Ha sido un fin de semana fantástico. Tenía la fecha del Festival de Series 2014 marcada con letras rojas en el calendario de la cocina, y cada vez que pasaba por delante pensaba: «Por R’hllor, que el nene no se me ponga malito». Aunque ya me desvirgué el año pasado y puse cara a un montón de amigos tuiteros, bloggers y demás fauna seriéfila de las redes, todavía quedaba gente a la que no conocía. Porque en el Festival de Series lo de menos es ver series (al menos para mí). Lo más apetitoso es poder tomar cañas y gintonics (ahora os contaré mis pesares) con gente que se desvive por hacerse una foto con Alicia Florrick o que lame el suelo que pisa Don Draper.