Uno de los aspectos más relevantes de la emisión de Fariña es que abre la veda a hablar sobre temas que habitualmente se han ignorado en televisión.
La madurez de la ficción de un país también denota madurez democrática (y viceversa), ya que lleva a reflexionar sobre historia reciente, conflictos sociopolíticos y económicos que afectan de primera mano a los espectadores.
Para que se llegue a este punto es necesario que las productoras y cadenas se quiten el miedo, renuncien a lo formulaico, respeten la inteligencia del público y apuesten por guiones críticos.
Que una productora como Bambú (que ha abrazado la fórmula como fuente del éxito con productos cuestionables) y Atresmedia hayan dado este paso me parece no solo encomiable sino necesario. Lee el resto de la entrada »