Archivo de la categoría ‘Política’

Históricas LTB:  Margarida Borrás

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#MujeresTrans

Margarida Borrás (Mallorca – Valencia, 28 de julio de 1460) fue el primer caso documentado en Valencia, de persona torturada y ejecutada por ser transexual. Llamada originalmente Miquel, hija de un notario importante de Mallorca, Margarida frecuentó los círculos de la alta sociedad valenciana donde aparecía vestida de mujer.

Vicente Adelantado Soriano, en su artículo titulado La pena de muerte como espectáculo de masas en la Valencia del Quinientos, describe las ejecuciones de la época:

Sabemos que asistía mucha gente a estas ejecuciones itinerantes gracias a la pena impuesta, en 1503, a un labrador que atentó contra Fernando el Católico. Condenado a que le cortaran una mano, le vaciaran un ojo, le amputaran la nariz, etc., y le extrajeran el corazón en vivo, la ejecución se llevó a cabo por diversas plazas y dos calles de Barcelona. Se advierte, mediante un bando, que todo aquel que le arroje piedras o atente contra la vida del reo será condenado a muerte, pues la pena la tiene que llevar a cabo el verdugo.

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Cuerpo situado y espacios liminales

Por Pal Gallego (@palgb_)

El amor y la rabia son energías renovables«El amor y la rabia son energías renovables» by Emilio__ is licensed under CC BY-SA 2.0

Este impulso no es más que el fruto de muchos otros entramados mentales, vaivenes identitarios y ganas de reventarlo todo. Quizá solo así podamos empezar por algo.

Lo más importante es que hablemos de verdad (no sobre la verdad, sino de verdad, de tú a tú). Y sí, en la teoría encontramos mucho de verdad, o de mentira según se mire, porque entre tú y yo, sabemos que la realidad mucho de objetivo no tiene y, por lo tanto, de verdad absoluta tampoco. Lo que quiero decir es que la teoría está muy bien, está fenomenal para poner nombre, para visibilizar, que chica, con lo mucho que nos cuesta como para ahora no quererla; para ser crítiques con lo que nos imponen. Pero a mí me gustaría que me hablasen más desde el cuerpo y menos desde la teoría. Yo sé que a estas alturas ya estarás pensando: “otre jipi más hablando que si el cuerpo, los cuidados y mimimi”. Y puede ser, ni confirmo ni desmiento. Pero mira, es que eso no lo inventé yo, ya lo inventaron otres que tenían mucha razón.

Continúo.

Yo sigo empeñada con esto. Hace unos días me encontraba reflexionando sobre el concepto de embodiment para un trabajo de clase, que viene a ser algo así como el conocimiento encarnado, lo vivencial, vaya. Sí, lo que decía antes de poner el cuerpo en el centro. Nunca había reparado en el significado de la palabra “encarnado” como concepto individual y relacionándolo con la experiencia personal, y lo mucho que tiene de teórico y vivencial a la vez. Para que me entendáis: no es lo mismo leer que tu cuerpo no está mal y “ámate a ti misme”, en cualquiera de los sentidos que os imaginéis; que leer que no eres la única persona que ha pasado por ese momento en el que te miras al espejo y odias tu cuerpo porque no se parecen en nada al de cualquier ideal normativo que os imaginéis. Menos mal que el activismo gordo estuvo ahí para acogerme en ese momento, darme una bofetada y hacer que a mis 24 años, por primera vez en la vida, decidiese dejar de hacer dieta. ¿Vosotres os podéis imaginar lo que es 24 años queriendo dejar de tener el cuerpo que tenéis? Obviamente no son 24 años, y menos mal, pero 14 sí, y seguro que quienes me estén leyendo y se sientan identificades, saben de lo que hablo.

Pues a eso me refiero. Y no sabéis el soplo de aire freso que da poder compartir tu experiencia con tus amigues o con gente a la que no te unía nada y ahora te une parte de tu experiencia vital. Y en ese sentido no os podéis imaginar (o a lo mejor sí) lo poderoso que es poder establecer alianzas en base a una vivencia y a un empoderamiento corporal. Se llama visibilizarse, visibilizarnos.

Como ya he mencionado un par de veces a lo largo del texto, la visibilidad es muy importante, es vital, no sólo a la hora de sentirnos validades y legitimades, con todo el doble filo que tiene esta afirmación y el coraje que da que alguien de fuera tenga que validarte; porque, amigas, LOS que nos validan sabéis perfectamente quiénes son. Pero como iba diciendo, la visibilidad es una baza que necesitamos, no ya sólo de cara a fuera, sino también para nosotres mismes. Es decir, la visibilidad va muy ligada a la legitimidad que nos damos y sentir que no la tenemos viene por una negación al acceso a un espacio. ¿Os suena el síndrome de le impostore? Yo últimamente tengo mucho así que si queréis un poquito ya sabéis. Para mí este estado mental, ese autoboicot, hace que me diga que no soy lo suficientemente X para X. Y si esto lo hablamos en términos identitarios, entonces… entramos en mental breakdance.

Pero precisamente creo que es necesario explorar la potencialidad de habitar un espacio que parte de la negación, un no-lugar. La liminalidad se define como un estado de paso, como una transición de un sitio a otro, como algo que está en el umbral; como aquello que ha sido esto pero está camino de ser otra cosa; algunes dirían que como el estado intermedio de una fase. Últimamente no puedo dejar de situarme ahí, en un estado/espacio liminal; y no dejo de pensar que hacer esos lugares habitables es muy importante y deberían ser un sitio desde el que poder re-construir. Empezando individualmente para terminar haciéndolo de manera colectiva.

En definitiva, parece que nos pasamos la vida construyendo categorías en las que poder encajar, en las que poder “cumplir” todos los estereotipos que nos imponen, para luego darnos cuenta de que no encajábamos tanto y de que esas categorías muchas veces constriñen, hasta el punto de que no llegamos a ser lo suficiente para habitarlas. Ojo, con esto no quiero decir que no sean importantes. Pero creo que la clave es  no construirlas desde la matriz normativa sobre la que nos han enseñado que se construyen. Que nada es absolutamente esencial a nosotres mismes, que somos de-construcción y re-construcción al mismo tiempo y 24/7. Solo desde ahí nos daremos cuenta de que no tenemos que ser ni las mejores invertidas, ni las perfectas disidentes; que nuestra vivencia es lo único que construye nuestra identidad y que es desde ahí desde donde tenemos que enunciar, y que esa enunciación ni mucho menos tiene que responder al canon que ha construido el imaginario colectivo. En esa re-construcción me parece importantísimo señalar la rebeldía con la que utilizamos no solo una matriz diferente sino unas herramientas diferentes y unas tecnologías también diferentes, que perfectamente podrían ser las que nos estaban constriñendo, pero esta vez desde otro lugar.

Al principio me he metido un poco con la teoría, y tampoco me parece justo, porque no creo que sea un espacio donde no se pueda construir. De hecho creo que sí, hablar desde las vivencias y el cuerpo es imprescindible, pero hablar desde lo teórico y académico creo que nos da las herramientas para poder reivindicar un espacio que también es nuestro y hacer frente a discursos desde un lugar al que les tenemos poco acostumbrados. Y que al final, si algo nos enseñó los (trans)feminismos es que desde lo personal es desde donde se construye lo teórico y lo visible.

Sea desde donde sea.

Si llegamos aquí fue para dinamitarlo todo.

Bienvenides a mi espacio liminal.

Disidentes – Bolleras y otras identidades lésbicas

Por Andrea Cay, (@AndCay_)

Una de mis mayores contradicciones: me encanta desmontar etiquetas, pero nunca me voy a quitar la de bollera. Significado, sonoridad, atributos para continuar una vida, lo tiene absolutamente todo.

El día 26 de abril fue el Día de la Visibilidad Lésbica, una fecha muy señalada en mi calendario y en el de muchas de las personas que me estén leyendo.

Estas contradicciones también se me generan en los sentimientos que tengo hacia este momento del año. Por un lado, me encanta unirme con mis compañeras, ver a otras manifestándose, que reivindiquemos nuestra identidad, nuestro ser. Sin embargo, es difícil no pensar en la rabia que se te acumula día tras día pensando en las agresiones diarias: los insultos, esos comentarios por lo bajo o esas opiniones que nadie pide, pero acabas escuchando. Lee el resto de la entrada »

Disidentes – De cuerpos enfermos y el estigma de la depressión

Por Andrea Cay, (@AndCay_)

Foto de Andrea Cay

Cuando eres consciente de cómo funcionan las cosas en tu interior aparecen los sentimientos más dolorosos que puedes imaginar. A su vez, en el escenario también se presenta la pereza. Todos esos momentos que deberían apasionar a una chica de 27 años no se han terminado esfumando del todo, pero están completamente reprogramados.

No puedo evitar unir esta idea a los conceptos hegemónicos que rodean a los cánones de belleza. No entro en ellos, ni voy a entrar nunca y el motivo no se reduce a mi apariencia física, sino al hecho de que sé, a ciencia cierta, que mi cuerpo está catalogado como enfermo.

Realmente, digo esto con orgullo. Ese orgullo que tanto nos gusta mencionar y aplaudir en la comunidad disidente que se visibiliza bajo las siglas LGBTQ+, no debería ser únicamente encerrado bajo este paradigma. Lee el resto de la entrada »

Disidentes – Cuando el cine te salva

Por Andrea Cay, (@AndCay_)

Pixabay

Me toca ponerme un poco egocéntrica hoy y hablar de una experiencia que, personalmente, no me cambió la vida (o sí), pero consiguió que los años más complicados que pude tener, a la hora de empezar a afrontar que no entraba en ninguna de las categorías impuestas, se hiciesen más amenos: el cine.

Supongo que muchas de nosotras, o al menos espero, pudimos encontrar algo que conseguía salvarnos cuando la jornada no parecía que fuese a mejorar. Salías del instituto, o decidías saltarte las clases porque sabías que hoy no era el día indicado, no ibas a aguantar seis horas ahí.

O quizás, no. A lo mejor el problema surgía en casa: encerradas en viviendas de 65 metros cuadrados en donde, por falta de comprensión o violencia física, podíamos vivir una pesadilla diaria.

Creo que todas soñábamos con magnificar nuestra capacidad para desaparecer, ¿por qué si no éramos entendidas, ni éramos queridas, simplemente no nos podían dejar en paz?.

Para muchas, quizás fue una amistad, un libro, una afición, una forma de desestresarse. Utilizamos lo que tuvimos cerca para poder crear nuestro propio salvavidas, un pequeño lugar en el que sentirte aceptada o cómoda en algún momento.

Gracias a Internet y a la mayoría de horas solitarias que me había pasado en muchos momentos de la adolescencia, conseguí encontrar un espacio que me alejó del mundo real, que me transmitía esa paz que necesité: el cine.

Es cierto que la heterosexualidad era (y es) dominante este arte, pero a mí me gustaba poder ver los problemas de otras personas, viajar a otras ciudades y conocer a personalidades excéntricas o depresivas que me maravillaban. Lee el resto de la entrada »

Virusfakes

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)

Disidentes – Del amor y otras políticas afectivas

Por Andrea Cay, (@AndCay_)

Foto de Andrea Cay

Mi querida Vasallo, en una de las partes más rompedoras de su obra “Pensamiento monógamo, terror poliamoroso” narra lo siguiente: Ningún nudo es un invento así salido de la nada, sino casi una sorpresa que hemos ido encontrando por el camino, a partir de intuiciones, de no fliparnos con ideas marcianas sino de aterrizar las cosas, respirar hondo, meterle mucho humor y mucha ironía al asunto, e ir haciendo entre todas. Ir anudando”.

No puedo dejar de llorar con ese pasaje y todas las páginas que le preceden, quizás, hemos tenido una infancia similar que nos ha ayudado a aprender a distinguir y a alarmarnos con el sonido de una llave, pero no podemos olvidar que, si de verdad queremos amar, no podemos distanciarnos de nuestra identidad.

“¿Qué es el amor?” Probablemente, en algún momento de nuestra vida hayamos escuchado esta pregunta. No importa si fue durante la adolescencia, en una clase de filosofía o conversando con tu terapeuta, la verdadera incógnita es que seguro que, de nuestros labios o desde los de otras personas, hemos oído distintas definiciones. Te aseguro que cualquiera de ellas, no solo se encontraba incompleta, sino que era falsa. Lee el resto de la entrada »

Hace tres años, en Chechenia se hizo el infierno

Por Enrique Anarte (@enriqueanarte)

Russian Embassy en Berlin – Foto de Askold Kurov

La noticia llegó como llegan las pesadillas: en forma de susurros que van tomando cuerpo paulatinamente hasta que, de repente, nos encontramos frente a frente con el rostro mismo de nuestros demonios. Digamos que aquel horror empezó el primero de abril de 2017, aunque en realidad para entonces ya muchos habían perdido la esperanza en Chechenia. Fue ese día, hace exactamente tres años, cuando el mundo escuchó por primera vez esa pavorosa historia que recogían las páginas del periódico moscovita Novaya Gazeta.

Campos de concentración para gais en una pequeña república caucásica de la Federación Rusa. Se estima que al menos un centenar de hombres presuntamente homosexuales o bisexuales fueron perseguidos, detenidos y torturados por su orientación sexual. Por las autoridades chechenas. Más adelante se demostró que también la purga también había alcanzado a mujeres lesbianas y bisexuales.

El pasado dos de marzo, el icónico Kino International de Berlín tenía planeado proyectar la película ganadora del Premio Teddy, el galardón para las películas de temática LGBTI que se entrega en el marco del festival de cine de la capital de Alemania, la Berlinale. O, mejor dicho, de la categoría de mejor largometraje de ficción. El público acudió, en concreto, a ver Futur Drei (traducida al inglés como No Hard Feelings), una aclamada historia de amor entre un alemán de iraníes y un refugiado recién llegado de Irán. Lee el resto de la entrada »

Diario de dos papás: “nuestro pequeño héroe” (página 12)

Cada domingo Juan Andrés Teno (@jateno_), periodista y activista LGTBI especializado en Diversidad Familiar, escribe este Diario de dos papás. Estamos en la página 12

 

Foto: Noval Goya

Querida hija, querido hijo, queride hije, ya llevamos dos semanas de confinamiento y nuestra realidad se ha visto alterada por una nueva cotidianeidad que no se si nos hace mas felices, pero, desde luego, si más responsables.

No es fácil estar encerrados en una casa de algo más de 100 metros cuadrados con un niño de 9 años, tu hermano mayor. La verdad es que la actitud de nuestro primogénito esta siendo ejemplar. Nuestro pequeño héroe nos está dando una lección de sabiduría que nos deja perplejos. Ni una sola vez nos ha pedido salir a la calle, ni una sola vez se ha enfadado por no poder jugar con sus amigos. Ya tiene edad suficiente para poder comprender lo que nos está ocurriendo y su única respuesta ha sido la sensatez.

Tras la primera semana de total aislamiento le hemos ofrecido hablar con sus amigas y amigos a través de una videollamada y la experiencia ha sido muy positiva: se ha reído mucho, ha enseñado su casa, ha bailado, ha hablado de sus cosas y ha seguido siendo feliz. Del mismo modo lo ha hecho con sus abuelas. Lee el resto de la entrada »

Disidentes: Los peones de la pandemia

Por Andrea Cay, (@AndCay_)

Foto: David Santaolalla

El lunes fui a comprar, es el único momento en el que me he acercado a una tienda tras anunciarse el estado de alarma. Cuando la cajera terminó de despacharme, le dije: muchas gracias por lo que estás haciendo.

Ella no me contestó, realmente no sé si me escuchó o si se percató de lo que le estaba diciendo. Y me parece lo más normal.

El capitalismo se ha encargado de enseñarnos que contra más odiemos al obrero -no importa nuestra clase-, mejor lo estamos haciendo. Resultados: nos asomamos al balcón a aplaudir a la policía, a otros cuerpos de seguridad y a los sanitarios de “mayor rango” por tener que comerse este marrón, mientras que, exigimos a las cajeras, a la limpiadora de nuestro portal y al repartidor de Glovo que no se equivoquen con el cambio, desinfecten bien las escaleras y no tarden en llegar. Lee el resto de la entrada »