Hace 20 años. Da vértigo. Pero desde que Carrie, Samantha, Charlotte y Miranda empezaron a tomar cosmopolitans mientras hablaban de sexo, citas, amor, desamor y vida, la imagen de la mujer en televisión ha cambiado para siempre.
Sexo en Nueva York, a la que sobre todo muchos hombres siguen sin aproximarse por prejuicios y por considerarla una serie de «chicas«, es uno de los hitos de la Edad de Oro de la pequeña pantalla y una de las mejores comedias de todos los tiempos.
Además de ser una serie inteligente y divertida —vista hoy sigue creando adicción entre las nuevas generaciones—, rompió estereotipos y fue la primera ficción donde las mujeres hablaron sin tapujos de las relaciones sexuales.
Tríos, homosexualidad, masturbación, hasta lluvia dorada. Sexo en Nueva York, emitida por la cadena de cable HBO, trató temas hasta el momento impensables, contribuyendo a eliminar tabúes y aportar un aire de libertad que le reportó una fama inmensa.
Aunque es cierto que la serie fue forjada sobre personajes estereotipados (Carrie es la mujer independiente que suspira por encontrar el amor; Samantha la devora hombres; Miranda la profesional ambiciosa y masculina y Charlotte la tradicional), la serie supo construir tramas donde cada uno de los personajes desmontó sus creencias e ideas preconcebidas.
La felicidad, venía a decir la serie, no se encuentra donde la sociedad y las normas te han dicho que estaba. Si sigues sus dictados a ciegas, lo más seguro es que seas infeliz.
Es en este punto donde radica el verdadero valor de Sexo en Nueva York: pese a su aparente frivolidad (la moda, los clubs de Manhattan, los manolos y las joyas) la serie transmitía unos valores y hablaba de sentimientos que consiguieron conectar con mujeres y hombres de todo el mundo.
Sin embargo, y pese a que temas como la soledad, la necesidad (o no) de amor, la familia y la independencia personal fueran algunos de los pilares argumentales, la verdadera esencia de la serie era la amistad entre mujeres.
Todavía recuerdo el episodio donde Carrie se cuestionaba el mito de la media naranja y le decía sus amigas si no serían ellas sus verdaderas almas gemelas.
Emocionante, ¿verdad?
La amistad entre mujeres es otro de los grandes temas olvidados en nuestra ficción —tanto literaria como audiovisual— y, aunque ahora títulos como Girls o Broad City lo hayan reivindicado, en su día fue rompedor.
Pese al extendido mito de que las mujeres somos «malas» y que las verdaderas enemigas de las mujeres son otras mujeres, Sexo en Nueva York se encargó de espetar al mundo un gran NO.
Carrie, Samantha, Charlotte y Miranda se cuidaban entre ellas y se ofrecían un hombro en el que llorar y risas frente a las vicisitudes de la vida. Tal y como hacemos la mayoría de mujeres con nuestras amigas.
Sexo en Nueva York desterró prejuicios y falsas creencias; pavimentó un nuevo camino en la construcción de personajes femeninos veraces y contribuyó a que las mujeres nos animáramos a compartir con nuestras amigas y el mundo entero nuestros problemas, dudas o alegrías sexuales.
Además de divertirnos, Sexo en Nueva York nos hizo más libres, y por ello hoy la reivindico como una de las mejores series de la historia de la televisión.
Sexo en Nueva York se emitió de 1998 a 2004 y cosechó ocho Globos de Oro y siete Emmys.
Todas las temporadas están disponibles en HBO España.
Mis Puntuaciones
Ya sabéis que he escrito un par de libros que esperan ansiosos que les echéis un ojo. Las series de mi vida, donde hablo de ficciones como The Wire, Los Soprano, Mad Men, Breaking Bad y otras joyas que quizás queráis descubrir.