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La lesbiana «correcta»

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)

 

La ciudad es nuestra

Por Tamara Gámez Ramos, de @AltramuzEditorial

 

Ayer un amigo gay me envió un anuncio sobre la apertura reciente de un local para chicas. Hasta aquí, lo habitual. La sorpresa vino al ahondar en la información y observar que el garito, además de su barra y su pista de baile, contaba con saunas, spa, jacuzzi, zona de cruising; y un añadido en el mensaje por parte del colega: «la ciudad es vuestra, amigas lesbianas».

Indudablemente, era un lugar inaudito en el mundo lésbico, ya que haciendo memoria de mis recuerdos sáficos (esto era: desde que vi Lost and Delirious hasta ahora) no había escuchado hablar de nada parecido.

A una parte de mí le parecía bonito pensar que habíamos alcanzado algún tipo de derecho teniendo, por fin, un sitio explícito para tener sexo entre mujeres, como nuestros colegas gays, que ya lo habían conquistado y garantizado desde hacía tiempo. Pero luego me pregunté si este había sido un derecho reivindicado y agendado por la comunidad lésbica. Y si esto era así: primera noticia.

Esto me llevaba a pensar en la conexión continua entre orientación sexual no normativa y sexo. Muchas veces me he planteado que esto se debe a la ruptura con la norma cishetero, que supone la posibilidad de poner en cuestión y reflexionar en torno a la manera de relacionarnos en todos los sentidos, y desde ahí también cuestionar lo sexual haciendo este debate explícito.

Pero esta exposición a debate de lo sexual y sus prácticas no ha sido igualmente abanderada por todas las siglas. Y es que hay una diferencia de base clara: cómo hemos sido socializados de manera diferenciada en torno al sexo habiendo sido educados y construidos como hombres o mujeres en este sistema binomial y patriarcal. Y esto se traduce en una sencilla premisa: el sexo es para los hombres. Heteros, bisexuales, homosexuales, pansexuales. Hombres. Los que construyen el modelo sexual que luego se extrapola.

Así pasaba con este «paraíso del sexo lésbico». La descripción del sitio, su interior, su propuesta…eran exactamente iguales a las que había visto centenares de veces dirigidas al público hombre gay.

Extraordinariamente, podrían haberse unido varias socias lesbianas a reproducir un modelo como este, pero no: había sido creado por hombres, diseñado por hombres, fotografiado y promocionado por hombres. Y por ahora no voy a ir a averiguar si también son hombres los que trabajan dentro. Sería la repanocha si encima fueran cis y heterosexuales, pero tampoco sería de sorpresa puesto que las lesbianas hemos sido construidas como sujetos sexuales solo cuando ellos miran.

Un sujeto sexual que no es ajeno al sexismo, el racismo y a la gordofobia, con la exotización reiterativa de las mujeres racializadas, y los cuerpos femeninos perfectos según el modelo de la delgadez extrema imperante. Así son las fotos del garito. Así es el porno lésbico. Con un sujeto de deseo que no hemos construido las mujeres lesbianas. Porque las lesbianas no tenemos sexo.

«Para el carro. Que sí, que sí, claro que las lesbianas tenéis sexo. Lo he visto en La vida de Adèle y en Habitación en Roma». Sí, señoras, las películas lésbicas donde más sexo explícito hay entre mujeres. Ambas dirigidas por hombres.

Claro que las lesbianas resolvemos asuntos en la cama, la cocina, el sofá, el suelo, la ducha, bares, callejones, piscinas, coches, parques, hoteles, pensiones, portales; y ahora también en las saunas. Que expresemos nuestro deseo de manera diferente a los hombres no significa que

no tengamos unas ansias voraces de devorarnos, al igual que para mostrarnos como sujetos sexuales no tenemos que igualarnos en el modelo: relacionarnos en los mismos lugares, de la misma manera, con el mismo tipo de encuentros.

Tampoco propongo construir nuestro deseo en oposición al de ningún otro, pero son comunes los relatos en los últimos tiempos en los que se reitera que la fusión entre parejas de mujeres inhibe los encuentros sexuales y que, en definitiva, follamos poco. No hay que olvidar que hablar de más o menos siempre supone una comparativa, y mucho me temo que estas tesis, aun hechas a veces por compañeras lesbianas, están basadas en contraponernos a ese sujeto hegemónico del fucker imaginario.

Sería necesario reivindicar nuestra erótica como válida, reiterar que sí tenemos sexo, sí tenemos deseo, y desde ahí construir espacios de visibilización. Quizás esta sea la clave. Comenzar por ocupar espacios visibles antes de invadir los de cierta clandestinidad sexual (si nos da la gana). Me conformo con tener un bar/discoteca al que ir en Torremolinos o, puestas a ser ansias, dos. Por si, como siempre, el primero cierra y nos encontramos como ahora: desterradas de patria en maritransbollilandia.

Quizás así sí me crea que una ciudad pueda llegar a ser algún día nuestra.

 

Gloria Anzaldúa #OrgulloyMemoria

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#Mujereslesbianas

Vivir en la Frontera significa que tú no eres ni hispana , india, negra, española ni gabacha, eres mestiza, mulata, híbrida atrapada en un fuego cruzado entre dos bandos mientras llevas las cinco razas sobre tu espalda sin saber para qué lado volverte, del cual correr.

Gloria Anzaldúa

 

Este mes en @1decada10 recordamos a mujeres extraordinarias LTB que hicieron historia #OrgulloyMemoria con la serie #HistóricasLTB

Se definía como chicana / tejana / lesbiana / feminista / escritora / poeta / teórica cultural. Esas identidades marcarían su transcurrir vital y definirían su obra.

Gloria Anzaldúa, nació en el Valle de Texas, Estados Unidos, el 26 de septiembre de 1942. Era hija de Urbano y Amalia Anzaldúa. Sus padres fueron trabajadores agrícolas y ella vivió intensamente el contacto con la naturaleza tejana. Muy pronto descubrió que las personas hispanoamericanas habitaban en los márgenes de la sociedad y fue consciente de la necesidad de luchar por la justicia social. La vida de Gloria estuvo atravesada por la pobreza, la inmigración y la enfermedad. Las fumigaciones de las avionetas que lanzaban veneno sobre los campos cuando ella era niña pudieron ser la causa de su salud quebradiza. Las operaciones y tratamientos médicos marcaron su cuerpo y su producción literaria.

Se licenció en inglés por la Universidad de Texas-Pan American en 1969 y obtuvo una maestría en inglés y educación de la Universidad de Texas en Austin en 1972 y esto a pesar del racismo, sexismo y otras formas de opresión que experimenta en su vida como chicana de séptima generación. En la década de 1970, impartió un curso en UT-Austin llamado “ La Mujer Chicana” . Gloria al dar estas clases conectó con la comunidad queer, la escritura y el feminismo.

Marchó a California en 1977 y allí se dedicó a escribir y a trabajar como catedrática en la Universidad Estatal de San Francisco; la Universidad de California en Santa Cruz; la Universidad Atlántica de Florida y otras . Participó en el activismo político y se integró en grupos como el Gremio de Escritoras Feministas. También indagó maneras de consolidar un movimiento feminista inclusivo y multicultural. En sus investigaciones descubrió que había muy pocos escritos de mujeres de color o sobre ellas.

Durante la década de 1980, Gloria continuó viajando, enseñando, asistiendo a talleres y escribiendo. Editó dos antologías que recogieron las voces de feministas de muchas razas y culturas. This Bridge Called My Back: Writings by Radical Women of Color se publicó en 1983 y ganó el premio American Book Award de la Fundación Before Columbus. Making Face Making Soul / Haciendo Caras: Creative and Critical Perspectives by Feminists of Color se publicó en 1990. Incluía escritos de feministas famosas como Audre Lorde y Joy Harjo, nuevamente en secciones fragmentadas con títulos como “Still Trembles our Rage in el Rostro del Racismo ”y“ Yo (Des) Colonizados ”.

Estas obras suponen una crítica al feminismo hegemónico, blanco, heterosexual y de clase media alta haciendo presente la clase y la raza, que comienzan a vindicarse como categorías políticas imprescindibles en la lucha feminista.

La obra de Gloria entrelaza la poesía con la narrativa en prosa. Los ensayos intercalados con poesía en Borderlands / La Frontera son un reflejo de sus años de pensamiento feminista y su forma de expresión no lineal y experimental. En esta obra, publicada en 1987, Anzaldúa relata la existencia de varias culturas cerca de la frontera entre México y Texas. También es la historia de la historia, la mitología y la filosofía cultural mexicano-indígena. El libro examina las fronteras físicas y emocionales, y sus ideas van desde la religión azteca hasta el papel de la mujer en la cultura hispana y cómo las lesbianas encuentran un sentido de pertenencia en un mundo heterosexual (Lewis: 2020). Según Maria Teresa Vera-Rojas, «este libro es un texto mestizo, tanto política como estéticamente. En él se entrecruzan autobiografía, ensayo y poesía con una escritura que desafía la linealidad narrativa y se desliza entre las lenguas que definieron las experiencias vitales de Anzaldúa: español, inglés, náhuatl, mexicano norteño, tex-mex, chicano y pachuco, para producir un nuevo discurso crítico que impide esencialismos y pretende, por el contrario, celebrar las múltiples identidades en las que se reconocen los sujetos fronterizos y que dan forma a la conciencia de la llamada Nueva Mestiza. Anzaldúa desarrolla, por un lado, una redefinición de la identidad nacional chicana, fundada en el mito de Aztlán, así como una transformación del discurso de mestizaje ideado por Vasconcelos, para proponer un nuevo sujeto mestizo mujer: la Nueva Mestiza, sujeto heterogéneo, marginal y de herencia indígena; mujer de color, lesbiana y habitante de la frontera, cuya identidad se construye a partir de sus luchas y de su origen racial, lingüístico e histórico, y cuyo reconocimiento problematiza la universalidad heteronormativa, patriarcal y excluyente con la que el colectivo y el movimiento chicanos habían concebido su discurso de identidad étnica.»

Como la publicación de Borderlands/La frontera siguió al Movimiento Chicano, la profesora de Sociología María L. Amado argumenta que Anzaldúa influyó en su concepto de la «nueva mestiza» desde la de «la Raza mestiza», una teoría de la identidad colectiva basada en nociones de pureza racial creadas por el filósofo José Vasconcelos, más tarde adoptada por los chicanos.

La académica Melissa Castillo-Garsow también presta gran parte de la influencia de Anzaldúa a sus experiencias como mujer de color en la academia. En lugar de que Borderlands mantenga la adhesión a las normas académicas, Castillo-Garsow argumenta que el trabajo de Anzaldúa desafía los paradigmas tradicionales a través de su teorización de la «conciencia mestiza» y la mezcla de su propio español chicano con el inglés académico estándar, basándose en su formación como mujer chicana.

Insaciable observadora del arte y la espiritualidad , trasladó estas influencias a sus escritos. Anzaldúa es reconocida como una mujer muy espiritual, tuvo una abuela curandera. En muchas de sus obras invoca a la Virgen de Guadalupe, divinidades nahuas/toltecas y la mitología yoruba Orishás, Yemayá y Oshún. En sus últimos trabajos, lleva a cabo un activismo espiritual para desvelar cómo es posible fusionar la espiritualidad con la política para llevar a cabo un cambio revolucionario.

Dedicó parte de su vida a la enseñanza y trabajó en una tesis doctoral, que quedó inacabada por complicaciones de salud y exigencias profesionales. UC Santa Cruz le concedió un Ph.D. póstumo en literatura.

Gloria Anzaldúa obtuvo muchos premios, incluido el Premio Nacional de Ficción de las Artes y el Premio Lambda Lesbian Small Press Book. Falleció en 2004 por complicaciones relacionadas con la diabetes.

«Gloria Anzaldua» by K Kendall is licensed under CC BY 2 0

Lesbianismo para principiantas – Requisitos lésbicos

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)

 

Carol

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#cinelgtb

 

Carol es un drama romántico de producción británica- estadounidense. La película se estrenó en 2015. Dirigida por Todd Haynes y protagonizada por Cate Blanchett, Rooney Mara, Sarah Paulson y Kyle Chandle, es una adaptación de la novela de Patricia Highsmith titulada The Price of Salt (El precio de la sal). En un principio, los editores rechazaron el libro por su temática lésbica . Finalmente se publicó en 1951, bajo el seudónimo de Claire Morgan. En 1989 volvió a imprimirse con el título de Carol y el verdadero nombre de su autora.

Carol es la primera novela en la que una relación lésbica terminaba bien. Hasta entonces las historias de amor entre mujeres siempre habían tenido un final trágico, lanzando de esta forma un mensaje de condena hacia el lesbianismo.

Therese Belivet (Rooney Mara), una joven que trabaja como empleada en unos almacenes de Manhattan, aspira a ser fotógrafa y alcanzar un futuro mejor. Entonces, conoce a Carol Aird (Cate Blanchett), una mujer atractiva y cautivadora , atrapada en un matrimonio sin amor. Las dos mujeres aparecen a menudo, esquinadas en los planos de la película, guardando así, el secreto que comparten. La personalidad de Therese combina la inocencia y la curiosidad con el anhelo de ser amada y la necesidad de establecer un vínculo con Carol, mujer ya experimentada en las lides del amor, el deseo y el desengaño.

La relación amorosa entre Carol y Therese resulta magnética. Esto es consecuencia, no solo del carácter prohibido de su historia, sino por la antagónica situación social y las personalidades de las protagonistas, que se contraponen y se complementan al mismo tiempo.

Mientras que en la novela abundan los monólogos interiores de Therese, a través de los que Highsmith nos describe el proceso de enamoramiento de la joven, la guionista Phyllis Nagy utiliza los silencios y las miradas para describir los sentimientos de las protagonistas.

Rodada en Cincinnati, Ohio, Estados Unidos, la película está ambientada en Nueva York durante la Navidad de 1952. El estreno mundial fue en el Festival de Cine de Cannes de 2015. La crítica se rindió ante la película y Rooney Mara obtuvo el premio a la mejor actriz. Recibió seis nominaciones a los Premios Óscar: mejor actriz (Cate Blanchett), mejor actriz de reparto (Rooney Mara), mejor fotografía (Edward Lachman), mejor guion adaptado (Phyllis Nagy), mejor música original (Carter Burwell) y mejor diseño de vestuario (Sandy Powell). De esas nominaciones, ninguna se materializó en un premio.

La película, combina la estética con la ética. Las magníficas interpretaciones de las actrices protagonistas y la elegante puesta en escena se conjugan en esta cinta en la que no falta ni sobra un plano. Carol es una película de belleza dura en la que el buen gusto se une a las grandes pasiones. La escena de sexo, rodada con sensibilidad, expresa lo etéreo del deseo que se manifiesta en el encuentro entre los cuerpos desnudos de las dos mujeres.

La cinta no está contada desde un punto de vista en especial, mientras que la novela se desenvuelve desde el punto de vista de Therese. Según Haynes, Carol guarda cierta relación con el género de suspense – tan característico de la obra de Highsmith- ya que las protagonistas cometen un crimen al desafiar la rígida moral sexual de la época.

Matilde Ras, pionera de la grafología en España

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#Mujereslesbianas

 

Escritora, ensayista , traductora, articulista , especialista en El Quijote y pionera de la grafología en España. Matilde Ras nació en Tarragona el uno de septiembre de 1881. Su familia formaba parte de la intelectualidad de la época. Con dos años de edad marcha a Cuba con su familia debido al trabajo de su padre, arquitecto de profesión. Cuando éste fallece, regresa a España. Pasa un tiempo en Barcelona para marchar después a Soria y luego a Zaragoza. Finalmente recalaría en Madrid donde termina sus estudios.

Desde niña lee y escribe cuentos que después se publicarán con éxito. Además muestra talento para el dibujo hasta el punto de ejercer como profesora en esa materia cuando tenía dieciocho años.

Colabora con El Sol, Mujer, Buen humor, Nuevo Mundo, La Voz Horizonte, Arriba y Estudio. En sus publicaciones hace gala de su extensa formación cultural que comprende campos como la literatura, la música, la crítica artística, cuestiones económicas y biografías de destacadas figuras históricas. También se dedicó a escribir sobre temas científicos y sanitarios en El Heraldo de Madrid.

Su conocimiento del Francés, adquirido gracias a su madre, le permite traducir los poemas de Paul Verlaine, Charles Baudelaire, y Paul Valéry entre otros. También traduce a clásicos para niños entre los que destacan las recopilaciones de cuentos de Perrault, de los hermanos Grimm y de Andersen. En relación al género infantil y juvenil, publica la novela para niñas Charito y sus hermanas de 1946. Entre su producción literaria destacan la novela Donde se bifurca el sendero (1913) y los volúmenes de relatos Cuentos de la Guerra (1916) y Quimerania (1918).

Matilde se adentró en el teatro con El amo y El taller de Pierrot recogidas, junto con obras de Pilar de Valderrama y de Halma Angélico, en el volumen de 1934 , Teatro de mujeres; escribe también, La hermosa hilandera y los siete pretendientes, representada en Panamá.

Se considera feminista y, a la vez, conservadora y católica. Su empeño fue compaginar el papel maternal con sus reivindicaciones de igualdad , formación y realización de la mujer dentro y fuera del hogar.

En 1917 publicó su primer volumen, Grafología. Estudio del carácter por la escritura. Desde 1923 a 1925 estudia sobre esta cuestión en París gracias a una beca de la Junta de Ampliación de Estudios. Así, tras superar unos cursos sobre el peritaje de escritos, obtiene el diploma de la Société Technique des Experts en Écritures. Desde ese momento, firmaría sus trabajos como grafóloga añadiendo a su nombre “De la Société de Graphologie de Paris”.

Por su impecable labor divulgativa es considerada como la verdadera introductora de la grafología clásica francesa en España, Portugal e Hispanoamérica. Sus conocimientos la convertirían en un referente de la grafología. Ejerció como profesora de grafología práctica y conferenciante en el Instituto Internacional de Boston en Madrid. Desde 1917 hasta su jubilación atendió a empresas y particulares en su consultorio grafológico.

Mantuvo correspondencia con diversos artistas catalanes. Su relación epistolar más conocida es la que mantuvo con Víctor Catalá ( seudónimo de la escritora Caterina Albert). Comprometida con los derechos de las mujeres, perteneció a la primera generación de feministas españolas. En el Círculo Sáfico de Madrid conoce a la escritora Elena Fortún con la que mantendría una discreta relación sentimental, que se vio interrumpida cuando Elena marchó fuera de España. Tras la Guerra Civil se exilió en Portugal. Nunca se casó y no tuvo descendencia.

Romaine Brooks. La dualidad enigmática

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#Mujereslesbianas

 

Beatrice Romaine Goddard nació en Roma. Su familia, a pesar de gozar de una buena posición económica, era inestable y su infancia quedó marcada por el abandono del padre y la difícil relación con su madre, volcada en el cuidado de uno de sus hermanos que padecía graves problemas mentales, trastornos que también aquejaban a la progenitora. Esta enfermedad les hacía oír voces y maltratar a la futura pintora, incluso se piensa que su hermano llegó a abusar de ella. La pintora escribiría en sus memorias:

Mi primer recuerdo…es una inmensa sensación de miedo.

Cuando Romaine tenía seis años, su madre también la abandonó y se marchó con su hijo a Europa. Brooks quedó a cargo de una humilde lavandera de Nueva York. La nueva familia de Brooks era pobre pero cariñosa y dedicada a su cuidado. Incluso le animaron a dibujar, cosa que su madre le había prohibido. Cuando su adinerado abuelo la encontró, la envió a un internado y después su madre la recluyó en un convento donde fue expulsada tras intentar suicidarse por la tristeza que sentía.

Marchó a París a los diecinueve años con permiso de su madre. En la capital francesa, tras acudir a clases de canto, se dedicó a actuar en cabarets para ganarse la vida. Intentó sobrevivir por sus medios pero al final tuvo que pedir dinero a una hermana. Cuando el marido de ésta fue a llevarle dinero, la violó y quedó embarazada. Tuvo una niña a la que abandonó en un convento para proseguir su formación en Roma . Su hija falleció con tres meses pero ella solo se enteró cinco años después, cuando volvió para llevársela. En la capital italiana se forma como pintora acudiendo a la Academia de Arte de Roma donde sufrió vejaciones por parte de sus compañeros. Durante esa época conoce a intelectuales y artistas con los que se relacionaría después en París, Capri y la Riviera francesa.

Cuando su madre falleció a causa de la diabetes que le aquejaba, la suerte de Romaine cambió al heredar una fortuna considerable. Esto le permitió vivir con libertad y marcharse un tiempo a una colonia de artistas en Capri. Allí Brooks se casó con el pianista John Ellingham pero ese matrimonio solo duró un año. Entonces Romaine decidió marcharse a París y cambiar radicalmente su imagen; se cortó el pelo y comenzó a usar ropas consideradas masculinas. En la capital francesa la pintora se sintió atraída por el ambiente bohemio de Montparnasse y Montmatre. En ese tiempo vivió un romance con Winaretta Singer, heredera del emporio de máquinas de coser Singer. Winaretta estaba casada con el príncipe de Polignac, en uno de los llamados matrimonios blancos, contraídos entre mujeres lesbianas y hombres homosexuales para guardar las apariencias.

En París sentó las bases de nuevos círculos literarios, artísticos y homosexuales. Romaine fue una rebelde y nunca escondió su lesbianismo. Por esa época pinta La dama de negro, Azaleas blancas y La chaquetilla, obras datadas exactamente en 1910 .

1911 fue el año en el que Brooks se enamoró perdidamente de la bailarina rusa-judía Ida Rubenstein, ideal de belleza en la Belle Époque. Durante su efímera felicidad, la bailarina fue modelo de su amante Romaine para varios de los cuadros que ésta pintó. La imágen delicada y andrógina de Rubenstein aparece en obras como La crucifixión, en la que Ida se muestra yaciendo en coma tras el éxtasis. La bailarina posaría también como reina de las flores y para otros cuadros de corte realista. La I Guerra Mundial interrumpió esta relación ya que Brooks, necesitada siempre de interacciones sociales, se negó a vivir en el campo.

En 1924 pinta La cruz de Francia, cuadro que se subastó para obtener fondos destinados a la Cruz Roja. Esta obra constituye un alegato contra la guerra. Tras la contienda, el gobierno francés concede a Romaine La Legíón de Honor, que aparecería prendida de su solapa en uno de sus autorretratos.

La pintora alcanzaría el cenit de su prestigio como artista en 1925, año en el que inauguró varias exposiciones importantes.

En la década de 1930 realizó una serie de más de 100 dibujos de seres humanos, ángeles, demonios, animales y monstruos, todos creados a partir de líneas curvas continuas. Después de estos dibujos, dejó el arte casi por completo, solo pintaría un retrato tras la Segunda Guerra Mundial.

El resto de su carrera se dedicó a pintar retratos de mujeres lesbianas, con muchas de las cuales mantuvo relaciones intensas y cambiantes.

Sus retratos, caracterizados por trazos fríos , decididos y sombreados con muy poco color en los que predominaba el gris , reflejaban la personalidad de sus modelos de forma inquietante. En algunos de sus cuadros, las modelos aparecían desnudas para escándalo del público de la época. Por este motivo empezaría a abanderar la libertad sexual femenina:

Aproveché cada ocasión, por pequeña que fuera, para afirmar mi independencia .

Brooks ignoró el fauvismo y el cubismo, tendencias de la época. No obstante prestaría atención al simbolismo y a los movimientos estéticos del siglo XIX y, especialmente, a James McNeill Whistler.

Su pintura más relevante es quizá Miss Natalie Barney, L’Amazone, el retrato que le hizo a su amante Natalie Clifford Barney en 1920.

Falleció cuando estaba a punto de cumplir noventa y seis años, En su epitafio reza:

Aquí está Romaine, que solo pertenece a Romaine

De María Peláe y la visibilidad lésbica

Por Noemí Díaz Vázquez

Como buena lesbiana, soy seguidora de Tu cara me suena casi exclusivamente porque María Peláe es concursante, porque sí, me gusta verme representada en televisión, con la gran suerte de que además María es ¡una artistaza! Cada semana nos deleita con una interpretación brillante en donde se deja cuerpo y alma, entregándose de una forma al papel que deja a todo el mundo boquiabierto.

Desde el principio se sabe que a cada concursante en algún momento puede salirle una prueba que incluya “traer a un amigo”, así que todas las lesbianas que seguimos el programa estábamos deseando que le saliera esta prueba a María para ver si traía a Alba Reig, su pareja.

¡Y así fue! Eso sí, María aclaró que ella traería a “su amiga”. El caso es que le asignaron a María la canción “Banana”, cuyo vídeo muestra a dos mujeres en poses presuntamente sexys sobre esta fruta… Ya resultó sospechoso que le asignaran a una lesbiana esta canción cargada de connotación masculina heterosexual, pero encima sabiendo que la cantaba con Alba, su pareja, lo que pasó después de la actuación -muy buena, por cierto- fue absolutamente bochornoso.

En el momento de la valoración de la actuación, en vez de valorar a María, empiezan unos 10 minutos de absoluto esperpento, en el que un miembro del jurado empieza a comentar que si él es el que tiene la banana más grande (haciendo gesto de “enseñarla” bajándose la cremallera), que si las bananas esto y lo otro, y hace entrar un plátano de unos 5 metros sobre el que estuvieron bromeando y saltando.

¿En serio? ¿Para una vez que sale una pareja de lesbianas en “prime time” es necesario hablar de tamaños de “banana” y de “a ver quién la tiene más grande”? ¿De verdad que l@s guionistas consideraron esto necesario? Mi mujer y yo estábamos indignadas. Twitter ardía de rabia, la gente comentaba: “ahí va la heterada de ponerle una banana gigante a dos lesbianas” o “¿y la valoración de María Peláe?”.

Pero María no defrauda, y ella que no se calla, con su arte y salero, en cuanto tuvo la oportunidad lo dejó clarísimo “he de decir una cosa. Espero que se haya entendido la ironía de la banana, sin ser nosotras nada de eso. Que aquí se habla de lo gay ¡pero también de lo lésbico! Ya que es la tele abierta… muchas bananas, pero vamos a ver…” mientras Alba le pasaba el brazo por la cintura. En casa, cientos de lesbianas saltábamos de alegría, orgullo y emoción, y en twitter todo el mundo alababa su alegato.

Y ahí no queda todo. Este último viernes, María hizo una imitación soberbia de Barbara Pravi con la que ganó la gala y tuvo la oportunidad de entregar su premio (3.000 €) a una ONG, ¿y a quién eligió? ¡A la FELGTBI+! “Por todo el trabajo que está haciendo con el colectivo, y en momentos de discursos de odio es bueno tener a alguien que te apoye”. Un nuevo alegato defendiendo nuestros derechos, visibilizando nuestras realidades. Algo que es muy necesario, pues aunque haya quien niegue los discursos de odio, los datos están ahí y yo veo sus efectos cada día en las aulas…

Nos hemos vuelto tus fans absolutas, pero ya no sólo de tu música, sino de tu persona. Ojalá más mujeres dieran el paso que tú has dado, ojalá más mujeres valientes que naturalicen su vida, sus relaciones, ¡ojalá más Marías Peláe en televisión! ¡Gracias, María!

 

Noemí Díaz Vázquez
Docente y activista lesbofeminista
Integrante de la Rede Educativa de Apoio LGBTIQ+ de Galicia, de Les Coruña, y del Grupo de Políticas Lésbicas FELGTBI+

Rainbow pride flag flying in the daytime breeze. Original public domain image from Wikimedia Commons

Annemarie Schwarzenbach. Bello ángel devastado

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#Mujereslesbianas

Doctora en filosofía, arqueóloga, periodista, fotógrafa y novelista ​suiza, nació en Zurich el 23 de mayo de 1908 en el seno de una de las familias más adineradas de Suiza. Rebelde desde la infancia, no quería saber nada de la opulencia que la rodeaba. En su adolescencia le hicieron una revisión médica para conocer la causa de su extraña conducta y acabaron diagnosticándole esquizofrenia. No está muy claro que padeciese esa enfermedad.

Estudió historia y literatura en la universidad de Zurich. Allí empezaría a escribir. Unos años después conoció a la familia Mann, a la que le uniría una amistad de por vida. Thomas Mann la llamó bello ángel devastado. Anne Marie entabló una relación fraternal con uno de los hijos de Mann, Klaus, abiertamente homosexual.

Marcha a Berlín en 1931. Allí conoce a la fotógrafa Ella Maillart, discípula de Man Ray. Juntas viajarían en coche de Suiza a Afganistan en busca de nuevas experiencias vitales. La relación entre ambas se tornaría complicada por la inestabilidad de Annemarie y su adicción a las drogas. Maillart diría de su compañera de viaje:

Escogió la vía complicada, la vía cruel del infierno

En 1935 se embarca en un matrimonio de conveniencia con el diplomático francés Achille Claude Clarac para disimular sus relaciones con mujeres. Este enlace le permite conseguir un pasaporte con el que viajará por medio mundo realizando reportajes con su cámara fotográfica. Su padre le regaló coches de lujo con los que recorrió Persia, Afganistán, India, Turquía, Siria, Líbano, Palestina, Irak y el sur de Estados Unidos. En ese país fotografía los estragos de la Gran Depresión. Persia ( Irán) es su lugar favorito y lo convierte en argumento de cuatro de sus novelas. Según Roger Perret, uno de los máximos especialistas en la obra de Annemarie, en ese país ella encuentra el abandono y la desolación o como la propia Schwarzenbach diría es el lugar donde lo ajeno se apodera de nosotros mismos y nos aleja de nuestro propio corazón.

Tras sus viajes por el Reich alemán, Prusia y los Estados bálticos, escribe Lorenz Saladin. Una vida para las montañas (1938), su libro más conocido, en el que relata la historia del intrépido escalador suizo.
Schwarzenbach, además de escribir libros de viajes, realiza una destacada labor periodística y fotográfica para la prensa. También filmó parte de sus experiencias según cuentan sus biógrafas Miermont, Grente y Mülle.

La adicción a la morfina de Annemarie y su inestabilidad emocional hicieron mella en la regularidad de su obra. De hecho, estuvo internada en establecimientos psiquiátricos de forma intermitente a lo largo de su vida. A pesar de esto, abordó temas muy variados con una calidad indiscutible. Ejemplo de la diversidad de su producción literaria son obras como el ensayo dedicado al poeta Georg Traki, la novela El milagro del árbol, que escribió mientras viajaba por África y los poemas contenidos en La orilla del Congo. Según la web suiza en la que se encuentran parte de sus documentos, al morir ella, su madre y su abuela quemaron todos sus papeles y manuscritos.

Tuvo relaciones con la hija del embajador turco en Teherán y con una arqueóloga en Turkmenistán.
En 1940, comenzó su historia con la escritora Carson McCullers. Ambas mujeres compartirían un tiempo en Nueva York. A pesar del amor que McCullers le profesaba, su unión no llegó a buen puerto.
Tuvo un accidente en 1942, que resultaría fatal. Mentras montaba en bicicleta se cayó golpeándose en la cabeza con una piedra. Al despertar había perdido la memoria , la capacidad de hablar y la movilidad. Murió el 15 de noviembre de ese año.

Victorina Durán

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#Mujereslesbianas

 

Victorina Durán vino al mundo en Madrid el 12 de noviembre de 1899. Creció en el seno de una familia burguesa propietaria del abono número uno del Teatro Real. Quería ser actriz pero la oposición familiar hizo que se decantarse por la pintura y el dibujo. Asistió a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y en 1929 se convertiría en la primera española en acceder a la cátedra de Indumentaria y Arte Escenográfico.

Artista del batik, formó parte de la delegación española que acudió a la Gran Exposición de Artes Decorativas de París en 1925. Al año siguiente Durán entraría a formar parte del Lyceum Club junto con otras intelectuales y artistas reunidas por María de Maeztu. Victorina fue pieza clave en el devenir del Círculo Sáfico de Madrid, una red de mujeres lesbianas intelectuales que se convirtió en un referente lésbico durante los años veinte. El Círculo era un espacio seguro donde las mujeres lesbianas podían reunirse, llevar a cabo sus tertulias y expresar su afectividad y sexualidad.

Junto a Rivas Cheriff  creó el TEA (Teatro Escuela de Arte) de Madrid. Diseñó vestuarios y decorados para las compañías de Margarita Xirgu, Federico García Lorca e Irene López de Heredia. Durán también realizó ambientaciones y decorados para varias películas españolas de la época.

En la década de 1939, Victorina creó escenografías innovadoras en las que mezclaba en costumbrismo con la vanguardia. Entre 1936 y 1936 escribe una serie de artículos en La Voz y La Libertad bajo el título Escenografía y vestuario, en los que plasma sus ideas artísticas.

1937 fue el año en el que Victorina marchó con Margarita Xirgú a Argentina donde ocuparía simultáneamente los cometidos de directora artística de los teatros Colón y Cervantes.

Expuso sus pinturas en Uruguay, Brasil, Chile, Alemania o Francia y en ,colaboración con Susana Aquino, impulsó diversos proyectos artísticos: La Cuarta Carabela, la Agrupación Hipánica de Siete Artes y el Grupo de Teatro Indígena. Durán también colaboró como figurinista con la coreógrafa Mercedes Quintana.
En 1949 vuelve a España para colaborar con Dalí en Don Juan Tenorio  bajo la dirección de  Luis Escobar Kirkpatrick en el Teatro Nacional de España. Desde entonces, viajaría con frecuencia a Europa (en especial a París y Madrid).

A partir de 1980 fija definitivamente su residencia en España donde fallece a los 93 años. En su epitafio figura la siguiente leyenda:
No sé si habré dejado de amar por haber muerto o habré muerto por haber dejado de amar.

Durán habló sin ambages de sus sus amores, pero sin dar nunca nombres porque decía:

Son protagonistas muchas mujeres casadas con hijos, y ya nietos, y no tengo derecho a provocar escándalo, buscando un éxito editorial.

No obstante, son conocidas algunas de sus amantes : la actriz Margarita Xirgú, María del Carmen Vernacci, Irene López Heredia, Hélène Bouvier y Susana de Aquino.

Victorina dejó constancia en sus memorias de lo que ella describió como su apasionada militancia en el lesbianismo en el contexto de una España rancia e intolerante. En estos recuerdos escritos también se expresaría así sobre su orientación sexual:

Sí, yo soy más fuerte porque no soy cobarde ante los demás. Años y años he recogido y guardado la tragedia de la incomprensión de muchas mujeres. He vivido con ellas el angustioso drama de verse aisladas y despreciadas por multitud de seres “normales”. La sociedad perdona, admite todo menos “eso”.