Atención, spoilers.
Las piezas ya están asentadas sobre el tablero y la segunda temporada de Westworld se encamina hacia la recta final eliminando, uno tras otro, los misterios planteados y posicionando la narración en dos niveles fundamentales: la búsqueda de la verdadera identidad y libertad de los anfitriones versus la pervivencia del negocio de la eternidad digital.
Estos dilemas confrontados, una vez resuelta la primera fase del laberinto/enigma del parque, nos sitúan en un lugar muy distinto a lo que discernimos en la primera temporada.