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Cómic político: Teresa Castro, humor, denuncia y visibilidad

Por Nieves Gascón, (@nigasniluznina), la cuentista de nuestro refugio

 

Desde pequeña he leído comics. Recuerdo con especial cariño a Zipi y Zape (Escobar, 1948), Carpanta (Escobar,1947), La Rue del Percebe (Ibáñez, 1961), la revista Lilí con entregas de Esther y su mundo (Purita Campos, 1971), y las divertidas historias de Goomer (Nacho Moreno y Ricardo Martínez Ortega, 1988) o Mot (Nacho y Alfonso Azpiri, 1988) para El Pequeño País cada domingo (suplemento dominical del periódico El País de 1981 a 2009).

Descubrí a Mafalda (Quino -Joaquín Salvador Lavado-, de 1964 a 1973) con diecinueve años, que me pareció fascinante por su inteligencia y humor, pero sobre todo, por su compromiso político. No podía parar de leerla. Hay cómics que identifico con diferentes etapas de mi vida. Las historias gráficas poseen un efecto terapéutico desde que mi madre me comprara ediciones especiales, las recopilatorias en tapa dura, cada vez que siendo una niña, permanecía en cama un par de días con fiebre. Todo porque mi madre se iba a trabajar preocupada y sintiéndose culpable. Me preguntaba: ¿Qué quieres que te traiga? para compensar el tener que dejarme unas horas a cargo de mi abuela. Tráeme un cómic, pero uno muy grande. Nada ni nadie podía compensar el aburrimiento, ni la soledad de verse con fiebre y sin madre, por lo que había que pedir un superdeseo. Desde entonces las historias gráficas tienen la magia de hacerme la vida más bonita, olvidando dificultades, metiéndome de lleno en cada trama, como si me viera inmersa en una película.

Después de la adolescencia transcurrieron bastantes años para que volviera a leer cómics, tal vez porque tuve un largo periodo de estudios, leyendo ensayos y textos mucho más aburridos. Por fortuna, hace un tiempo se produjo el boom de la novela gráfica y retomé mi afición por las viñetas.

Leo todo lo que puedo: a Paco Roca (Arrugas -2007), a Guy Delisle, Joe Saco, los clásicos como Maus (Art Spiegelman), y sigo siendo adicta a Mafalda. Me encantan el humor de Forges y El Roto, e intento estar al día de las novedades. Por este motivo me hizo mucha ilusión recibir, justo el día de mi cumpleaños, las dos últimas publicaciones de la escritora e ilustradora Teresa Castro: Así somos. Historietas transoceánicas de mujeres LBT y personas no binarias, e Historietas míni+. Mujeres cis y trans, familias diversas, putas, gays y +.

Comienzo por Así somos. Historietas transoceánicas de mujeres LBT y personas no binarias. Esta edición de diciembre de 2022, tiene un formato tipo fanzine, de tamaño reducido, con una colorida doble portada bilingüe en castellano y euskera. Se trata de un proyecto coordinado por Teresa Castro y Paty Ortiz de Zárate, publicado por Gehitu y Mugen Gainetik, entidades sociales que trabajan para la defensa de los derechos de las personas LGTBI+. Este proyecto cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Donostia y la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo, con el objetivo de visibilizar situaciones cotidianas que viven las mujeres diversas y las personas No Binarias, tanto en Centroamérica como en el estado español. Se trata de una sucesión de diferentes historias de autoras de México, Guatemala, El Salvador y España, y en concreto de: Teresa Castro, Andrea Conde Elcano, Dani CyC, Chris G. Represa, Mamen Moreu Bibián, ReyRey, Eider Santos Navarro y Lola Verónica Vásquez. Todos los relatos nos trasladan a las dificultades personales y sociales vinculadas al proceso de construcción de una identidad de género y sexual diferente a la dicotomía de género tradicional, en sociedades estrictamente heteronormativas, en las que difícilmente tiene cabida ser lesbiana, bisexual, mujer trans o ser una persona no binaria. La falta de referentes durante la infancia y adolescencia, la inseguridad al sentirse diferente, tener miedo al rechazo, sufrir violencia y no solo la física o verbal, sino la agresión de los cánones en cuanto al estricto cumplimiento de llegar a tener una imagen de feminidad que somete a las mujeres a medidas extremas que llegan a poner en riesgo su salud, son parte de las vivencias de cada uno de los relatos de este recopilatorio. Se trata de una lectura absolutamente recomendable a partir de la adolescencia en adelante.

En cuanto a Historietas míni+. Mujeres cis y trans, familias diversas, putas, gays y +, en igual formato que el anterior, se trata de una publicación que recoge varias historias gráficas o historietas máximas, como la autora define en la contraportada. Son relatos de denuncia sobre situaciones injustas y vinculadas a: abuso sexual, prostitución, a la integración social de las familias diversas, denuncia de la LGBTIfobia, sobre la falta de oportunidades laborales y sociales de las mujeres trans, la tolerancia social a la violencia de género, los matrimonios forzados de niñas, entre otros temas, que con ingenio y creatividad la autora nos va narrando. Sobre las imágenes de este recopilatorio de 2017 hasta 2022, pasamos del color al blanco y negro, de la noche al día, del realismo al simbolismo, y a una amplia gama de matices de los que disfrutar con esta publicación absolutamente necesaria en nuestra biblioteca LGBTIQ+ y de género.

Y para finalizar desde la inspiradora terraza del noveno piso, con estupendas vistas al mar y a las montañas de Benicassim (Castellón), donde escribo gracias a la generosidad de mi cuñada Ana, y con estas dos recomendaciones para la ocasión, os deseo felices y frecuentes lecturas, en soledad deseada o en familia con nuestres peques.

¡Hasta muy pronto!