Hacía tiempo que una serie no me desgarraba así. Exactamente desde que vi el desolador «Ozymandias» de Breaking Bad en el ya lejano 2013. The Americans había estado preparando la conclusión a golpe de silencios, miradas incómodas y un ambiente de malsana tensión. Y la única cosa clara era que no tenía ni la más remota idea de lo que iba a suceder ni cuál iba a ser el destino de la familia Jennings.
Así que me preparé. En casa no había nadie y me senté frente a la televisión con el corazón en un puño. Tan nerviosa —o incluso más— de lo que había estado con el fin de Walter White de quien, a diferencia de los espías rusos, sí presentía su sino. (Atención, spoilers)
El episodio empezó y noté cómo el nudo en mi garganta iba en aumento, un nudo que se desató en la ya mítica escena del garaje y ya no paró hasta que la pantalla quedó en negro.
En The Americans nada es obvio. Stan Beeman había sido el vecino molesto de nuestros espías rusos en un inicio casi de deus ex machina. Pero la resolución del conflicto no lo fue. Asistí inaudita al intercambio de diálogos donde lo más doloroso fue la sensación de traición:
—Eras mi mejor amigo —le espeta Stan a Philip.
Y lo era.
Stan era el único que lo comprendía cuándo empezó a intuir que su cometido carecía de sentido. Estuvo allí apoyándole. Pero también Philip le ofreció su hombro a Stan con las confidencias del naufragio marital y al inicio de la nueva relación.
Pero, ay, como ocurre en las mejores narraciones el conflicto sobrevolaba a los protagonistas como una sombra y los secretos que no se decían pesaban demasiado. Unos ideales enfrentados hacían imposible la confianza plena.
Por eso la escena del garaje fue tan triste. Lo de menos, como hemos sabido desde la sobresaliente tercera temporada, era la trama de espionaje. Lo más relevante eran las relaciones humanas, las derivas vitales, los compromisos familiares y, claro que sí, la amistad.
Fue inevitable sentir alivio cuando el coche arrancó. Stan se quedó allí, de pie, todavía digiriendo lo que acababa de suceder y entendiendo que, aunque quisiera, no podía acabar con esa familia a quien tanto quería. Sus años en el FBI le habían hecho ver la vida con sus infinitos matices de gris. Y los afectos pesaron más que los conceptos.
Y cuando pensábamos que lo más dramático había pasado, la decisión del abandono. Por su bien. Él no sabía nada. Era completamente americano. El cabo suelto de Henry, un personaje que casi no ha tenido sentido durante las seis temporadas excepto para cerrar el círculo de esta forma brutal: dejándonos casi al borde del abismo por el dolor que el niño/joven debió sentir al conocer la verdad del fraude de su existencia.
Y sin dejarnos tomar aliento el salto a otra secuencia formidable: la del tren, con un giro que no esperábamos pero que es completamente coherente con el personaje de Paige.
Su bondad innata y su desprecio hacia la violencia —intuir/saber lo que de verdad habían hecho sus padres— la llevaron, en el último momento, a reconocer que ella nada tenía que ver con esa vida impostada que habían querido construirle y que, sin embargo, más allá de ideales efímeros, había una persona que de verdad la necesita: su hermano.
Ay.
Los rostros de Philip y Elizabeth al mirar por la ventanilla y ver a Paige en el andén es una de las escenas más emotivas que he visto en televisión. Un dolor que se forja en silencio y que nos habla de todo lo que han perdido en pos de ese ente abstracto llamado patria, de la soledad, del futuro incierto.
Y ya con el espectador completamente exhausto ante los sucesivos conflictos que se van cerrando, el esperado final: la llegada a un hogar que ni tan siquiera reconocen y donde todavía resuena la imagen de la familia en el McDonald, con esa última mirada de Philip cargada de melancolía ante lo que podía haber sido y no fue, ante las contradicciones casi inasumibles de su vida, ante una felicidad que se le escapa de las manos.
Con el memorable y hasta cierto punto irónico «START» (S06E10) ha dado fin uno de las últimos grandes títulos que quedaban en emisión. Una serie ninguneada en los grandes premios, con un arranque difícil y un desarrollo magistral que, los que la hemos vivido desde sus inicios, no olvidaremos nunca.
Por su sutileza narrativa, por la fuerza de las emociones que se plasman en miradas y en pequeños gestos, por sorprender siempre, por sus montajes musicales capaces de romper nuestro corazón, por sus interpretaciones merecedoras de todos los galardones y por ayudarnos a comprender un poco más la oscuridad del alma humana The Americans merece un lugar de honor en la historia de la televisión.
PS Este artículo está dedicado a toda la gente de Twitter que se ha emocionado con The Americans y ha compartido conmigo sus sentimientos episodio tras episodio. Larga vida a los Jennings, folks!
Nota en Mis Puntuaciones
Ya sabéis que he escrito un par de libros que esperan ansiosos que les echéis un ojo. Las series de mi vida, donde hablo de ficciones como The Wire, Los Soprano, Mad Men, Breaking Bad y otras joyas que quizás queráis descubrir.
Sí, estoy de acuerdo, ha sido una gran serie magníficamente desarrolada y filmada a lo largo de seis temporadas, lástima que la úlitma haya resultado un compromiso en donde se notaba las prisas por terminar, de hecho sólo fueron diez episodios en vez de doce, con un toque de final feliz pero insulso, terminando esta magnífica historia de un capotazo, como he dicho, más por compromiso que por seguir la saga de las estupendas temporadas anteriores. Todo lo bueno se acaba, como pasará con Homeland, en su próxima y última temporada la octava, menos mal que dentro de la gran cantidad de series -repetitivas e insulsas la mayoría- se pueda optar a ver trabajos tan bien hechos con historias, personajes y actores que parecen surgir de la realidad. Ójala vuelvan pronto.
14 junio 2018 | 10:05
La última gran serie para ti…
14 junio 2018 | 11:14
A mi me ha encantado la serie, de las mejores que se han hecho sobre espías, manteniendo el nivel y la calidad hasta el final. Una curiosidad muy poco conocida sobre la serie:
https://documentalium.blogspot.com/2016/08/the-americans-los-espias-reales-que.html
14 junio 2018 | 12:47
¿Quién nos iba a decir que Henry sería una pieza clave de la historia?
Maravilloso artículo para despedir una maravillosa serie. Suscribo todo ¡Gracias , Cecilia!
P.D.: alguien por aquí ha olvidado tomar fibra… 😉
14 junio 2018 | 15:15
he intentado comentar pero se me borran los textos, no se que pasarà, intentarè mañan
14 junio 2018 | 20:24
Gracias Cecilia por tu review, la comparto casi toda y cuesta encontrar en español alguna que no sea superficial.
Quisiera comentar que he leído varias opiniones q dicen q Stan los deja ir gracias a la manipulación de Philip. No pienso asì, creo q Stan toma la decisión y no se arrepiente (“I’m gonna kill him” le murmura a Aderholt frente al retrato hablado a pesar de saber que Philip ya huye a Canada), y creo que en su decisión primaron los sentimientos, Henry (convertido al fin en doloroso salvoconducto) y el pensar que al final todos son peones en el tablero de esa guerra insana que deben pelear (mal que mal, èl tb hizo cosas malas, matò a Vlad, reclutò a Nina y la envió a la muerte, grabò a Oleg a escondidas lo q pudo costarle la vida, etc).
Tambien me gustò el trato respetuoso que se diò a los rusos en la serie, lejos del habitual estereotipo y caricatura con que los muestran en norteamerica, acà son personas, familias, con altos y bajos, virtudes y defectos, como todos.
Termina una gran serie, conectè con The Americans de una forma especial que no se si se repita con otra, y por supuesto, la echarè de menos, gracias
14 junio 2018 | 20:56
Gracias Isa y Maria Inés. Qué emocionante ha sido ese viaje. Uno de los más apasionantes de los últimos tiempos.
Maria Inés, creo que es bastante evidente las motivaciones de Stan. Les quiere demasiado y también comprende lo que le están diciendo que, en realidad, es beneficioso para el gobierno americano. Pero desde luego los deja ir por el cariño que les tiene… E incluso se ocupa de Henry.
Gracias por comentar y por compartir sentimientos sobre esta grandiosa serie. Un saludo!
15 junio 2018 | 10:06
Me parece maravillosa la comparación con Ozymandias. Y no es baladí, pues yo pensé lo mismo y, como tú, no lloraba tan amargamente desde aquella horrorosa y escalofriante escena en Alburquerque, hace casi 5 años. Como aquella madre desesperada por proteger a sus hijos, Paige decide en un instante elegir por si misma. Aunque las consecuencias sean la destrucción de la familia (en serio, nuevo género cinematográfico ya!). Suena U2 de nuevo, cuando nos creíamos ya a salvo de la devastación emocional que conlleva la voz de Bono. Y se te rompe el corazón. Se te parte el alma. El rostro contenido de Keri Russell no está pagado con ninguna estatuilla. Me parece fascinante como con un solo segundo, en una sola escena, son capaces de transmitir tanto a nivel emocional e intelectual, destruyéndote por dentro a la vez que razonas todo lo que conlleva para los personajes semejante bomba, enriqueciéndolos hasta el último momento.
Muy de acuerdo también con lo de la última gran serie en emisión. Todas las grandes se han ido apagando. Treme, Los Soprano, The Wire, Six Feet Under, Mad Men, In Treatment… y llevo tiempo empezando series con la esperanza de volver a encontrarme con ese Ozymandias, ese START que me haga sentir con todas las letras y me devuelva el amor por el medio. Pero cada vez resulta más difícil. Veremos a ver qué tal Halt and Catch Fire, que me huele a que es una de las grandes que he dejado escapar.
Gracias por el magnífico artículo, Cecilia.
16 junio 2018 | 01:59
Muchas gracias, Aitor, por tu currado y amable comentario. No dejes escapar Halt anche Catch Fire. Es otra serie maravillosa que habla sobre la vida y las relaciones con una gran inteligencia y sensibilidad. Le debo un post a su impresionante final. Un saludo ☺
17 junio 2018 | 14:06
A mi es una serie que me ha gustado muchísimo, y creo además que deja un final abierto, René, Oleg, Henry, Paige, ellos mismos…
19 junio 2018 | 19:29
Acabo de terminar de ver la serie “The Americans” en su sexta y última temporada. De todas las series que he visto, “The Americans” tenía todos los ingredientes para no perderme ni un capítulo. Basada en hechos que acaecieron a finales del siglo pasado, (cuando Obama expulsó a los últimos espías soviéticos) el drama y la intriga se complementan continuamente.
Un secreto guardado 20 años hasta a sus propios hijos. Una actividad secreta (el Directorio S) y escondida a los ojos de amigos, vecinos y familia. Dos espías “durmientes” soviéticos viviendo en Estados Unidos.
A pesar de que algunos capítulos me han parecido un poco lentos de ritmo y de trama, la tensión va en aumento.
La escena del garaje ha quedado para los anales de la historia de las series de televisión. “Tu mejor amigo te ha traicionado”, podemos decir mirando a Stan. “Tu mejor amigo te va a pegar un tiro”, pensamos mirando a Philip. Salta en pedazos la amistad de ambos. Pero le deja marchar. Son sentimientos verdaderos. De ambos.
Como dejan quedarse (porque no pueden hacer nada) a Paige sus padres.
Desgarrador final. De fondo “Brother in arms” de Dire Straits. Después “With or without you” de U2. El corazón en la garganta.
Sus hijos vivirán una vida auténtica, pero ellos acaban solos, perdiéndolo todo, porque su misión ya no tiene sentido. Derrocar a Gorbachov ya no tiene sentido. Desarticular el acuerdo Start (de EEUU con la Unión Soviética) ya no tiene sentido. Lo más importante era la familia Jennings, que se estaba desintegrando. Y, propio de la mentalidad rusa, acaba con un “nos acostumbraremos” (мы привыкнем).
Una serie que me ha sobrecogido y que recomiendo a los amantes del buen cine.
29 agosto 2018 | 17:26
Fe de errata: Obama expulsó a los últimos espías rusos en 2016, no a finales del siglo pasado.
01 septiembre 2018 | 13:21
Ha sido una serie excepcional, la acabé ayer y ya los hecho de menos, han conseguido que lleguemos a querer a una pareja de asesinos sin alma capaces de destrozar a cualquier ser que respire por su lealtad a la madre patria, en especial ella que ni sufre ni padece, para mi un final espectacular, la segunda parte de la última temporada es una puta obra maestra……
21 febrero 2019 | 09:48