Nuestro bote no iba a resistir las olas durante mucho tiempo. La tormenta nos tomó por sorpresa, el cielo oscureció en cuestión de minutos y el mar reaccionó con violencia. De no ser por la ballena gigante, no estaríamos contando la historia. El cetáceo abrió su inmensa boca, nos tragó por completo y protegiéndonos de la tormenta, fuimos huéspedes en su estómago mientras nos alejaba del peligro. Navegamos durante un día y en el instante en que nuestra salvadora abrió su boca para darnos paso hacia un mar calmo, un arpón gigante entró sobre las costillas de la ballena. El arma se aferró a sus carnes y después de pelear durante horas contra el arponero, nuestra amiga terminó por rendirse. No volvió a abrir su boca. Ahora nos resta esperar a que corten su estómago para poder salir del cuerpo y cumplir con nuestro compromiso. Todos juramos vengar su muerte.
Si no hay demanda de carne de ballena, cazarlas carecerá de sentido. Hay que buscar alternativas, a la dieta de los japoneses, sobre todo. Un ser tan especial merece su lugar en este mundo, o encargaremos a los japoneses que vuelvan a crearlas a partir del ADN de la sangre que mancha sus manos.
22 febrero 2011 | 11:32
Menos mal que tenian medios de comunicarse con el exterior pues nunca se supo que una ballena hubiese trgado una embarcación entera ya que se alimentan de pececillos por no poder tragar nada más grueso y no poder ni masticar a pesar de ser mamiferos. Esperemos que sean liberados pronto antes de que mueran.
22 febrero 2011 | 12:09
Más o menos así era mi boca antes de que empezará a cuidarme y a hacer ejercicio. Ahora es como la de un pez grande, pero no tanto. Y se nota…
http://www.vamosacorrer.com
Un abrazo
22 febrero 2011 | 12:28
Les deseo suerte en vuestro “compromiso”, pero lo más probable es que no lo puedan cumplir.
Conociendo el ser humano y su capacidad de dar vuelta a todo lo que no le conviene, es muy posible que vayan presos por ocupación ilegal o les cobren los gastos de su “rescate”…todo dependerá de que “mar” fuisteis rescatados.
Saludos
22 febrero 2011 | 12:36
Bonita historia… =)
Haz click en mi nombre!! =P
22 febrero 2011 | 16:57
“Jonases” no vomitados,
ya que unos balleneros,
arponearon en las costillas,
y luego muerte le dieron.
A la protectora ballenas,
la que se había tragado,
un bote que en la tempestad
y de una muerte segura,
a marinos había salvado.
Esos balleneros cazan
ballenas para alimentos.
Ya que en ese pueblo comen
cualquier cosa que se mueva
y la ballena aunque lentos,
también tiene movimientos.
Quedando ellos prisioneros
en las entrañas del cetáceo,
sin posibilidad de salir
solo les quedaba esperar,
al despiece de aquel cuerpo
y que al abrir el estómago,
libre quedaran los presos.
Y poder vengar esa muerte,
como todos habían jurado.
Lo que no dice la historia,
si de allí con vida escaparon.
Porque muertos o con vida
Lo seguro que acabaran,
hecho filetes y congelados.
Para ser luego vendidos,
en cualquier supermercado.
Y en un restaurante de lujo,
cocinado y ofrecido
en un bol como mangar.
Para comerlo con palillos,
comensales engañados.
Diciéndoles que eso es carne
de ballena o de delfín
criados para tal fin,
en unos grandes acuarios.
O que es atún de almadraba,
pescado en el Mediterráneo.
22 febrero 2011 | 18:13
Cuando salisteis de la ballena y contasteis la historia ¿os empezó a crecer la nariz como a Pinocho?
Marta
http://www.mivibrador.es
22 febrero 2011 | 18:54
Lo triste es que tu vida no depende únicamente de esa ballena, sino de toda la naturaleza que nos rodea y que es la única responsable de nuestra existencia. Y eso no nos termina de entrar en nuestra caezota.
Carla
http://www.lasbolaschinas.com
22 febrero 2011 | 18:56
La inmensa boca de la ballena que vuela, es decir, el avión, se tragó a estos dos este mediodía: http://www.xxminutos.com/2011/02/shakira-y-pique-foto-definitiva.html A ver cómo rinde en el próximo partido.
22 febrero 2011 | 19:06
Un saludo 😉 y clica 😉 mi nombre 😉
22 febrero 2011 | 21:37
La realidad es que nadie ha jurado vengar su muerte.
22 febrero 2011 | 23:39
Hay quien se cree con derecho a tragarnos, con la excusa de salvarnos, pero aún los hay peores, que se creen con derecho a arponearnos.
22 febrero 2011 | 23:42