pues, no seré yo quien se atreva a juzgar a Depp, ya que la duda me hace retroceder. Hay muchos testigos a su favor, mujeres que han tenido peso en su vida que le respaldan y un vídeo -que supuestamente compromete al actor- demasiado confuso. Además, la policía no vio evidencias de malos tratos y no ha existido un juicio, así que de ser cierto que estos hechos violentos no tuvieron lugar, nos habríamos equivocado todos al sentenciar categóricamente a Depp.

Ni siquiera la inteligente decisión por parte de Amber Heard de haber donado el dinero obtenido -con la que ha conseguido quedar como la buena de la película- aclara nada. No sabemos si se trata de una manera (muy solidaria) de decirle al mundo que “ella no es una cazafortunas”, una fórmula para limpiar su imagen o la clave para evitar que la meca del cine le cierre las puertas para siempre.

Sea como fuere, reivindico Tolerancia Cero ante la Violencia de Género. Pero seamos cautos porque, desgraciadamente, en un pequeño número de ocasiones (el 0.4 %, según un informe del Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del CGPJ), hay personas que se amparan en que la ley ejerce una sobreprotección y discrimina positivamente a las mujeres para emitir denuncias falsas.

A la hora de pronunciarnos públicamente, deberíamos asegurarnos de que hemos identificado a la víctima real y no olvidar el Derecho Fundamental de Presunción de Inocencia.

Lamentablemente, la inmensa mayoría de las acusaciones son ciertas y estamos en el deber de dar un paso adelante y denunciarlo. Gritemos bien fuerte y luchemos todos y todas contra el maltrato.

¡POR UNA SOCIEDAD LIBRE DE VIOLENCIA DE GÉNERO!

(Teléfono del Maltrato: 016)

BASTA YA.

 

Avec tout mon amour,

AA