‘Masters of Sex’, emociones más allá del sexo

Los protagonistas de 'Masters of Sex'

Los protagonistas de ‘Masters of Sex’

Elegante, sutil, inteligente, emotiva, divertida son algunos de los adjetivos que me vienen a la mente cuando pienso en ‘Masters of Sex’, una de las series con las que más he disfrutado este año y que ha tenido una primera temporada impecable. Desde el primer episodio pensé que, si no se torcía, estábamos ante una grande, como sin duda han demostrado estos doce episodios que han tratado de una manera exquisita un tema que fácilmente podría haber caído en la vulgaridad. Nada de eso ha sucedido. Al contrario. Las escenas sexuales han sido un dechado de sensibilidad, con un gusto estético y una mirada que ha combinado el erotismo y el humor con un delicado y complejo tapiz de emociones.

Sin embargo, lo que más me ha interesado, es que, más allá de mostrar la historia sobre el estudio de la sexualidad humana que realizaron en los años 50 William Masters y Virginia Johnson (basado en el libro de Thomas Maier), la serie evidencia los tabúes sociales y las distintas problemáticas de la época —muchos de ellos todavía vigentes en la sociedad actual—, y un complejo lienzo de sentimientos que revelan los demonios del alma humana como la frustración, la falta de comunicación y la soledad, a las que se enfrentan todos los personajes en mayor o menor medida (al igual que ocurre en ‘Mad Men’, serie con la que inevitablemente se la ha comparado.

De esta manera, el estudio sobre la sexualidad es la semilla de la que nacen las demás tramas, y su frialdad científica, que muestra los hechos objetivos, se contrapone a la verdadera realidad: las turbulentas existencias de los personajes y lo que significó, en carne y hueso, la homosexualidad, el desconocimiento del propio cuerpo, la liberación sexual de la mujer, así como todas sus consecuencias sociales y emocionales, que otorgan a la serie una riqueza de matices y una profundidad de lectura con varios niveles.

Si a esto se une un elenco actoral que ha sabido meterse en la piel de los personajes y transmitirnos sus emociones (impresionantes las interpretaciones de Michael Sheen y de Allison Janney, ¿alguien entiende que esta mujer no haya sido nominada a los Golden Globes?) y una ambientación y fotografía espléndidas, tenemos una narración que ha conseguido ganarse el favor de la crítica y de la audiencia más exigente.

La cámara-vibrador Ulises, artefacto sin igual

La cámara-vibrador Ulises, artefacto sin igual


Tensión amorosa no resuelta (Atención, SPOILERS)
Además de esta temática tan compleja, que nos ha mostrado al ser humano y sus pasiones, la serie ha combinado a la perfección drama con notas de un humor muy negro. Todos nos hemos sonreído al ver lidiar al estirado doctor con las prostitutas o al ver a Ulises entrar en escena. Pero, sobre todo, no hemos podido reprimir nuestra satisfacción al comprobar la humanidad bajo la jerga científica o, mejor dicho, cómo los partes nobles de Bill y Virginia empezaban a removerse mientras tomaban notas. O cuando, entregados al sexo más apasionado —qué bien les ha venido el estudio para hacer lo que realmente querían—, pronunciaban frases como «estado de meseta» o «clímax» con los ojos en blanco.

De ahí que una de las cosas que mejor ha funcionado en ‘Masters of Sex’ haya sido que la típica tensión sexual no resuelta ha sido sustituida por tensión amorosa no resuelta, ya que los protagonistas han dado rienda suelta a sus instintos, pero hemos tenido que esperar hasta el último momento para la confesión de los sentimientos, en una escena tan romántica con lluvia incluida (sí, todos hemos pensado en ‘Cuatro bodas y un funeral’). ¡Y con Virginia pendiente de una petición de matrimonio que le resolverá la vida! Ay, cómo nos gusta el romanticismo si está bien hecho… al menos a mí.
Lo que late bajo el sexo
Tal como comentábamos antes, en ‘Masters os Sex’ los problemas relacionados con el sexo (y con la reproducción) son la excusa perfecta para ahondar en los prejuicios, en los tabúes, en la falta de libertad y en las convenciones sociales. Así, los problemas de esterilidad de William Masters sirven para hablar de la incomunicación con la pareja, de la soledad del matrimonio, de la falta de conexión intelectual, de la necesidad de tener un hijo para salvar la relación, de las mentiras, de la incapacidad para enfrentar los demonios internos, del trabajo como vía de escape a la vida conyugal.

De igual manera, el personaje de Virginia Johnson (qué papel tan maravilloso ha hecho Lizzy Caplan) permite profundizar en la dificultad de una mujer inteligente, madre separada y con dos hijos, para prosperar en su carrera; de las mil piruetas para conciliar; del sentimiento de culpa por desatender a los hijos en pos de una carrera; de tener que seguir reglas diferentes a las de los hombres para conseguir sus objetivos laborales; de los prejuicios de las otras mujeres; de la frustración por no haber podido estudiar estando especialmente dotada para ello; de mantenerse en segundo plano para no ofender al hombre protagonista y de tener que casi pedir disculpas por demostrar eficiencia en su trabajo. Temas que, para qué mentirnos, siguen vigentes hoy en día aunque se haya avanzado en la consecución de derechos.
De madres y machos
En contraposición al personaje de Virginia, Libby Masters (Caitlin Fitzgerald), esa Betty Draper dulcificada, pone de manifiesto la soledad del ama de casa y la desgracia que suponía (aún hoy lo supone en muchos casos) no poder ser madre tanto a nivel social como personal. Y nos muestra el padecimiento de esas mujeres que basan su vida en el cuidado de los hijos y del marido, y que, si no lo consiguen formar una familia, sienten sus existencias a la deriva y su valía personal en entredicho, con fuertes sentimientos de culpa e inseguridad.

De hecho, la esterilidad (tanto masculina como femenina) sigue siendo un tabú en la sociedad actual, aunque con distintas connotaciones para hombres y mujeres. Esta problemática se explicita con gran acierto en la serie mediante la historia de Bill y Libby. Ella sufre en silencio y se somete a todo tipo de tratamientos de fertilidad con la esperanza de ser en madre —la mujer abnegada—, mientras que Bill prefiere convertirse en un monstruo moral y ocultarle el hecho de que él es estéril antes que afrontar el qué dirán o sus propias inseguridades basadas en prejuicios sobre el vigor sexual —parece mentira pero todavía hoy se da esta ridícula asociación— o, sencillamente, en su ego herido.

Allison Janney está insuperable como Margaret Scully

Allison Janney está insuperable como Margaret Scully


Orgasmos en el armario
Casi mejor que la trama principal ha sido la subtrama del matrimonio Scully (cómo me he recreado con esta parte, señores). No sólo porque ver actuar a Allison Janney es una delicia para los sentidos (qué elegancia, qué mirada tiene esta mujer), sino por la fuerza de sus historias personales y lo bien que complementan la trama central con experiencias de una generación sumida (todavía más) en los corsés de las convenciones y las máscaras sociales. La historia de Margaret Scully que, casi entrando en la tercera edad, comienza a descubrir su sexualidad al mismo tiempo que ve cómo cae ante ella el mito del matrimonio (por estar casada con un homosexual), ha sido uno de los mayores placeres seriéfilos en mucho tiempo.

Lo que más me ha conmovido es la forma sutil en que está narrada la historia, la sinceridad que hay en estos personajes que han tenido una vida en común durante treinta años, y que se aprecian y comprenden finalmente por encima de secretos y mentiras. Y la tristeza de esas existencias que se han consumido sin la posibilidad de disfrutar de su sexualidad (el rector Barton Scully siempre a escondidas, con sentimientos de culpa y remordimientos, queriendo curar su homosexualidad con electroshocks); y Margaret sin sentirse amada, tan frágil en el terreno sexual —conmovedora la escena cuando se da cuenta de que nunca ha tenido un orgasmo—, sabiendo que ha malgastado su tiempo. Y, aún así, incapaz de hacer pasar a su marido por la barbarie médica para “curar” su inclinación por los hombres.

Por todo lo expuesto (y me dejo cosas en el tintero), ‘Masters of Sex’ es una de las series revelación de 2013, avalada por premios como Most Exciting New Series, de los Critics’ Choice Television Awards (la asociación de periodistas extranjeros); el galardón a mejor drama, otorgado por el Writers Guild of America (Gremio de Escritores de América); Best Television Program of The Year por el American Film Institute (AFI) y, recientemente, por las nominaciones en los Golden Globes a mejor drama y a mejor actor principal para Michael Sheen por su papel de William H. Masters. Por no hablar de una blogosfera totalmente entregada que la ha votado como uno de los mejores estrenos del año.

Nota en Mis Puntuaciones

Ficha técnica
Título original: Masters of Sex
Cadena: Showtime
Año de creación: 2013
Creada por: Michelle Ashford
Web oficial

10 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Carmen

    Comparto punto por punto tu valoración de la serie, me ha gustado la trama principal pero casi me he sentido más enganchada por los maravillosos secundarios. Poco puedo añadir a lo dicho, tal vez esos toques de humor que siempre tenían cabida en cada episodio y que me hacían sacar la sonrisa. Cierto que también tiene mucho de culebrón, culebrón sofisticado, eso sí, pero eso es lo que le da vidilla precisamente a la historia.
    ¿Y a quién no le gusta una historia de amor aunque empiece al revés?

    Saludos

    18 diciembre 2013 | 20:15

  2. Hola Carmen, gracias por tus amables palabras. A mí me encantan las historias de amor si están bien hechas, y en este caso creo que Masters of Sex tiene ese punto que la hace tan entretenida. Sin embargo, creo que llamarla culebrón es un poco excesivo, ya que ninguna de los giros es previsible o un cliché (excepto quizás la escena bajo la lluvia), ni tiene ese punto melodramático del culebrón. Y las intrigas no son enrevesadas. Lo único que podría parecerse es el descubrimiento de la homosexualidad de Barton Scully, pero se hace con tanta clase y gusto, que queda muy lejos de las manidas fórmulas de culebrón. Por no hablar de ese sentido del humor que mencionas y que la hace tan especial. Un saludo y gracias por tu comentario 🙂

    19 diciembre 2013 | 12:09

  3. Dice ser ConquerDG

    Qué delicia de entrada Cecilia! No te has dejado ni un punto importante atrás. Hasta me has recordado cosas que se me escapaban. Muy bien.
    Como ya incluí en tu ranking, Masters of Sex es una revelación 100% segura en este 2013, que en mi opinión no calificaría como malo. No todas las series tienen por qué ser excelentes. Lo regular no es malo precisamente y series malas malas pues las hay pero es que son muchisísimos los estrenos cada año.
    No te miento si te digo que buscaba cómo habías descrito esa escena final con la que se ha despedido la serie. Por favor, que momentazo! ¿esperado? sí, pero la forma en que aconteció la escena… de 10.
    No puedo obviar que Lizzy Caplan, alias Virginia, ha sido mi debillidad en la serie. Los guionistas podían haberse ido por lo fácil y hacer de Virginia una mujer más sensible, ignorante y débil, pero no, han hecho un arquetipo de mujer valiente, inteligente y madura. Chapeau!
    Y si bajamos un peldaño encontramos a otros personajes que han estado de cine. Michael Sheen. A mi no me han convencido para que lo odiase y mira que lo han intentado, pero espero que mantenga esa postura en la 2ª T. Y Margaret, ¡ay Margaret! Cuánto hemos sufrido con esta pedazo de mujer. Puro drama todas sus intervenciones. Espero que se lleve una canita al aire en la 2ª temporada, aunque en el fondo disfruto con sus dramones.
    Por cierto muy buena comparación de Libby con Betty Draper.
    Y que no se le olvide a nadie mencionar a los hijos de Virginia. Sobre todo el niño, qué crack. Estos chavales si no se les tuerce la vida, tienen mucho que ofrecernos.
    Pues sin más, me despido esta temporada de Masters of Sex con tu entrada.

    Un saludico!

    P.D. Muy bueno el comentario de Carmen. Totally agree.

    19 diciembre 2013 | 12:56

  4. Gracias Conquer! ¡Mira que no mencionar al hijo de Virginia! Mea culpa, porque me ha encantado con sus cómics, la escena del astronauta… y tan triste de que su madre no le haga todo el caso que él necesita (ay). De lo que comentas de Bill Masters yo tampoco he conseguido odiarlo. Tiene una fragilidad bajo su coraza que le da una cierta ternura, aunque ha habido momentos de querer arrearle un garrotazo (qué despreciable con Libby, por favor!). Pero está claro que el personaje que más pasiones ha despertado es la maravillosa Margaret. La actriz es impresionante (muy, muy fan) y el papel es ideal para ella. Esas escenas con sus amigas no han tenido desperdicio, por no hablar del momento piscina con el rubio, etc. Qué ganas tengo de que estrenen la S02. La voy a devorarrrrrrrrr. Un abrazo y gracias de despedirte de la temporada con mi entrada. ¡Me ha llegado al corazón! 🙂

    19 diciembre 2013 | 19:47

  5. Dice ser sara bureba

    Que guapo el post Cecilia, ahora que ya te pude leer…
    Como tu ddecías coincidimos en casi todo, incluido en el reparo a la esceña moña de la lluvia, ¿realmente era necesaria? para mi no.

    Fuera de eso veo que tienes más cariño que yo al personaje de Virginia, que a mi me satura un poco porque no tiene fallos, no funciona conforme a su época y todos se lanzan sobre ella. «Demasié para el body».

    Yo tambien estoy deseando que llegue la segunda y saber más de la señora Scully, que es , con Bill Masters, lo más interesante de la serie. El proximo año lo comentamos. besitos y merry Xtmas

    20 diciembre 2013 | 12:46

  6. Hola Sara, como estamos de acuerdo en casi todo, vamos a hablar un poco de lo que no. A mí sí que me ha gustado el personaje de Virginia, porque no creo que sea tan perfecta como dices. No sólo vuelve a los brazos de un hombre que la ha insultado y abofeteado, sino que es capaz de asumir un papel «pasivo» para conseguir sus objetivos. Por no hablar de sus sentimientos de culpa por no poder dedicar más tiempo a sus hijos. Y tiene sus propias debilidades: se acuesta con Bill aunque es amiga de su mujer y sabe por todo lo que ha pasado, y todos sabemos que es por algo más que por el estudio… En fin, que dista mucho de ser una súper woman. Un beso fuerte y ya seguiremos comentando cuando llegue la S02! Felices fiestas para ti también!!!

    21 diciembre 2013 | 19:42

  7. A mi también me ha gustado bastante Masters of Sex, a pesar de que el personaje del médico joven, el Ethan ese, me interese bastante menos, o algunas cosas que hace la mujer del doctor Masters, Libby. Pero me quedo con una serie prometedora que ha forjado una relación compleja que, como tú bien has dicho, han sabido llevar al campo de la tensión amorosa no resuelta.

    Como curiosidad, el actor que interpreta a Barton Scully es Beau Bridges, hermano de Jeff Bridges.

    Un saludo.

    19 enero 2014 | 17:58

  8. Hola Almaciguero, aunque no sea una serie perfecta ha tenido un arranque muy interesante y es, sin duda, uno de los mejores estrenos 2013. De los personajes que comentas tampoco son mis favoritos, pero veremos cómo se desarrollan sus historias en la próxima temporada (me da que a Ethan lo vamos a ver poco). Sin embargo, el personaje de Libby (aunque sin tanta fuerza como los que interpretan Lizzy Caplan o Allison Janney) sí que me ha resultado interesante y quiero ver que es de él. Por cierto, ¡sabía que es el hermano de Jeff Bridges! ¡Se parecen un montón! Un saludo y gracias por el comment

    19 enero 2014 | 18:34

  9. Por cierto, ¡qué malditos han sido con el cliff-hunger final! Me ha recordado al final de la tercera temporada de Breaking Bad, con Jesse apuntando con la pistola. Estoy deseando verla. ¡Un abrazo!

    21 enero 2014 | 11:36

  10. Jejeje, ¡nos han dejado con la miel en los labios! Qué ganas tengo de que estrenen las segunda temporada, ay

    21 enero 2014 | 13:28

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