Descubrió algo similar a una verruga en la palma de su mano y si bien al principio no tuvo por qué preocuparse, al pasar el tiempo, la verruga no paraba de crecer y sutilmente fue tomando una extraña forma, similar a una nariz aguileña. Al alcanzar los dos centímetros de alto y ancho, la verruga fue perdiendo su rigurosidad típica y comenzaron a formarse dos pequeños orificios paralelos que poseían la virtud del olfato. Notó que en su mano, los diferentes aromas se sentían y distinguían con mayor claridad, tanto que ante olores fuertes se veía obligado a cerrar el puño. Por supuesto que ahora le da al sentido del olfato casi la misma importancia que al de la vista, y si tiene que elegir la mayor de las virtudes que la deformación trajo consigo, es la de poder acariciar la piel de su amada, al mismo tiempo que respirarla.
El olfateador táctil tendrá muchas ventajas, como la de convertirse en heroe: podrá salvar vidas, al detectar antes que nadie el olor de humo o de gas, o salvar de intoxicaciones alimentarias, detectando alimentos en malas condiciones. También tendrá múltiples inconvenientes, como el de sufrir de forma insorportable el hedor de basureros, contenedores repletos o calles después de una noche de fiesta, atestadas de alcohol y liquidos menos nobles…
03 enero 2011 | 12:41
Ya hueles
¿entiendes lo que te quiero decir?
03 enero 2011 | 13:42
Intentar parar un balonazo fuerte con la mano implicaría romperse la nariz.
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03 enero 2011 | 17:17
Una nariz que brotó en una mano
que por azar en la palma crecía.
La duna de un desierto parecía,
más que un apéndice nasal humano.
Creció como la de un bebe muy sano,
lentamente un poquito cada día.
Su propietario ufano se sentía,
de oler por la nariz y por su mano.
Con dos narices doblemente olía,
lo que se llamaría en estéreo oler,
ningún matiz de olor se perdería.
Eso era maravillo ya que podía,
oler lo que cocinaba su mujer
y la loción que usaba cada día
03 enero 2011 | 20:26
como dijo chayane…
03 enero 2011 | 23:17