‘Fuga en Dannemora’ (Escape At Dannemora) ha pasado bastante desapercibida en la conversación seriéfila. Sin embargo, ha sido nominada a los Globos de Oro 2019 y Patricia Arquette, una de las protagonistas junto con Benicio del Toro y Paul Dano, ha obtenido el galardón a mejor actriz de miniserie por una interpretación memorable, como ya adelanté aquí.
Esta semana he estado sumergida en esta historia integrada por ocho partes y, aunque al principio tuve la impresión de que se demoraba demasiado presentando tanto personajes como sucesos, lo cierto es que he acabado rendida a sus pies.
‘Fuga en Dannemora’, como su título indica, es una historia carcelaria basada en hechos reales. Aunque la narración pueda parecer a priori mil veces vista/leída, tanto su dirección, a cargo de Ben Stiller, guion —escrito de manera magistral por Brett Johnson y Michael Tolkin—, interpretaciones y banda sonora configuran una narración hipnótica, contundente y tan hermosa como dura visualmente.
La dirección de Ben Stiller, que no sabéis lo que me ha sorprendido, logra el propósito tantas veces olvidado de transmitir mediante imágenes las emociones: la opresión y claustrofobia de la cárcel y de la preparación de la fuga, así como reflejar de manera sobresaliente los caracteres de los personajes que, en ocasiones, se definen con un simple y certero gesto.
Además de una escritura que muestra la vida de la cárcel y profundiza con veracidad en la América profunda de comida rápida, aburrimiento vital y trabajo duro de clase proletaria, el verdadero acierto consiste en enseñar sin juzgar a los personajes: Joyce ‘Tilly’ Mitchell (Patricia Arquette), la funcionaria de prisiones que regenta el taller de costura, una cincuentona insatisfecha en plena crisis matrimonial que no duda en ejercer su autoridad para mantener affaires con los presos Richard Matt (Benicio del Toro) y David Sweat (Paul Dano).
Este triángulo, en el que se establecen relaciones de intercambio de favores, es el epicentro de la narración, que te arrastra lentamente pero sin tregua a un drama de personajes que ven su vida desvanecerse entre las paredes de la prisión.
Del Toro como el encantador y educado pintor Richard; Dano como el flemático David y Arquette como la viperina Tilly se comen la pantalla con su carisma y capacidad de personificar de manera vívida a los caracteres, efectuando unas magníficas interpretaciones con pura química entre los actores.
Sin embargo, lo de Arquette es de otro mundo. Tanto su transformación física como su actuación te mantienen absorto frente la pantalla, y cada expresión de su rostro, que recorren múltiples emociones, es un deleite para los que disfrutamos y apreciamos una excelsa interpretación. No por nada ha dejado en la cuneta a rivales como Amy Adams en ‘Heridas abiertas’ o Laura Dern en The Tale.
Pese a su inicio parsimonioso y, quizás, un exceso de metraje, merece la pena internarse en su mundo: el premio que obtendréis a cambio lo vale.