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Lesbianas a contraluz: Esquemas de iluminación básica II

Os traemos la segunda entrega de la clase de fotografía de Laura Ramírez Martín dedicada a la luz. Si te la perdiste, no tienes perdón. Antes vinieron el enfoque, y el por qué de todo esto, la clase de presentación

La situación es la siguiente: Tenemos a la pareja de lesbianas a contraluz, en forma de mancha negra plana, silueteada, sin detalles que la definan. Sugerimos que, desde nuestro punto de vista, las condiciones desiguales de iluminación en el conjunto de la escena impiden la visibilidad adecuada de lo que tenemos justo delante. Mientras que hay mucha luz al fondo, la pareja queda a oscuras por el contraste, que es excesivo.

Soluciones posibles:

  1. Una solución de emergencia para visibilizar a la lesbiana a contraluz es usar un flash. Añadiendo una luz extra reducimos el contraste, pero cuidado: cuando los recursos son artificiales hay que tener un grado de control y conocimiento del aparato que no es fácil de conseguir y recordamos que el flash de aficionado, ese que va incrustado en la cámara y se dispara él solo todo el tiempo, ha hecho mucho daño a la fotografía en general.
    Ejemplo:
Laura y Susana. Foto de Laura Ramírez

Laura y Susana. Foto de Laura Ramírez

Conseguimos unas lesbianas al flash con cara de susto.

Vemos aquí que para iluminar una escena, además de intensidad y dirección, también importa la calidad de la luz. Y la luz de flash es dura y fría, aplana, aplasta, afea, sacude, te hace daño a los ojos… y sobre todo, te saca de contexto. La lesbiana es presentada al mundo de esta guisa, con un sartenazo de blanco puro en la cara a bocajarro. Es verdad que soluciona el problema del contraste, pero de qué manera.

¿Os parecen formas de iluminar a alguien? Yo creo que no. Por favor… pero si parecen un corta y pega… El flash tiene otro color, resulta artificioso, su luz es muy agresiva para la delicada piel del bollo común y corriente. Y claro, pasa lo que pasa, que se llena el mundo de imágenes imposibles, forzadas, metidas con cuña, cutres y dañinas. Es como vivir a mitad de horneado, cual bollito a medio hacer. Y pretendernos además agradecidas por ello: Vale, os aceptamos, podéis quedaros por aquí pero sin molestar. Incluso podéis casaros siempre que no lo llaméis matrimonio… ¿qué más queréis?

Queremos lo mismo que tú.

Recurrir al flash es señalar a la lesbiana y marcar bien clara la diferencia, es coserle a la camisa un distintivo negro en forma de triángulo, dejarla para a vestir santos, incrustarla en una ley de parejas de hecho, ¡que tu pareja de a luz a un hijo y para que sea tuyo haya que completar una yincana en el Registro Civil!  ¿a santo de qué no podemos optar como pareja a la inseminación artificial en un hospital público? 

Como si fuéramos pulpo o barco. O si no, ¿qué? ¿os lleváis el juego a casa? Soluciones rápidas para gente con prisa, que quiere estandarizar en lugar de comprender, un puto parche. El flash de aficionado es a la Fotografía lo que toda esta sarta de sucedáneos a los derechos del colectivo LGTBI y resto de letras que haya que ir añadiendo. Soluciones de pacotilla que producen escenarios falseados, rechinan, resultan artificiosas. Pero como sucede en la propia práctica fotográfica, hay muchos (a saber por qué) que prefieren el artificio y todo lo complican, hacen cuentas, formulan y reformulan, se inventan maneras de forzar las cosas cuando lo más sencillo, como suele suceder, es lo más efectivo si lo que queremos es de verdad incluir a todo el mundo en el mismo circo.

2. ¡Lo importante es el concepto! y el contexto.

Por todo esto la solución mejor depende del posicionamiento. Tanto del fotógrafo como de, en este caso, la fotografiada. Y es, como siempre, la más fácil, la más lógica, sencilla y natural: Darle la vuelta a la tortilla, digo a la lesbiana, que no es lo mismo pero es igual… y que le de la luz.

Susana y Laura. Foto de Laura Ramírez

Susana y Laura. Foto de Laura Ramírez

Que sí, que nos llegue la luz, pero suavita, oiga. No nos enchufen con sus focos de tercer grado, queremos luz natural, sin filtros, ni artificios, sin disparos de flash agresivos que nos descontextualicen. Cambiar la composición de lugar y dejar que nos definamos, que nos mostremos, inseminarnos por la Seguridad Social, adoptar tranquilamente hijos e hijas… queremos poder vivir como las demás mujeres, optar exactamente a lo mismo que las demás.

Como ven, la cuestión es clara, para enfocar e iluminar el problema no hay mucho más que explicar: Que caiga luz, mucha luz sobre la lesbiana. Necesitamos intensidad suficiente, que el haz de luz resulte cálido y una posición adecuada.

Además, hay que deconstruir el blanco puro. En el cole aprendimos que al hacer pasar un rayo de luz por un prisma aparecen todos los colores del arco iris. Como por arte de magia, pero no es magia ni cosa de brujas, ¡es el género humano en toda su variedad y esplendor!