Ser sonámbulo

Escultura realista de un sonámbulo. Artista: Tony Matelli.

Escultura realista de un sonámbulo del artista Tony Matelli.

Anteayer me desperté de madrugada con el brazo de mi pareja agarrándome, las zapatillas puestas en mis pies desnudos, la sensación de haberme quedado a medias en una conversación que de repente ya no recordaba y el eco de unas risas que le dedicaba a alguien que ya no existía en aquella habitación.

Hacía mucho tiempo que no tenía un episodio sonámbulo y cuando me quise dar cuenta me latía el corazón a cien por hora, completamente desorientada.

Imagino que en el puzle de vuestra cabeza me habréis dibujado desde el primer párrafo como una zombie rubia con los brazos extendidos y los ojos abiertos caminando sola e intuyendo el pasillo de casa. Sin embargo, yo soy más de abrir ventanas o deambular hacia el salón para dormir en él, reconociéndolo con los ojos cerrados, espero.

Los sustos de mi vida se remontan a la tierna edad de 11 años, cuando una noche mis padres observaron atónitos cómo abría la ventana y suplicaba que me devolvieran mi pelota roja, después de haberla perdido aquella tarde en la piscina cuando jugaba a las palas con mi hermana. Tuve la suerte de una persiana bajada y unos padres vigilantes.

Supongo que seréis unos cuantos los que habéis sufrido ese estado tan extraño en el que el cerebro está lo suficientemente activo como para que uno se pueda mover, pero no tanto como para que uno se despierte.

He escuchado casos en los que las personas se ponen a limpiar, a cocinar, abandonan el hogar, orinan, se visten o conducen dormidos. Y, aunque pueda asustar, en general se trata de un fenómeno inofensivo, a no ser que los sonámbulos se amputen un dedo con un cuchillo, se quemen, consigan arrancar el coche o los vecinos les agredan con una sartén si intentan entrar en su casa sin avisar.

Hay casos increíbles en los que gente que está despierta no sabe coger un pincel y cuando está dormida crea obras maravillosas -como es el caso de Lee Hadwin-, asesina (“sonambulismo homicida”), o practica sexo (“sexomnia”) sin que luego recuerde nada.

En cuanto a despertar a un sonámbulo, lo más sensato para que no se haga daño es devolverle a la cama cuidadosamente, sin despertarle.

Y si dudáis de vuestros movimientos, a partir de ahora, cuando durmáis solos en casa, echad la llave con doble vuelta y escondedla lejos de vuestra cama, apartad los objetos punzantes que tengáis a mano y poned una cámara como las que utilizan algunos padres desconfiados con las nannies de sus hijos.

 

Avec tout mon amour,

AA

3 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Silvia

    Jajajaj ay Adriana … yo tengo un amplio abanico de anécdotas con mi hermano , yo era el blanco de casi todos sus despertares sobretodo porq cuando lo veía salir de la puerta de su habitación dormido/despierto me entraba la risa .. recuerdo el día q estábamos ya entrada la noche viendo la tele , sonó el timbre nos miramos , me asomé a la ventana ( era nuestro videoportero) y lo vi en pijama descalzo en el portal…. y así un suma y sigue, te entiendo perfectamente
    ..

    02 diciembre 2016 | 10:36

  2. Dice ser la vida es sueño y vuelo sin guía

    Yo era sonámbulo de noche. Ahora soy sonámbulo todo el día.

    02 diciembre 2016 | 10:52

  3. Dice ser si no ronca, por supuesto

    Sonámbulo con pincel que hace maravillas…. Eso está bueno como la nueva excusa sustituta del dolor de cabeza. Dice una, anda duérmete que sonámbulo lo haces de maravilla….

    02 diciembre 2016 | 10:55

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