Hay días en que uno quiere olvidarse del mundo. Nuestro jefe ha demostrado su incapacidad estilo Steve Urkel, nuestra madre nos ha hecho una jugarreta que ni Livia Soprano y el mundo, en general, parece más insoportable que las esquinas de Baltimore.
No tenemos un muñeco vudú a mano para resarcirnos, pero sí podemos hacernos una sesión mindfulness con algunas buenas comedias que nos harán olvidarnos por un rato de REDRUM. Con estas, a mí siempre me funciona. Allá vamos.