Es de noche cuando el murciélago golpea la ventana del consultorio. Su psicólogo, quien lo espera desde hace unos minutos atrás, lo hace pasar. La rata voladora entra a la habitación y después de revolotear en círculos se posa en el diván. Luego de una explosión bastante dramática, el murciélago se convierte en una persona de carne y hueso con un traje pasado de moda y una larga capa roja. Al recostarse, su psicólogo lo invita a continuar con la charla de la sesión anterior que habían tenido una semana atrás, y el pálido individuo parece no recordarla.
—Cuando usted se dejó de ver al espejo, Señor Ramírez— le dice su psicólogo e instantáneamente comienza a rodar una lágrima por la mejilla del desdichado.
—Cada vez me siento peor —declara el vampiro—. Siento como si tuviera colgado una ristra de ajos sobre mi cuello. Me espanto a mí mismo.
Hay lastres que ni el mejor psicólogo del mundo puede eliminar.
Pobre vampiro.Y encima convertirte en un bicho tan repugnante,…. murciélago.Puaggggg!
07 diciembre 2010 | 12:43
El vampiro no se adaptaba a su condición, a pesar de que llevara décadas convertido en un no muerto. No llevaba bien no poder pasear bajo la luz del sol, ni tener que peinarse a ciegas, porque el espejo no le devolvía su imagen. Pero lo peor de todo era tener que dejar atrás a todos sus amigos y a su amada, sobre todo para no hacerles daño, pero también para que no le vieran joven y lozano mientras los demás empiezan a llevar gafas y lucir las primeras arrugas. Se siente solo, y eso le lleva a no ver las ventajas de su inmortalidad. El vampiro debe sobreponerse a su depresión, y buscar aliados y aliadas. Criaturas como él, inmortales y jóvenes para siempre. Busca entre las sombras a sus semejantes, o a algun/a mortal que se convierta y sea su compañer@ para siempre. Sabe que es mucho pedir, que algo siempre para siempre, pero debe intentarlo al menos, o bien exponerse a la luz del sol…
07 diciembre 2010 | 15:16
Hola Walter, <>
07 diciembre 2010 | 15:24
Funciona??? nooooorrrr!!!!
07 diciembre 2010 | 15:24
Vaya lo que tiene que aguantar el pobre psicologo :S
Clica mi nombre para ver el balón con el que Cristiano podría meter 10 goles!!
07 diciembre 2010 | 16:39
No me imagino un vampiro alegre y con muchos amigos, más bien como este, depresivo y solitario, pero se ve que él lo lleva mal, y si se compra un perro?
07 diciembre 2010 | 17:20
El vampiro no acepta su auténtico «yo» hasta el punto de que cuando se mira en un espejo no se vé. Socialmente, se muestra como «rata voladora» y así consigue pasar más o menos inadvertido hasta que la sesión con el psicólogo le confronta consigo mismo. La ristra de ajos son las exigencias de los que le rodean y de un super-yo exigente y despótico para que «no sea lo que realmente es» y recordarle constantemente lo «espantoso» que resulta por ser diferente. Tiene que dejar de lloriquear y liberarse de tanta presión, aunque claro, para eso se necesitan bemoles.
07 diciembre 2010 | 17:29
Original.
A ver si me paso por aquí que hace tiempo que no lo hacía
enhorabuena por la difusión del género.
07 diciembre 2010 | 17:46
Quería decir :»Sabe que es mucho pedir, que algo sea para siempre», que las prisas no son buenas..
07 diciembre 2010 | 19:23
Simpático relato, así como la posterior ampliación de Metamorfosis.
Es posible que en vida, este pobre fuera vegetariano y además le encantara el alioli. De ahí sus traumas.
Si no era bastante con tener que cambiar de horarios y viviendo en España, que los ajos, hasta en la sopa.
07 diciembre 2010 | 19:52
Después de que un murciélago se golpee en una ventana mas que a un psicólogo debería ir al veterinario, y después al hospital a mirarse eso de espantarse a si mismo, que una de dos o es mas feo que una nevera por detras o esque de tanto ajo el aliento le huele a rayos y se da asco a si mismo, si es lo segundo no pasa nada muchos animales tienen halitosis, mientras no tenga cistitis.
PD: Como no entiendo estos textos tan paranormales, intento tomarmelo con humor, y sacar mi propia conclusion.
PD2: Walter, no eres feo, simplemente, dificil de ver.
08 diciembre 2010 | 01:11
Walter, hoy me lo has puesto difícil.
Después de dormir
el señor Ramírez,
vampiro de profesión
aunque no de vocación,
catorce horas por día.
La necesidad tenía,
de una visita semanal
a un doctor en sicología.
No era por tener insomnios
era por sus pesadillas.
ya que nunca él durmió,
en el interior de un ataúd.
Dormía cabeza abajo,
como el que hace el pino,
suspendido de una viga,
es más murciélago que vampiro.
Él no tuvo aprendizaje
Ya que hacía cientos de años,
que a los suyos no veía.
Aunque durante ese tiempo,
en el mismo sótano dormían.
Siempre, siempre retornaba,
cuando despuntaba el día.
Y apenas el sol se oculta,
volando de allí salía.
Directo se iba al cuello,
donde la sangre bebía.
No era el de una doncella,
que plácidamente dormía.
Fobia tiene a las mujeres
quizás el sicólogo un día,
averigüe del porqué.
La sangre que necesitada,
cada noche era extraída,
en el pescuezo de un cerdo.
que muchos ajos comía.
El botarate del dueño,
pensaba que dándole ajos,
los chorizos más sabrosos,
luego al matarlo estarían.
Por eso se olía a ajos,
por eso asco se hacía,
de ahí su depresión.
Por eso necesitaba,
el tumbarse en el diván,
del doctor en sicología.
08 diciembre 2010 | 08:15
Estoy de acuerdo con Gomaranto
08 diciembre 2010 | 08:54
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30 diciembre 2010 | 02:38