Archivo de julio, 2022

Históricas LTB: Chavela Vargas

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#Mujeres lesbianas

 

Cuando yo canto los que me escuchan sienten. Y lloran porque se dan cuenta que todavía son capaces de sentir. A pesar de los males del mundo.

 

Nacida en Costa Rica el 17 de abril de 1919, Chavela Vargas ocupó un lugar importante y particular en la música ranchera. Su nombre estará ligado siempre a México, país al que emigró dejando atrás una familia muy religiosa y llena de prejuicios que nunca le mostró ningún cariño.

María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano cambió este nombre tan largo y poco práctico, por el de Chavela en 1942. Desde los ocho años cantaba en casa y en el colegio. No jugaba con muñecas y creció siendo una niña triste y soñadora. Sus padres la escondían “como si fuera un perro rabioso” cuando recibían visitas en casa porque consideraban extraño su comportamiento y su forma de vestir. Cuando el matrimonio se  separó ella fue a vivir con sus tíos. Lee el resto de la entrada »

Weekend

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#cinelgtb

 

Dirigida por Adrew Haigh y protagonizada por Tom Cullen (Rusell) y Chris Haigh (Glenn), Weekend es una película inglesa estrenada en 2011 que cuenta la relación sexual y afectiva que mantienen dos hombres durante un fin de semana tras conocerse en un bar de ambiente.

Weekend es una historia sobre intimidad, sexo y amor desvestida de tintes idílicos que podría extrapolarse a cualquier relación entre dos personas que experimentan una atracción física y emocional

Así cuenta Glenn lo que piensa cuando comienza una relación desde una primera experiencia sexual: «¿Sabes cuando duermes por primera vez con alguien que no conoces? Te conviertes en un lienzo en blanco y tienes la oportunidad de proyectar sobre ese lienzo quién quieres ser. Y eso es lo interesante porque todo el mundo lo hace. (…) Lo que ocurre es que mientras proyectas quién quieres ser, se abre un hueco entre quién quieres ser y quién eres realmente, y ese hueco te enseña qué te impide ser quién quieres ser”.

Weekend funcionó bien en taquilla aunque no estuvo exenta de algún reproche ante la falta de arrojo a la hora de plantear la relación entre los protagonistas, inmersos en un relato que adopta las mismas fórmulas que las historias románticas heterosexuales.

La cinta obtuvo 20 premios especialmente en festivales de temática LGBT como los de San Francisco, Milán o el Outfest de Los Ángeles. Destacan dos galardones obtenidos en la edición de 2011 de los Premios del Cine Independiente Británico: Tom Cullen se alzó con el premio al debutante más prometedor y al mejor logro en el diseño de producción.

Para el crítico de cine Jordi Costa, Weekend es una película sobresaliente que, a primera vista, no parece una obra únicamente dirigida al público gay: habla de algo tan universal como el amor y de las subterráneas corrientes emocionales que acaban convirtiendo el ligue de una noche en algo que, cuaje o no, acabará resonando en el futuro. La homosexualidad y su representación no son el tabú a superar, pero la película acaba revelando, sutilmente, su carácter reivindicativo al señalar con el dedo la asumida homofobia en nuestros protocolos de comportamiento. por superada que creamos tener, sobre el papel, la idea de la relación entre personas del mismo sexo, ¿por qué sigue siendo problemático que las parejas homosexuales expresen su afecto en público?, ¿somos conscientes de las veces en que, a lo largo del día, una pareja homosexual escucha un comentario intolerante al fondo, una mirada reprobatoria, un atisbo de incomodidad grupal?

Cuando sales del armario

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)

Históricas LTB – Victoria Kent

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#Mujereslesbianas

 

«Lo humano, que es tan grande como el universo y

 tan pequeño como sus componentes».

 

Victoria Kent, abogada, política y activista, nació en Málaga en 1892, en el seno de una familia de clase media. Su padre, José Kent Román y dos de sus hermanos fueron sastres. Aprendió las primeras letras con su madre, María Siano González:

No quería ir a la escuela. Mi madre me enseñó a leer y a escribir; luego tuve profesores particulares (…) pero el intento fracasó. Volvía yo de la escuela triste y sin ganas de comer.

Tozuda y con una gran determinación, Victoria evitó el destino de las niñas escolarizadas de la época, cuyo objetivo era prepararse para ser buenas madres y esposas.

Kent fue una niña moderna e inteligente que supo organizarse para vivir la vida que quería. Tras estudiar magisterio en la Escuela Normal Superior de Málaga y bachillerato en el Instituto General y Técnico Cardenal Cisneros, se empeñó en estudiar derecho en la Universidad Central de Madrid. Con el apoyo de su madre, convenció a su padre, al que la opción elegida por Victoria no le parecía adecuada teniendo en cuenta cual era la dedicación de las mujeres de la época. Lee el resto de la entrada »

Abramos un melón: violencia ginecológica en mujeres que tienen sexo con mujeres

Por Tamara Gámez Ramos, de @AltramuzEditorial

 

Poco se habla de la exposición infinita y reiterada a salir del armario durante toda nuestra vida. Se suele pensar que una vez que te has visibilizado en tu entorno más cercano ya está todo hecho, como si lleváramos algún tipo de casilla marcada en el cuerpo o como si decirlo a nuestros familiares y amistades fuera algo así como un acto público colgado en una story fija de la red social de nuestras vidas. Nada más lejos de la realidad que nos obliga a revivir ese encuentro cada vez que se nos presupone como personas cis y/o heterosexuales.

Uno de estos forzosos momentos es la primera visita a ginecología de las mujeres que tenemos sexo con mujeres. En ese mundo de preguntas de exploración iniciales siempre están las del tipo de protección que utilizas en tus relaciones sexuales y las de pensamientos sobre quedarte embarazada… preguntas que a veces se formulan explícitamente incluyendo a un “otro” imaginario o que, de estar formuladas desde la generalidad, tienen un corto espectro de respuestas entre las que no suele estar «mi pareja sexual es una mujer».

Soltada la frase bomba anterior, y observadas las mutaciones faciales de quien te atiende, no hay mejor experiencia para reiterar la vulnerabilidad del momento que bajarse las bragas y abrirse de piernas.

Ahí estás tú, que acabas de salir del armario por octogésima novena vez en tu vida (que no ha sido menos raro ni embarazoso que casi todas las ochenta y ocho anteriores), con la persona que te ha empezado a mirar como una vaca al tren después de escucharlo y que, de pie mientras observa tu espatarre, coge el espéculo y te pregunta:

—¿Cuál es la última vez que tuviste relaciones sexuales?

Ahora eres tú la que muge y ve al tren venir. Le recuerdas que le acabas de contar que tienes una pareja sexual habitual y que tienes relaciones sexuales habitualmente. No sabes cuántas veces has dicho la palabra habitual en la misma frase. No importa.

—Me refiero a relaciones sexuales —te insiste levantando las cejas como si eso cambiara alguna parte del concepto.

Sabes lo que intenta decir porque no es la primera vez que banalizan tus relaciones sexuales ni que te enfrentas a comentarios que equiparan el coitocentrismo a sexo, y el resto de prácticas a preliminares de amiguis, sobre todo si son entre mujeres. Te viene a la cabeza el momento en el que te contó tu compañera de curro que le preguntaron si era virgen en la clínica de fertilidad a la que acudió con su novia.

Tu silencio no ha dado pie a más sutilezas. Te dice claramente lo que está pensando:

—Si no has tenido relaciones sexuales con un hombre no voy a hacerte la citología.

Y se queda tan pancha.

La citología es una prueba que sirve para detectar el cáncer de cuello de útero, estrechamente vinculado con el Virus del Papiloma Humano (VPH). El contagio de este virus se ha venido relacionando con la penetración vaginal, como otras Enfermedades de Transmisión Sexual. Siguiendo ese falso imaginario, se nos ha excluido a algunas mujeres de las posibilidades de contraerlo. Pero ni nuestras relaciones son tan simples ni el VPH tiene esos únicos mecanismos de transmisión. De hecho, el contagio de este virus se produce piel con piel, con lo que en prácticas como el sexo oral existe también exposición.

Esta detección, además, no es la única función de la citología, y es que asimismo sirve para identificar infecciones derivadas de hongos, bacterias u otros virus a los que también estamos expuestas.

Siento ser yo quien agüe la fiesta, pero no, ser lesbianas no nos hace inmunes a las ETS ni nos salva de las pruebas (qué más quisiera yo). Y es que ser una mujer que tiene relaciones con mujeres no solo no te da un pasaporte al Mundo de la Inmunidad sino que te regala un pase gratuito al Paraíso de la Lesbofobia. Doble mala noticia.

La negación de la citología es una experiencia común en estos encuentros, pero hay todo un mundo de situaciones lesbófobas en ginecología que generan resistencias para acudir de nuevo a consulta.

Algo que las mujeres no deberíamos dejar de hacer.

Estas experiencias necesitan salir de los momentos del café, de las charlas entre amigas, para incidir en el reconocimiento y la reparación del daño, en la necesidad de formación y transformación de las consultas, porque encontrar una atención adecuada no puede ser una excepcionalidad. Porque de seguir teniendo que espatarrarnos, mejor hacerlo en espacios seguros y libres de violencias.

 

Romance-by-Made-Underground-is-licensed-under-CC-BY-2-0

El armario de Schrödinger y otros epítomes

Pablo Morterero (@pabloMorterero)

 

A la hora de la resaca de la intensa agenda reivindicativa y festiva de lo que llamamos Orgullo LGTBI+ es bueno hacer resumen de algunas de las certezas en materia de corporalidad, identidad, orientación e intensidad del deseo.

Ordenando que es gerundio:

Con tantas siglas y tantas definiciones va siendo hora de intentar una taxonomía en nuestro campo. Aquí va una.

Todo se inicia con el nacimiento de un bebé, ¿no?. Por eso hay que empezar hablando de corporalidad. Si sus rasgos sexuales corresponde a lo que esperamos de un niño o una niña diremos que es un bebé endosex. Si, en cambio, sus rasgos sexuales no se corresponden a lo que esperamos de un niño o una niña, diremos que es un bebé intersex. Y por aclarar, hay bebés que identificamos como endosex pero durante su crecimiento (pubertad, adolescencia, adultez) descubrimos que ¡oh! han sido siempre personas intersex.

Después de nacer, con casi toda probabilidad crecemos (si somos afortunados ciudadanos de un país avanzado con un sistema público de salud; si naces en EEUU o en un país de África, tus posibilidades se reducen notablemente). Y durante el crecimiento, sabremos si nuestros progenitores, personal sanitario y el Registro Civil, acertaron o no en cuanto a nuestro género. Si acertaron, diremos que somos cisexuales, si se equivocaron, diremos que somos transexuales, o mejor, trans. Y tal vez seamos hombres o mujeres trans, o directamente personas no binarias.

Y más tarde, nos daremos cuenta si sentimos o no atracción erótica o sexual. Si tenemos atracción erótica y sexual hacia personas (las filias y parafilias la dejamos para otro momento), podemos sentirla hacia persona de distinto género (lo que se dice hetero), hacia personas de nuestro mismo género (lo que se dice homosexual, gai o lesbiana) o hacia los dos géneros y aquí entramos en una procelosa senda muy disputada: para unxs eres bisexual si solo siente atracción erótica y sexual hacia hombres y mujeres, y pansexual si sientes atracción erótica y sexual hacia cualquier ser humano (mayor de 16, eso sí) independiente de su corporalidad, identidad u orientación; para otras personas, bisexual lo engloba todo. Como en el buffet libre, tú eliges. Y si no pierdes el tiempo en eternos debates nominales, mejor. Y si los evitas por redes sociales, de matrícula de honor.

Pero si no sientes atracción erótica y sexual hacia ninguna persona, entonces serías asexual, donde, como en todo, también hay grados.

Así que el orden cronológico (que evita tentaciones supremacistas) es: corporalidad, identidad, orientación e intensidad.

El armario de Schrödinger:

Es muy conocida la paradoja del gato de Schrödinger metido en una caja, que la serie The Big Bang Theory se encargó en popularizar hace unos pocos años: hasta abrirla nunca sabremos si está vivo o muerto, y por lo tanto mientras esté cerrada, el gato estará vivo y muerto a la vez. Poco se ha hablado de la misma paradoja pero con personas y su corporalidad, su identidad, su orientación y la intensidad de su deseo.

Toda persona está en principio metida en el armario de Schrödinger. Solemos hipotetizar sobre su corporalidad, su identidad, su orientación o la intensidad de su deseo a partir de elementos externos. Y en muchos casos es un craso error.

A estas alturas, sabemos que nos equivocamos pensando que una persona es hetero porque su relación de pareja sea génerodiscordante (es decir, que uno de los miembros aparente ser un hombre y el otro aparente ser una mujer), porque hemos visto que muchos gais y muchas lesbianas constituían y constituyen relaciones génerodiscordante para no mostrar su verdadera orientación sexual.

De igual manera, nos equivoríamos si pensamos que una persona es homosexual o bisexual (o pansexual) si ha constituído una relación géneroconcordante. Cada uno crea una relación libremente, y por razones que no siempre se basan en la atracción erótica y sexual.

Que tu amigo (o amiga, o amigue) del alma, siempre se haya enamorado y/o enrollado con hombres, y treinta años después se enamora y/o enrolla con una mujer, ni significa que te haga engañado ni significa que haya cambiado. La orientación, como la identidad y el Guadiana, puede mostrarse o no a lo largo de los años. Esa personas (amigo, amiga o amigue) es la misma de siempre, solo una pequeña parte de su enorme personalidad habrá emergido. Alégrate por el, ella o elle.

Que una persona cuya expresión de género es claramente femenina en nuestra cultura (falda por ejemplo) pero que tiene algunos rasgos masculinos, no significa que sea una mujer trans o una persona no binaria. De hecho, existen rasgos de intersexualidad que hacen que los rasgos sexuales secundarios no correspondan ni a la corporalidad ni a la identidad, tal y como la entendemos en occidente, sin afectar con ello a su identidad, que puede ser perfectamente cisexual (es decir, que siente la identidad con la que fue identificada al nacer).

En cambio, si consideramos cisexual a un anciano casado con una mujer, con hijos y nietos, tal vez nos equivoquemos. Porque muchas de las mujeres trans de hace setenta u ochenta años, no llegaron nunca a salir del armario transexual, y han vivido de forma impostada su identidad hasta llegar a la ancianidad.

¡Que quilombo! ¿no?

La cosa va de esto: cualquier persona es endosex e intersex, cis o trans, hetero, homosexual o bisexual (o pansexual), hasta que no verbalice lo que es. Y aún así, es posible que años después se manifieste de forma distinta.

Así que, cari, no seas prejuicioso/a/e, y no vayas repartiendo carnets.

La paradoja del matrimonio homosexual.

Falso. En España no se regularizó el matrimonio homosexual en 2005. Porque desde que existe la institución del matrimonio (al menos allá por los romanos) siempre ha habido matrimonios compuestos por dos personas homosexuales. De hecho, que un gai y una lesbiana se casaran entre sí era (junto meterte a cura -o a monja-, hacerte marinero o dedicarte a vestir vírgenes) una de las opciones menos dramáticas que tenían las personas homosexuales.

De igual manera, un matrimonio de dos personas que se auto-indentifiquen como hombres cisexuales, o mujeres cisexuales, no necesariamente significa que sean homosexuales o bisexuales (o pansexuales). Pueden ser heterosexuales que se han casado porque les ha salido del alma.

Por eso el empeño del activismo de denominarlo “matrimonio igualitario” no es un capricho, sino la necesidad de dejar claro que se trata de dos personas que registralmente aparecen como hombres (o mujeres), y nada más (ni nada menos).

Yo prefiero eso de matrimonio géneroconcordante y génerodiscordante, pero no es cuestión de marear aún más al personal.

La e para visibilizar, la e para invisibilizar.

Vale, hemos tenido la pandemia de la COVID, y ahora la del mono, y parece que también la de la “e”. Pero pongamos un poco en orden la cuestión.

La “e” la empezaron a utilizar las personas que se autopercibían como de género no binario, para diferenciarse de las personas binarias que se consideraban hombres (la “o”) y las personas binarias que se consideraban mujeres (la “a”).

Fue su forma de mostrar al mundo que, a pesar de nuestros prejuicios, existían.

Sé que suena muy moderno, pero si para simplificar el lenguaje, y ahorrarnos aquello de “niños y niñas”, “casados y casadas”, “mecánicos y mecánicas” utilizamos la “e”, no solo les estamos expropiando a las personas no binarias de su patrimonio moral sino además las estaremos invisibilizando de nuevo.

Tú moderna, moderno o moderne. Pero no sin ir robando identidades por ahí.

Conclusio (sin tilde en la ó, que no es catalán sino latín)

Como el ADN, nuestra sexualidad, esa enorme combinación de factores de la corporalidad, la identidad, la orientación y la intensidad del deseo, es única y maravillosa. Y como todo lo nuestro, somos los/las/les úniques/únicas/únicos para definirla, mostrarla u ocultarla.

Acostumbradas/os/es a ser definides/as/os, hemos interiorizado que las personas que no somos personas endosex cisexual heterosexuales también nos asiste el derecho a definir, categorizar e imponer nuestras categorías urbe et orbis. Pero no. Ni les asiste el derecho a ellxs a hacerlo, ni nos asiste el derecho a nosotrxs.

 

Fucking Åmål

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#cinelgtb

 

Película sueca de 1998 dirigida por Lucas Moodisson, y protagonizada por Alexandra Dahlström (Elin) y Rebecka Liljeberg (Agnes). Ganó cuatro Escarabajos Dorados (equivalente sueco al Oscar) en los Premios Suecos de Cine en 1999. La cinta obtuvo también el premio Teddy en el Festival de Cine de Berlín en 1999 y fue candidata a los Premios de Cine Europeo de 1999.

Cuenta las vicisitudes de dos chicas adolescentes y sus inicios en las relaciones amorosas en Ämal, un pequeño pueblo de Suecia. El rechazo hacia Agnes (16 años) por parte de sus congéneres escolares, las dudas de Elin sobre su orientación sexual y la relación que surge entre ambas, son ejes sobre los que pivota el argumento de la película.

Elin es una chica atractiva y popular. Tiene catorce años y es consciente de su belleza, Sueña con ser Miss Suecia. Su relación con Agnes la hará madurar y buscar opciones vitales más allá de su físico.

Agnes es introvertida, tímida. Acaba de llegar a la ciudad y no acaba de integrarse en su instituto donde la consideran un bicho raro. Corren rumores de que es lesbiana y eso agudiza su situación de marginalidad.

El título de la cinta, que en español podría traducirse como “Jodido Amäl”, fue problemático en algunos países, aunque la película no contiene ninguna escena de sexo. El film fue distribuido en los países angloparlantes como Show Me Love («Muéstrame el amor»), que era además el nombre del tema principal de la banda sonora. En otros países recibió títulos igualmente suavizados: en Alemania se llamó Raus aus Åmål («Fuera de Åmål»); Láska je láska («Amor es amor») en la República Checa y Eslovaquia; Descubriendo el amor en Argentina y Chile; Amigas de colegio en Brasil, etc. Otros países europeos, como Francia, Italia y España, mantuvieron el título original. Al comienzo de la película, Elin se lamenta: ¿Por qué tenemos que vivir en este jodido y puto Ämal?

La banda sonora de Fucking Ämal fue seleccionada por Per Gessle, miembro de Roxette y Hakan Hellström. Clásicos del pop como I wanna know swhat love is de Foreigner con temas instrumentales y, sobre todo, canciones de pop-rock juvenil.

Esta película es una sencilla y tranquila radiografía de la juventud sueca descrita con ternura y sencillez por su director que aborda con delicadeza el descubrimiento de la orientación sexual en la adolescencia. Destacan los momentos de espontaneidad y naturalidad de la relación entre las protagonistas con uno de los besos más frescos del cine.

Se filmó en la ciudad de Trollhättan aunque la historia transcurre en Ämal. Puede ser que en esa localidad no gustase el título escogido para la cinta. En un principio, según estaba en el guión original, la cinta acababa con una escena en la que Elin y Agnes se alejaban agarradas de la mano. Lukas Moodyson y Alexandra Dahlström escribieron la escena final en la última etapa de producción.

Las críticas a nivel internacional fueron muy buenas. En palabras del director Ingmar Bergman, la cinta es la primera obra maestra de un joven maestro. Las jóvenes actrices protagonistas sorprendieron por su talento a pesar de que casi no tenían experiencia en el mundo de la interpretación.

Hacer un María del Monte

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)

 

Critica-les

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)

Bi-borrado (Chanel)

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)