The Wire tiene una característica fundamental que nos hace entender mejor la sociedad en la que vivimos: explica de manera diáfana quiénes son los verdaderos criminales y cómo el poder extiende sus tentáculos a todos los estratos sociales. La verdadera violencia, la estructural, no la ejercen los camellos como Avon Barksdale o ‘Stringer’ Bell, sino los altos cargos policiales, políticos, senadores, banqueros, gobernadores y directores de medios de comunicación, capaces de tejer una red de intereses y mentiras compartidas para perpetuarse en el poder mediante la utilización fraudulenta de los recursos sociales y el tráfico de influencias.
Desde mi punto de vista, The Wire narra de manera magistral el incuestionable hecho de que los traficantes de la droga son criminales que pertenecen a una categoría inferior a los verdaderos villanos de guante blanco. Esta clase de delincuentes no se mancha las manos con la violencia callejera y la venta de droga en las esquinas es un juego de niños. Su liga es otra: la que se juega en el campo de los intersticios sórdidos y podridos de la política como arma de dominación económico-social.
Idris Elba es ‘Stringer’ Bell |
El traje de chaqueta le queda grande (ATENCIÓN, SPOILERS)
La idea de la existencia de varios niveles de delincuencia se explicita en diversos arcos argumentales que, unidos, configuran una visión desmoralizadora de la sociedad. Una de estas historias, y una de mis preferidas, por la manera sutil e inteligente en que sido concebida, es la del ascenso y caída de ‘Stringer’ Bell (Idris Elba), un traficante surgido de las casas baratas con grandes ambiciones. A diferencia de Avon Barksdale (Wood Harris), ‘Stringer’ Bell comprende que debe formarse y vestir el traje de chaqueta de los negocios y de la política si quiere obtener verdadero poder y hacer negocios a lo grande.
Sin embargo, ‘Stringer’ Bell ve limitado su acceso a las altas esferas. La cúspide del poder es un lugar reservado para los privilegiados, los nacidos en cierta clase social. Por mucho que quiera remedar los usos de la clase dominante, se topa con un techo de cristal que sólo puede romperse en contadas ocasiones. Y su final describe a la perfección lo que nunca podrá dejar de ser pese a que lo intente: un chico de la calle, inteligente, sí, pero forjado en las esquinas, que muere en un edificio vacío acribillado a tiros.
Coches y nenas de lujo
A diferencia de ‘Stringer’ Bell, Avon Barksdale es un negro de la calle. Aunque es más listo y sutil que la mayoría de sus soldados, Barksdale no desea ampliar las fronteras de sus dominios e ir más allá en su carrera criminal. Prefiere seguir peleando sobre terreno conocido: la lucha por las esquinas para la venta de droga. Avon es el criminal que gasta su dinero en cochazos, en artículos de lujo, en ropa cara, en mantener a mujeres de bandera. No quiere involucrase en negocios que no domina. Su campo de acción es el terreno donde se ha criado: la calle. Y sobrevivirá hasta que llegue alguien más duro que él.
No se mata a las madres ni a las abuelas
Omar Little (Michael K. Williams) se diferencia de los personajes anteriormente citados por representar al criminal que todavía siente respeto hacia determinadas normas de conducta. Omar es incapaz de traspasar ciertas fronteras morales (no se trabaja en domingo, no se mata a las madres ni a las abuelas, sólo a la gente del negocio), y utiliza la inteligencia para evitar la violencia innecesaria y la supervivencia de un cierto equilibrio en la vida de la calle. Geniales las escenas con sus amigas donde emplea el teatro y los disfraces para hacerse con alijos de droga y, de paso, vengarse de sus enemigos.
La imposibilidad de salir de la calle
Una de mis historias predilectas en The Wire es la de Michael Lee (Tristan Wilds), el inteligente niño que se ve abocado a la criminalidad para proteger a su hermano pequeño y vengarse de su padrastro, que abusó sexualmente de él. La historia de Michael, que se convierte en uno de los sicarios de Marlo, refleja de una manera soberbia cómo el lugar en el que se nace (que determina la nula confianza en el sistema) y la falta de recursos, retroalimentan la criminalidad en un círculo vicioso del que es casi imposible salir, a pesar de poseer el talento necesario para labrarse un futuro mediante el estudio.
Mantenerse íntegro: una quimera
Otra de las ideas que The Wire refleja con acierto es la imposibilidad de mantenerse íntegro en el mundo de la política. Tal como le ocurre al concejal Thomas ‘Tommy’ Carcetti (Aidan Gillen), su escalada política conlleva la pérdida tanto de su moral como de su idealismo por cambiar las cosas. Es magistral el momento en que, a pesar de sentir una cierta pesadumbre por las decisiones que debe tomar, Tommy traspasa la frontera entre lo moralmente aceptable y lo cuestionable al salvaguardar su carrera perjudicando a sus electores. La ambición, una vez más, arrastra por tierra los ideales.
Este es el punto de no retorno, ya que una vez que se avanza en la dirección reprobable es casi imposible dar marcha atrás. Es entonces cuando sabemos que Carcetti llegará muy alto y que el supuesto defensor de la justicia social se convertirá en uno más de los que se aprovechan del sistema para medrar. Otro de los innumerables casos donde los secretos y los cadáveres compartidos eliminan cualquier posible resquicio para una mejora social.
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No he visto la serie. Sorry sorry. Me pongo a ello lo antes posible. Lo prometo. Porque estas dos entradas del Especial The Wire estan tan tan bien escritas que de forma inmediata uno tiene el deseo de engancharse a la serie. Por lo general no me gusta leer las criticas de lo que no he visto antes, sea el medio de expresion artistica que sea. Pero estas dos entradas me parecen buenisimas, y la lectura de las mismas es por si solas un disfrute por su inteligencia y sutileza. Como dicen los americanos (y que sirva para el blog en general): Amazing, Virtuoso, Muscular, Two Thumbs up….J.Romero
14 marzo 2012 | 20:45
Muchas gracias por tus amables palabras que me hacen sonrojar. Desde luego te recomiendo que veas The Wire, para mí la obra maestra de la HBO junto a Los Soprano. Te va a proporcionar entretenimiento de calidad durante las 5T que tiene la serie. Mis temporadas favoritas son la primera, con las historias de la droga, y la cuarta, increíblemente interpretada por unos niños actores alucinantes, sobre el problema de la educación pública. Dennis Lehane, uno de los guionistas de The Wire, contaba que cuando escribían The Wire no tenían idea de en lo que se convertiría. La serie estuvo a punto de ser cancelada tras la 3T. ¡Menos mal que no fue así! Por favor, cuando acabes de verla me cuentas lo que te ha parecido!! Gracias de nuevo y un saludo 🙂
15 marzo 2012 | 09:49
Excelente artículo y totalmente de acuerdo contigo. La realidad siempre supera a la ficción, pero aún así The wire se acerca de manera magistral a ella. Es Baltimore, pero podría ser cualquier lugar de este mundo globalizado. No hay buenos ni malos, los personajes se mueven en una zona gris y es ahí donde reside la riqueza de esta maravillosa serie.
15 marzo 2012 | 14:04
Gracias Sofía. Aunque ame The Wire me gustaría que el mundo que refleja fuera diferente. Y sí, tienes razón, la realidad está repleta de situaciones que superan las historias de esta gran serie. No hay más que leer los periódicos. También es cierto lo de las luces y las sombras: hasta los más malvados tienen buenas cualidades y los honrados momentos de los que seguramente se avergüenzan. La vida es así. 😉
17 marzo 2012 | 19:48