Empieza la operación bikini y tú lo único que haces es imaginarte el jabalí dorado y crujiente, rebosante de salsa, de Obélix. Miras la lechuga y las manzanas en tu nevera y sientes ganas de destruir el mundo tipo Godzilla.
Mientras mordisqueas una zanahoria con lágrimas en los ojos decides ponerte un episodio de una serie a ver si te animas. Y ahí están ellas: Lorelai y Rory Gilmore, más flacas que un insecto palo y venga a devorar tortitas, donuts y café con triple cucharada de azúcar.
Gritas y, con un temblor de manos, rasgas a cámara lenta el Último Huesito y lo acercas a tu boca mientras susurras
«Gizmo, caca».
Si no quieres echar por tierra tu esfuerzo, hay series que NO DEBERÍAS VER. Si, por el contrario, quieres ganar unos kilos, abre la puerta a la avalancha.