Hay quienes creen que el periodismo es llegar al fondo de una historia pero conocer dónde están los límites de esa historia y de la vida de las personas que la protagonizan, es también parte importante del periodismo.
Lola Rodríguez tiene 16 años y es candidata a Reina del Carnaval de Las Palmas de Gran Canaria. Es noticia porque es la primera menor transexual en aspirar al reinado y lo hace no sólo por la ilusión de participar en la gala central de una fiesta tan importante para la ciudad, sino además con el afán de visibilizar que existen menores transexuales, de hacer pedagogía sobre su realidad y de exigir respeto a la diversidad.
Así que Lola, que es guapa, lista, educada y tiene ya muchas tablas pese a su juventud, ha participado en numerosas entrevistas estos días y se ha sometido -para vergüenza de nuestra televisión pública estatal- a un examen efectuado por la mesa de tertulianas «Amigas y conocidas» de Las Mañanas de TVE.
¿Se imaginan que en el mismo programa le preguntaran a un actor, por ejemplo, si planea hacerse un lifting? ¿Preguntarían a una cantante si se ha ligado las trompas de Falopio? Pues no se sonrojan a la hora de meterse en las bragas de Lola y consultarle sobre su genitalidad. Cosa ésta importantísima a la hora de vestir un disfraz y una sonrisa y desfilar al ritmo de la música en el escenario del Carnaval. Además se permiten el lujo de cuestionar su infancia, tratar de imponer sus prejuicios y desconocimientos, y sacarnos los colores a quienes escuchamos la entrevista.
Como dice Sylvia Jaén, del colectivo Gamá, “nuestros cuerpos son nuestros, y nadie con un mínimo de respeto debiera de adentrarse en ellos”.