Parece que todos los pasos están medidos en un juego de tronos que implica la consecución de una nueva gallina de los huevos de oro.
La noticia sobre la aprobación por parte de HBO del nuevo piloto de la precuela de Juego de Tronos es un escalón más en la gigantesca operación de marketing que rodea nuestra serie favorita.
Y no es para menos.
Una vez que la serie basada en la saga de George R. R. Martin finalice, HBO se quedará con un vacío terrible que la demasiado autoconsciente Westworld —por mucho que se ha proclamado sucesora—, no ha podido llenar.
La cadena, sin su serie de referencia, se enfrenta a un panorama de competencia sin igual que la sitúa en desventaja frente a gigantes como Netflix, la pujante Amazon con El señor de los anillos y el talonario ilimitado de Apple, que está demostrando su potencia económica contratando estrellas para sus futuros títulos.
Así, HBO necesita ir filtrando información para mantener a los fans con las expectativas altas y los dientes afilados, pero de momento la información con la que contamos sobre la serie/Grial es escasa.
De la nueva serie desconocemos el título, aunque sabemos que estará ambientada miles de años antes de los sucesos de Juego de tronos, y que podría relatar el origen de la casa Stark y la génesis de los Caminantes Blancos tras el Pacto entre los Niños del Bosque y los Primeros Hombres.
Jane Goldman y Martin, artífices
De los escritores que estaban trabajando en los posibles spin off —Max Borenstein, Brian Helgeland, Carly Wray y Bryan Cogman—, ha sido Jane Goldman la que se ha llevado el gato al agua. La guionista de Kick-Ass, Stardust y X-Men: primera generación, entre otras películas, escribirá el piloto junto a Martin y ejercerá de showrunner.
Lo que sí podemos discernir es que HBO se juega mucho y que pondrá a disposición de la nueva serie los recursos humanos, técnicos y económicos necesarios para lograr que el piloto sea la respuesta a sus oraciones frente a la hecatombe.
Sin embargo, pese a que la etiqueta de «precuela de Juego de tronos» ya sea sinónimo de enormes audiencias, la nueva serie no contará ni con la atenta mirada de David Benioff y David Weiss (que se encargarán de las nuevas películas de Star Wars), ni con la participación de ningún miembro del casting actual.
Martin, que ha antepuesto Juego de tronos a su proyecto literario —y parece arrepentido por ello—, ha declarado que no desea que el final de la octava temporada sirva para lanzar el nuevo título, sino que su objetivo se centra en efectuar la conclusión más épica y memorable posible.
Pero los deseos de Martin no coinciden con los intereses de la cadena, que sabe que es imposible esperar demasiado a que el fanatismo por Juego de tronos decaiga antes de estrenar la precuela.
Así, tanto creadores como HBO se enfrentan a un reto casi imposible de superar: Juego de tronos se ha convertido en un auténtico fenómeno de masas como en su día sucedió con Perdidos.
Es innegable que intentarán buscar un digno sucesor por todos los medios posibles, pero la dificultad a la que se enfrentan es muy elevada al no contar con un material de partida tan brillante como Canción de hielo y fuego.
Pese a ello una cosa está clara: todos estaremos pendientes del estreno (que al menos tendrá que esperar un año tras el final de Juego de tronos) y esperamos que los autores realicen un trabajo a la altura de nuestras esperanzas. La polémica está servida.