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La importancia de la literatura LGTBI+. Hablamos con Tigrillo y Josu Diamond

Por Francisco Navarro /@imfranxu

 

Gracias a escritores como ellos existe hoy más diversidad y mayor visibilidad que nunca en la literatura LGTBI+ en nuestro país.
Todo se comenzó a consolidar a partir de mediados de los 2000 con las voces literarias de una generación.

La literatura LGTBI+ comenzó su gran ascenso en 2005, junto con la aprobación de la unión civil de personas del mismo sexo, ley que puso de nuevo sobre la mesa la importancia de las voces del colectivo.

La visibilización de barrios como Chueca también lanzó un gran arco hacía arriba en el interés mediático por la cultura del colectivo LGTBIQ+. Editoriales como Egales, o librerías como Cómplices Berkana son puntos de referencia que deja un amplio espacio por y para las voces del colectivo y que abarca todos los géneros conocidos en referencia a su historia, tramas relacionadas, artistas pertenecientes al mismo, etc…

La literatura ha tenido siempre un papel fundamental en nuestras vidas, enseñanzas y aprendizajes; Un lugar donde los más jóvenes han podido sentirse identificados, encontrar referentes, empatizar y encontrar similitudes sentimentales con las historias y textos existentes.

Escritores como Daniel Valero, más conocido como Tigrillo, han volcado su esfuerzo y su arte en la visibilización y sensibilización en referencia al colectivo.

Daniel Valero tiene 27 años. Es periodista y divulgador de temática LGTB en redes sociales. Autor de ‘LGTB para principiantes’. Daniel cree realmente importante la literatura LGTBI+ entre los más jóvenes.

Hablamos de la importancia de la representación. Encontrar referentes o personas con características parecidas a las nuestras en los medios culturales, especialmente cuando somos jóvenes, va mucho más allá del “sentirnos parte del mundo” (que también). Cuando esas características nuestras son castigadas o penadas por la sociedad y por nuestro alrededor (como pasa con quienes somos disidentes de la masculinidad hegemónica y de la cisheterosexualidad obligatoria), descubrir historias sobre personas que comparten esas características con nosotros y que, pese a ello, consiguen un círculo de cuidados, éxito en lo social o laboral, etc, puede animarnos a vernos como personas válidas y dignas de respeto, y no como merecedores de burla y desprecio. No solo eso; la presencia de personajes así también acostumbra a estas características a personas que, de forma general, son educadas en el desprecio a estas. Sacar a quienes llevan estos prejuicios de la ignorancia es de las pocas oportunidades que tenemos de evitar que se conviertan en nuestros agresores. El conocimiento rompe el prejuicio.

Cuando eras pequeño, ¿encontraste algún referente LGTBI+ en alguno de los libros que leíste?

Absolutamente ninguno. Lo más parecido que tenía era encontrar personajes masculinos que no performasen de forma constante una masculinidad hegemónica: chicos que fueran tímidos, sensibles, que no fueran violentos. Era lo más parecido que tenía.

¿ Crees que es necesario que la población más joven tenga mas accesibilidad a lecturas con personales LGTB? ¿ Por qué?

Sí. El bullying por LGTBfobia es tremendamente común en colegios, institutos y cualquier espacio de relación entre jóvenes. Los disidentes del sistema sexo-género asumimos desde temprana edad que merecemos el acoso que recibimos. Nos enseñan a callar, a no pedir ayuda. Necesitamos entender que merecemos respeto y una vida digna, y también que hay gente como nosotros, para saber que tendremos a quién acudir. Y necesitamos que los jóvenes que podrían convertirse en futuros agresores normalicen la existencia de personas LGTB. Si no, su desconocimiento sobre nosotros será utilizado por quienes tienen intereses contrarios a nuestros derechos para hacerles creer que deben atacarnos.

No tiene dudas de que su infancia habría sido más fácil si hubiera encontrado más referencias LGTBI en el instituto /colegio

Hubiera sentido que no estaba solo, que no merecía los ataques que recibía por ser un “traidor” del sistema. Puede que me hubiera dado fuerzas para buscar a gente como yo.

También autores como Josu Lorenzo, más conocido como Josu Diamond. Tiene 25 años y es creador de contenido en redes sociales y empresario. Escribe literatura juvenil y también comparte sus opiniones sobre ella en sus cuentas.

Josu está de acuerdo con Daniel sobre la importancia de los referentes LGTBIQ+ en la literatura.

Para mí es un espejo. Ojalá hubiera tenido referentes LGTBI+ en la literatura cuando era más pequeño; me habría cambiado la vida por completo. Necesitamos tener referentes de todo tipo, y por suerte estamos viendo ese cambio en la literatura desde hace unos años, donde los personajes representan la realidad de una generación que se siente demasiado separada de la sociedad.

También hablamos de la referencias LGTBI que encontró Josu en su infancia.

Creo que mi primer recuerdo de un personaje abiertamente LGTBI+ fue en Cazadores de Sombras de Cassandra Clare. Yo tenía apenas 14 años y ver a alguien como Magnus Bane me hizo flipar en colores. Al año siguiente salí del armario, así que creo que es bastante significativo. Es necesario porque te hace sentirte menos solo, explorar nuevas realidades, encontrar con lo que verdaderamente te sientes identificado como persona… El problema es que por ejemplo en España cuesta un poco más encontrar lecturas LGTBI+ para el público joven, a diferencia de en Estados Unidos. En el tema editorial siempre nos llevan años de ventaja.

Hubiera sido más fácil si hubiera encontrado referentes en su infancia.

Cuando vi el videoclip de Montero, de Lil Nas X se me saltaron las lágrimas por eso mismo. Si hubiera visto aquello en mi adolescencia habría tenido muchos menos problemas para quererme y entenderme tal y como era. Aunque hubo varias cosas que me hicieron darme cuenta de que lo que yo realmente sentía era válido y que no había una sola forma de vivir y expresarse: Lady Gaga (de la que soy fan desde el 2008), Brendon Urie (que se besaba en el escenario con sus compañeros y hablaba sobre la bisexualidad) y Adam Lambert (maquillado, con mucha pluma, y un talento impresionante sobre el escenario). Esos fueron mis referentes en un primer momento para dar el paso hacia salir del armario, aparte de Magnus Bane en los libros de Cassandra Clare.

La LGTBIfobia en política. Hablamos con Santiago Rivero

Por Francisco Navarro /@imfranxu

 

La política tiene un papel fundamental en los derechos sociales de un país. En los últimos años España ha experimentado un cambio totalmente evolutivo y favorable con respecto al colectivo LGTBIQ+, haciendo historia con momentos como la aprobación de la ley trans.

En 1999, José María Mendiluce Pereiro se convirtió en el primer titular en ostentar un cargo político siendo conocida públicamente su orientación sexual. Mucha gente a día de hoy ya está concienciada sobre la importancia de la diversidad, y los integrantes políticos sobre la visibilización y protección pero, ¿Existe lgtbfobia en la política? Está claro que no es la LGTBIfobia que se ejercía en tiempos anteriores de una manera directa y sin tapujos, pero indirectamente, se siguen escuchando discursos de odio hacia el colectivo por parte de los partidos políticos de este país. Hablamos sobre ello con Santiago Rivero, ex vicepresidente de COGAM y diputado del PSOE en la Asamblea de Madrid.

¿Has sufrido homofobia en el congreso o por parte de algun@ de los integrantes?

Si entendemos por homofobia tener que soportar que, por ejemplo, digan públicamente que no podemos casarnos o no podemos adoptar, sí. No he sufrido ningún ataque directo personal por parte de ningún diputado o personal de la cámara. En ese sentido tengo que decir que, al menos de momento, hay bastante educación en ese sentido.

¿Crees que aún hay discursos de odio en el congreso? ¿Crees que los mismos se traducen en las calles de alguna manera?

De hecho más que hace algunos años. Antes de la llegada de VOX a las instituciones veíamos a algún político del PP que de vez en cuando emitía alguna opinión homófoba, y eran incluso desacreditados por el propio partido (aunque no siempre). El problema es que ahora, no solo la ultraderecha ha introducido de nuevo discursos contra el colectivo LGTBI, sino que el PP, en vez de aliarse en este asunto con los partidos que históricamente hemos defendido los derechos del colectivo, salen a defender a VOX, a pesar de las barbaridades que dicen, y achacan incluso las agresiones a la izquierda. Desde luego cuando se están emitiendo ciertos discursos de odio en instituciones, púlpitos o medios de comunicación, parece evidente que eso tiene una traslación a la realidad social a la hora de empoderar a los homófobos que, en ciertos casos, se convierten en agresores.

¿Crees que algunos partidos utilizan las redes sociales para los temas censurados o tachados en el congreso?

Depende del partido. Hemos visto como a la ultraderecha le han tenido incluso que suspender la cuenta en alguna ocasión. Creo que hay partidos que utilizan bien las redes sociales y que emiten discursos respetuosos defendiendo su ideología y otros que no. No es justo meternos a todos en el mismo saco porque no somos todos iguales. Lo peligroso es que la derecha en España se está viendo arrastrada por la ultraderecha, no solo a los discursos de la ultraderecha, sino también a sus formas broncas y agresivas que no benefician en nada la convivencia social.

¿Crees que la política también está encargada de visibilizar al colectivo LGTBI?

La política, por definición clásica, es el arte para solucionar los conflictos sociales de una forma pacífica. En ese sentido, cada partido decide qué temas poner encima de la mesa para aportar soluciones a esos conflictos sociales. Los socialistas, desde hace mucho, hemos puesto la problemática que sufrimos las personas LGTBI encima de la mesa para aportar soluciones: matrimonio igualitario, ley de identidad de género, leyes autonómicas, la ley LGTBI y trans que se tramitará en breve en el Congreso. Mientras, otros han estado siempre en frente de esta consecución de derechos. Bajo mi punto de vista es una falta de responsabilidad posicionarse en contra de los derechos de las personas.

 

LA DIVERSIDAD EN LAS AULAS

Francisco Navarro  (@imfranxu)

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Por desgracia, la LGTBIfobia ha estado presente en la gran mayoría de los ámbitos de la vida de las personas LGTBIQ +, en la escuela, en el trabajo, en la familia… 

Y la misma, no considero que sea una fobia; no es nada más y nada menos que una reacción maquillada de intolerancia y odio hacia lo no-normativo; odio hacia lo que es contrario a lo que la sociedad tradicional y el estigma social nos implanta

La categoría que más me da que pensar es la que está presente en las aulas. 

Más del 60%  de los jóvenes que sufren Bullying en la escuela o en el instituto se debe a razones de orientación sexual o diversidad de género. Partiendo de aquí, existen muchos centros educativos en los que no existe un protocolo para estos casos, o no lo tienen en marcha. 

Personalmente en mi infancia tuve que enfrentarme a la homofobia en el instituto; Ya en el colegio me llamaban «maricón», cuando ni siquiera conocía el significado de aquella palabra. Hacían bromas molestas y ofensivas de manera continua y para mí era muy duro.

Conforme crecía, todo empeoraba un poco más, y las bromas se convertían en insultos, y los insultos en amenazas, y las amenazas pues, en agresiones físicas. Recibía vejaciones a diario, a la vista de directivos del centro que catalogaban sus actos como «cosas de críos» o como » una broma». 

Salir con miedo al patio, y seguir sintiéndolo camino a casa tras la salida. 

Me hicieron volverme frío, inseguro y asocial; perder las ganas de continuar con mi vida social y académica, y no querer salir de casa. 

Todo ello me hace pensar en varias cosas que se vienen a mi mente como si de un huracán se tratase. ¿Realmente esos niños eran tan crueles? ¿ De verdad esos profesores y profesoras consideraban las vejaciones una broma?. 

¿Cómo podría ser una broma algo que se ha cobrado la vida de muchos jóvenes que se han quitado la vida a causa de ello? Aquellas «bromas» como las llamaban y aquellos comentarios me hacían sentir vulnerable, que no era válido o que era un mero bicho raro diferente a los demás, un ser que no merecía el respeto de la multitud. Es triste que tres, cuatro o diez sinvergüenzas te hagan olvidar quién eres o cuál es el verdadero significado de la felicidad; que solo consigan que  te familiarices con el miedo y la vergüenza, o que te acostumbres a ver la impunidad de tus agresores a ojos de un equipo directivo de un centro educativo en el cuál no escuchan tu manifiesto y tu llamado de ayuda. 

Con el paso de los años pude darme cuenta de que no estaba tan solo, porque comencé a conocer gente de mi condición, gente «rara» que era como yo y me aceptaba tal y como soy. 

He intentando sacar algo bueno de tanto dolor, llegué a la conclusión de que ahora veía el mundo de otra manera, porque conocí la empatía, por las nuevas generaciones que estaban por venir y que por desgracia estaban expuestas a todo aquello. 

Me hizo ver que todos esos agresores solo eran títeres movidos por la desinformación y las ideas cognitivas de sus padres y madres. 

Que la raíz de todo mi dolor y el dolor de las personas pertenecientes al colectivo se solucionaba con algo tan sencillo como lo es la educación. A día de hoy sigo teniendo secuelas de todo aquello; me derivó en ansiedad y en agorafobia* ( es la fobia a los lugares públicos. En particular se trata de un trastorno de ansiedad ante espacios sin límites claros o situaciones en las cuales la amplitud del lugar impide al afectado poder escapar o incluso recibir ayuda en caso de un ataque de pánico) . Me sigo preguntando por qué a día de hoy no enseñan a estos niños y niñas que existen distintos tipos de orientación sexual y la gran diversidad que existe con respecto al género, y por qué no enseñaron a mis agresores que yo era igual que los demás y que los demás eran igual que yo. 

Nuestra infancia es uno de los pilares fundamentales en la construcción de nuestra personalidad, y tenemos que asegurarnos de que nuestras nuevas generaciones crecen en igualdad y rodeados de respeto ; en aulas en las que todos sean válidos. 

Todo aquello que sufrí me animó a seguir luchando, y a día de hoy, sigo en guerra por dar visibilidad en los centros educativos a estas problemáticas, para así evitar que otros y otras jóvenes sufran lo que yo sufrí. 

 

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