Homeland no murió tras su tercera temporada. Al revés: aprendió de sus errores para consagrarse como uno de los thrillers políticos más apasionantes que se emiten en la actualidad.
La séptima temporada, que arrancó el pasado 11 de febrero, continúa la historia de la sexta entrega en vez de empezar de cero, con una presidenta que, a pesar de su ideología, se ha convertido en un agente caótico y despótico debido a la inseguridad y el miedo.
Al caos de la Casa Blanca se suma un elemento que ha resultado extremadamente atractivo para la serie: el odio de los sectores más conservadores encarnado en el presentador Brett O’Keefe (grandísimo Jake Weber), némesis de la presidenta Elizabeth Keen que, con sus encendidas soflamas, es capaz de hacer tambalear la solidez institucional.
El enfrentamiento entre O’Keefe y Keen, y el alejamiento de Carrie de la presidenta (indispensable para su seguridad) han sentado las bases de una temporada que se prevé interesante, con algunas tramas de acción fantásticas como la del pirateo informático al equipo de Carrie en «Rebel Rebel» (S07E02).
Constante evolución
Una de las bazas de Homeland es la capacidad de simbiosis entre realidad y ficción. La actualidad informativa, los conflictos internacionales, la manipulación de los medios de comunicación y la división ideológica están patentes en cada una de sus temporadas.
Si en la cuarta se centró en la lucha terrorista en Afganistán y Pakistán, la quinta dio un salto de calidad para convertirse en una historia de espionaje clásico en Berlín a la manera de las novelas de Graham Green, con un personaje extraordinario: Allison Carr, interpretado por Miranda Otto.
La sexta temporada devolvió la acción a la madre patria, con una historia de conspiración donde se dieron la mano la política del odio, la xenofobia tras el 11-S, YouTube, las redes sociales y un cabo suelto: la presidenta electa de Estados Unidos.
La paranoia de Keen
Las predicciones sobre la victoria de Hillary Clinton no resultaron como se esperaban, y en este sentido Homeland se descolgó de la actualidad. Sin embargo, y pese a un inicio de temporada irregular, la segunda mitad fue emocionante, con algunas escenas brillantes de espionaje y la paranoia de Elisabeth Keen (estupenda Elizabeth Marvel), aislada en su torre de marfil sin saber en quién confiar.
El cliffhanger con el que se cerró la temporada tendió un puente muy interesante de cara a la séptima entrega, y estableció las bases en las que Homeland brilla más: la conspiración dentro de casa y las traiciones a puerta cerrada.
Con este planteamiento, Homeland sigue siendo una de las series más inteligentes en emisión, con una capacidad de resurgir de sus cenizas que la convierte en el Fénix televisivo por antonomasia. Hablaremos más sobre ella cuando concluya la temporada.
Nota en Mis Puntuaciones
Ya sabéis que he escrito un par de libros que esperan ansiosos que les echéis un ojo. Las series de mi vida, donde hablo de ficciones como The Wire, Los Soprano, Mad Men, Breaking Bad y otras joyas que quizás queráis descubrir.
Nunca reconoció mi contraseña.
27 febrero 2018 | 12:02
He visto bastante seguidas las 3 primeras. La verdad es que en la cuarta echo mucho de menos a Damian Lewis y de momento la he dejado.
La verdad es que me da un poco de pereza pensar que me quedan 3 ó 4 temporadas para terminarla… Creo que la dejaré y retomaré a ratos.
01 marzo 2018 | 13:49
La hemos acabado de ver y nos ha encantado. Sin duda una de sus mejores cualidades es ser actual en los temas que trata, lo que provoca un escalofrío al pensar lo cerca que puede estar de la realidad. Los personajes van evolucionando. Me ha dado mucha pena la pérdida de uno de los personajes importantes, lo voy a echar de menos. Aún así , larga vida a esta serie.
02 marzo 2018 | 09:10
La rubia psicótica le daba vidilla a la serie pero dejé de verla cuando se cargaron a Brody.
22 abril 2018 | 11:47