Archivo de marzo, 2022

Hoy recomendamos: Sexbook. Una historia ilustrada de la sexualidad

 

Nacho M. Segarra, María Bastarós y Cristina Daura presentan Sexbook. Una historia ilustrada de la sexualidad (Lumen, 2021)

Desde los manuales eróticos de la Antigüedad hasta las relaciones en tiempos de pandemia, pasando por la mitología erótica egipcia o el sexo que practicaban Adán y Eva en el paraíso, Nacho M. Segarra y María Bastarós despliegan rigor, ingenio e ironía en una narración llena de curiosidades, hechos de la cultura popular y cotilleos históricos.

Un collage histórico que analiza los discursos religiosos y médicos sobre el sexo (desde el concepto de pecado hasta las leyendas urbanas sobre el sida), pero también las prácticas (la marcha atrás o enrollarse en los coches), los inventos (desde los masajeadores al satisfyer), las batallas del colectivo LGTB, el colonialismo y su relación con la sexualidad, las primeras comunas del amor libre, las fiebres eróticas durante las guerras mundiales, la aparición de Playboy, las guerras feministas sobre el porno, los swingers, las asexualidades, el twerking o las distintas reacciones contra la libertad sexual de la mujer.

Un recorrido cronológico con una perspectiva diversa, transfeminista y en constante diálogo entre actualidad e historia, ilustrado con el estilo único de Cristina Daura.

La crítica ha dicho:

«Un [libro] en el que cabe cualquiera que quiera entrar.»
Isabel Valdés, Babelia

«Un libro que propone un viaje muy completo. Un trabajo magnífico. […] Pura maravilla.»
David Àvila, Ja m’entens (Catalunya Ràdio)

«Ameno y de lo más interesante, Nacho Moreno, María Bastaros y Cristina Daura […] repiten fórmula y aciertan. […] Un libro para leer y aprender, conociendo el pasado para entender el presente.»
Alberto Vaquero, FNAC

 

El Niño Santo de Luis Maura

Por Nieves Gascón, (@nigasniluznina), la cuentista de nuestro refugio

 

El próximo día 29 de marzo, a las 19 h, se presentará en la librería Mary Read , Niño santo, segunda novela de Luis Maura, recientemente publicada por la Editorial Dos Bigotes. Agradecemos, tanto al autor como a la editorial, habernos facilitado esta entrevista que a continuación reproducimos.

La referencia en la web de la editorial sobre tu trayectoria, menciona que eres licenciado en Filología Inglesa y Francesa, has estudiado interpretación y además eres docente. Tienes una primera novela Nido de pájaros, también publicada por Dos Bigotes y colaboras con medios LGTB, con relatos. ¿Quieres comentarnos algo de tu novela anterior y tus diferentes facetas profesionales, como escritor, docente y colaborador de medios? ¿Cómo se puede combinar todas estas facetas?

Alguna vez me han preguntado qué haría si tuviera que elegir una sola de mis profesiones, con cuál me quedaría, y lo cierto es que no puedo ni quiero limitarme a una sola cosa. Me gusta ser profesor, aunque a veces pueda ser un poco agotador, me encanta ser actor, a pesar de la precariedad laboral de ese mundo, y me niego a dejar de escribir porque me fascina y me resulta necesario. A veces es difícil compaginar dichas facetas (también soy director teatral y tengo un grupo musical, así que te puedes imaginar cómo tengo la agenda), pero disfruto mucho con cada cosa que hago. Si me quedara solo con una o dos facetas, no sería fiel a mí mismo, porque soy todas esas cosas y más. Sobre mi primera novela te diré que fue algo visceral, que me salió de las entrañas, ya que necesitaba poner en palabras lo que me pasaba cada vez que volvía a mi pueblo y sentía esa especie de no pertenencia. Se trata de una novela de autoficción que habla de la familia, el sexilio y la búsqueda de la identidad. Desde que fue publicada por la editorial Dos Bigotes no me ha traído más que alegrías, y ya va por la tercera edición.

 

Pero hablemos de Niño Santo, la historia de Pedro, un niño de doce años que transita de la infancia a la edad adulta y descubre su sexualidad, viviendo en un pueblo y con una educación muy religiosa que le condiciona en este inicio de la adolescencia. Pedro es monaguillo, nos cuenta su interacción con las imágenes de la iglesia, ese impresionante Cristo crucificado con el que choca, colecciona estanpitas de vírgenes y santos, reza y siente una enorme culpa por pecar.
Cuéntanos algo más sobre Pedro.

Pedro es un niño muy inocente que solo busca agradar y que lo quieran. Sufre el rechazo de sus compañeros de colegio porque lo ven diferente, solo por tener una mayor sensibilidad que el resto. Le cuelgan el cartel de “maricón” antes incluso de saber lo que significa, igual que le sucede a muchas otras personas LGTBIQ+ en la infancia: el insulto llega antes que la propia formación de la identidad. Pedro se refugia en la iglesia porque cree que ahí lo van a querer tal y como es. Anhela ser santo para ser aceptado y amado, ya no solo por su padre o los niños de su clase, sino por toda la sociedad.

 

El relato desde el primer momento engancha describiendo la situación en la que el padre y la madre opinan sobre dónde colocar la foto del protagonista vestido de comunión con ese reflejo de luz en la cabeza, que le da aspecto de niño santo. Esa disparidad de criterios entre los personajes es graciosa y la manera en que Pedro resuelve la situación en la que no desea contrariar a su madre especialmente, también. Háblanos más de esta familia.

Hay un contraste muy grande entre la madre, que representa la sensibilidad, el cariño, la fe y el refugio, frente al padre, que personifica la fuerza, la masculinidad más tradicional y la falta de muestras afecto. Pedro siente que nunca va a poder convertirse en lo que su padre o su hermano Lucas esperan de él, lo que provoca que se sienta extranjero en su propia casa. No encaja en el mundo exterior, pero tampoco entre las cuatro paredes de su hogar; el único salvavidas al que puede asirse es la relación que mantiene con una madre muy protectora, pero algo maniática y cabezota.

El protagonista habla en primera persona y nos cuenta desde su perspectiva y psicología infantil sus impresiones y emociones. Leyendo el relato he podido sumergirme en su visión personal y he sentido los estados de ánimo de Pedro. La verdad es que he sufrido muchísimo en el transcurso de la historia, en cada momento de angustia, rechazo, acoso, enamoramiento, violencia y duelo. El relato está ambientado en un lugar un momento concreto. ¿Por qué escogiste un pueblo y la década de los 90 del siglo pasado para esta novela?

Escogí un pueblo en la década de los noventa porque eso fue lo que yo viví. Tanto en mi anterior novela como en ‘Niño santo’, parto de mis propios recuerdos para después construir la ficción. De hecho, todo comenzó con una foto de mi comunión que andaba dando vueltas por casa; esa foto, que además aparece en la portada del libro, fue el motor de esta historia. Con Nido de pájaros me quedé con ganas de seguir profundizando en esa etapa previa a la adolescencia en la que, de un día para otro, la sociedad te obliga a convertirte en adulto, estés o no preparado. Ha sido muy bonito, a la par que duro, viajar a esa época para recordar al niño que fui.

La madre del protagonista tiene una relación especial con este. Es un personaje clave, tiene un tono especial relacionándose con su hijo: le indica que sus manos no son para hacer trabajos o esfuerzos como las del padre y el hermano, le protege y colma de cariño, esta madre huele especialmente agradable para su hijo, y también le influye con una educación muy religiosa. Esta mujer parece haber estado educada en el pensamiento único del nacional catolicismo propio del Franquismo y que se relaciona con que Pedro, por momentos, esté sumido en un mar de contradicciones en su despertar sexual. Háblanos de este momento, el del primer amor del protagonista, en el que se siente sexualmente fuera de la norma.

Creo que no me equivoco al decir que los que nos criamos en aquella época no tuvimos educación sexual; la religión nos obligaba a sentirnos culpables por el mero hecho de tener apetito sexual y, más aún, si esta atracción estaba fuera de la norma. Todo eran tabúes y silencios. A pesar de ello, en la novela Pedro se enamora de manera genuina y bastante libre, ya que él no ve nada malo en enamorarse de otro chico. En palabras del propio Pedro: «Llevaba toda la vida sintiéndome culpable por todo y, de repente, cuando más motivos tenía para avergonzarme, me sentía feliz».

¿Crees que de los 90 hasta ahora, han cambiado algo en relación al momento crucial de “salir del armario” para los niños, niñes, niñas y adolescentes?

Afortunadamente, las cosas han cambiado mucho. Hoy en día hay niños y adolescentes orgullosos de ser LGTBIQ+, hay muchos más referentes en la vida pública y en la ficción, gracias a series como Sex Education, Élite o La edad de la Ira. Sin embargo, aún queda mucho camino por recorrer.

Sabemos de la importancia de la creación literaria y artística relacionada con la denuncia y reivindicación de los derechos de los grupos LGBTIQ+ y de su influencia en los procesos de cambio social, la deconstrucción de estereotipos, y su progresiva aportación en el cambio de la opinión pública contra los prejuicios sociales y los discursos de odio. Nos puedes dar tu opinión de todo esto.

Por desgracia, todavía existe LGTBIfobia en las aulas y fuera de ellas. Los discursos homófobos de determinados partidos políticos calan en la sociedad, algo que luego se refleja en las actitudes de los más pequeños, y sería absurdo decir que ya no existe el ‘bullying’ (ojalá poder decir algo así). Es por ello que los docentes tenemos que estar ahí, atentos y dispuestos a poner los puntos sobre las íes, listos para acompañar al alumnado que más nos necesita. Por eso, además, es tan importante mostrar realidades LGTBIQ+ en la cultura. Si la historia de Pedro sirve para que un niño, niña o niñe, se sienta menos solo en el mundo, menos incomprendido, pero sí más aceptado y representado, todo esto habrá merecido la pena.

La novela tiene un estilo impecable, envolvente, que te traslada al mundo interior de Pedro y su realidad. Te agradecemos que escribas tan bonito. En este momento ¿Tienes algún proyecto? ¿Trabajas en una próxima novela? Cuéntanos.

Muchísimas gracias por tus palabras y por la entrevista. Estoy encantado con todas las preguntas y con la gran labor que hacéis. Como llevo ya dos novelas sobre el mundo rural, decidí dejar el pueblo de lado por un tiempo y comencé una novela juvenil sobre extraterrestres. Nada que ver, aunque siguen apareciendo temas como la identidad o el acoso escolar. Sin embargo, he parado un poco para poder disfrutar del recorrido de ‘Niño santo’, que de momento me está dando muchas alegrías. Tengo intención de presentar la novela en Madrid, Barcelona, Soria, Coruña y Toledo, de momento. Espero que acojan a Pedro con los brazos abiertos y le den todo el cariño que necesita.

 

Muchas gracias Luis por atendernos. Te deseamos una larga y prolífica trayectoria como escritor de la que podamos disfrutar.

Abrazos de las personas que hacemos 1decada10 y de las que nos leen.

¡Hasta pronto!

Mira el booktrailer de Niño Santo en este enlace

 

Hablamos con Iván León, autor de ‘Oh, feliz culpa!’

Por Victor Mora (@Victor_Mora_G ‏)

 

Oh, feliz culpa! es la primera novela de Iván León, y es también el primer testimonio sobre las llamadas “terapias de conversión” que, dentro de la Iglesia Católica, se realizan a personas del colectivo LGTBI+. Este libro es una experiencia novelada, un relato del presente que expone hechos, situaciones y consecuencias que, erróneamente, muchos creen que forman parte únicamente del pasado. Hablamos con su autor.

 

– ¿Qué nos vamos a encontrar los lectores en ¡Oh, feliz culpa!?

Creo que una de las notas principales de este relato sería su normalidad. Y ese, precisamente, es su punto fuerte. Me explico. Cuando se habla de estos temas (terapias de conversión y cosas por el estilo) solemos pensar en cosas terriblemente obscenas: campamentos al estilo norteamericano, terapias de aversión de los años cincuenta y cosas así. Y es un error. A día de hoy estas cosas suceden entre bambalinas, discretamente. Son, en la mayoría de casos, machaques constantes, discursos funestos y una fuerte presión social. Por eso, creo que cualquiera que se acerque a este relato podrá comprobar como, sin apenas darse cuenta, ha ido introduciéndose en un bucle del que es difícil salir. Otra característica es que, partiendo de esa misma normalidad, genera una gran intimidad. ¿Quién no ha experimentado la incertidumbre en sus propias carnes? ¿O quién no se ha enfrentado a un cierto cuestionamiento? En ese sentido, creo que es fácil que haya una cierta empatía entre narrador y lector, lo que facilita mucho la tarea de inmersión. Y, por supuesto, eso mismo permite definir imágenes mucho más vivas para que también sea posible disfrutar del relato.

 

– ¿Qué te llevó a decidirte a escribir tu historia?

Supongo que el independizarme, en sentido amplio. El salir de casa me exponía a grandes preguntas. Ya no era un yo metido en una estructura, sino que me enfrentaba en soledad a un montón de experiencias nuevas. Necesitaba construir un relato que respondiese a quién era. Un relato que me permitiese tomar posesión de mí mismo y presentarme ante el mundo. Un relato sobre el cual poder edificar. Y eso pasaba por integrar algunas experiencias complejas. El escribir sobre esta etapa fue, por decirlo así, algo providencial. Durante una visita a la UCM, donde me formé, estuve charlando con un profesor y le comenté lo que me rondaba por la cabeza, las dudas sobre ese proceso de construcción de la identidad. Y su respuesta fue sencilla: “Escribe. Somos filólogos, ¿no? La formación que os proporcionamos no es únicamente académica, sino que podéis aprovecharla para vuestra vida.” Y realmente aquella conversación fue lo que, durante el confinamiento, me animó a escribir toda esta historia.

 

– ¿Cómo fue el proceso de escritura?

Terrible. Algo más en serio, diría que ha sido un proceso complejo, lleno de baches. Uno de los primeros problemas fue encontrar el tono adecuado. ¿Desafiante? ¿Lastimero? ¿Algo más neutro? Sin embargo, una tarde, durante una charla, se me ocurrió una idea sencilla: presentar mi experiencia subjetiva como una suerte monólogo interno. Algo así como permitir al lector acceder a mis vivencias, aunque con la distancia que proporciona la retórica. En términos algo más mundanos, hubo días y días. Algunos días fueron una auténtica catarsis y otros, simplemente, rellenar el espacio literario. Supongo que, para entendernos, debe ser similar al proceso de creación de una pintura: hay días que das vida a la figura principal y otros, te limitas a iluminar el fondo. En resumen, ha sido un proceso largo, aunque he contado siempre con ayuda y referentes.

 

– Hablas en varias ocasiones de la tentación de ceder al olvido, ¿crees que eso es posible? Creo que en tu novela hay un enlace muy bonito entre la historia personal y la memoria colectiva, sobre todo para quienes entendemos que la memoria es algo vivo, es decir, que afronta problemas y situaciones que aún están lejos de haber quedado atrás. ¿Qué piensas sobre este tema?

Olvidar. En cierto sentido, olvidar sería algo similar a negar. Negar un hecho o una experiencia concreta. Y negar no es más que una forma, respetable, de gestionar algún aspecto concreto de la realidad. Aquí que cada uno gestione como pueda, que bastante tenemos con lo que tenemos. Aunque creo que, en la medida de lo posible, hay que afrontar las experiencias vitales con cierta osadía. Tratando de hacerlas nuestras para poder sacar algún partido de ellas, si es que fuese posible. Y si no, para, al menos, poder revisitar aquellos lugares sin aquel terrible estrés que provoca el trauma. Por otra parte, creo que la relación entre el individuo y la colectividad es muy estrecha. Uno no puede ser si los demás no le ayudan a ser. Y, por supuesto, la colectividad no puede constituirse si cada uno de los individuos no se integran en ella. Hay que acabar con el mito del self-made-man, porque nos aísla y nos impide establecer vínculos de confianza y apoyo. Y, precisamente, sin estos vínculos, sin esta confianza, creo que nos veríamos abocados al desastre porque una de las principales estrategias de supervivencia siempre ha sido la comunicación de saberes. Algún humano comunicaba a otro tal o cual saber, o amenaza, y así el grupo podía valerse de ese conocimiento para sobrevivir. Creo que aquí ocurre algo similar: la experiencia personal de cada uno puede ayudarnos no sólo a constituirnos como colectividad, como sociedad, sino que además puede ayudarnos a desarrollar estrategias adaptadas a la realidad que se nos presenta.

 

– “Yo tampoco sé ser un hombre, pero ¿a quién le importa?” Cuánto pesan los estándares del género, cuánta violencia pueden crear… algunas ideas presentes en tu novela. ¿Es que lo hacemos mal, es que no lo somos, o es que nadie tiene la potestad de decir quién es qué salvo uno mismo?

Creo que habría que empezar por el principio y preguntarse qué es eso de ser un hombre. Porque dependiendo de quién plantee la pregunta, fijará un estándar u otro. Y, en cualquier caso, creo que ese estándar seguiría sin ser universalmente válido. Porque definir un ideal así resulta extremadamente complejo Algunos podrían apelar a los cánones y cosas así, pero, ¿a qué cánones nos apegamos? Porque hay tantos hombres como momentos históricos y grupos culturales, cada uno de los cuales tiene una pretensión de verdad y universalidad que resultan soeces en conjunto. Así que, ¿con qué hombre nos quedamos? En cualquier caso, creo que muchas veces es una obsesión social más que un problema real. Si uno es funcional y consigue articular un relato que le sirve para encarar la realidad, ¿cuál es el problema? Creo que la verdadera preocupación debería ser el poder construir relatos cercanos y prácticos y que tengan un gran potencial explicativo para la propia persona. Tratar de definir una masculinidad y una feminidad hegemónicas e inmutables me parece un burdo intento de categorizar y cauterizar la realidad para poder etiquetarla y hacerla manejable.

 

“Aquel pasillo parecía no tener fin. Avanzaba penosamente, sin tener aún claro qué sucedería a continuación. Y, sobre todo, seguía sin tener la completa certeza de que aquello fuese a funcionar.” Así comienza “Vorágine”, la primera parte de tu libro, unas líneas que marcan el inicio de aquellos encuentros… desde el ahora, ¿qué te gustaría decirle a tu yo de ese entonces?

Creo que no sabría bien qué decirle. Seguramente lo mirase en silencio con cierta simpatía y lo dejase marchar. Aunque es probable que le viniese bien saber que, en realidad, todo va mucho menos en serio y mucho más en serio de lo que aparenta. Sería, simplemente, una cuestión de afinar la comprensión. Pero claro, eso es algo que te da el tiempo. Así que es normal que cometamos ciertos errores de ese tipo.

Oh, feliz culpa! de Iván León, editada por Egales y con prólogo de Víctor Mora, ya disponible en librerías y en la web de la editorial.

Carol

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#cinelgtb

 

Carol es un drama romántico de producción británica- estadounidense. La película se estrenó en 2015. Dirigida por Todd Haynes y protagonizada por Cate Blanchett, Rooney Mara, Sarah Paulson y Kyle Chandle, es una adaptación de la novela de Patricia Highsmith titulada The Price of Salt (El precio de la sal). En un principio, los editores rechazaron el libro por su temática lésbica . Finalmente se publicó en 1951, bajo el seudónimo de Claire Morgan. En 1989 volvió a imprimirse con el título de Carol y el verdadero nombre de su autora.

Carol es la primera novela en la que una relación lésbica terminaba bien. Hasta entonces las historias de amor entre mujeres siempre habían tenido un final trágico, lanzando de esta forma un mensaje de condena hacia el lesbianismo.

Therese Belivet (Rooney Mara), una joven que trabaja como empleada en unos almacenes de Manhattan, aspira a ser fotógrafa y alcanzar un futuro mejor. Entonces, conoce a Carol Aird (Cate Blanchett), una mujer atractiva y cautivadora , atrapada en un matrimonio sin amor. Las dos mujeres aparecen a menudo, esquinadas en los planos de la película, guardando así, el secreto que comparten. La personalidad de Therese combina la inocencia y la curiosidad con el anhelo de ser amada y la necesidad de establecer un vínculo con Carol, mujer ya experimentada en las lides del amor, el deseo y el desengaño.

La relación amorosa entre Carol y Therese resulta magnética. Esto es consecuencia, no solo del carácter prohibido de su historia, sino por la antagónica situación social y las personalidades de las protagonistas, que se contraponen y se complementan al mismo tiempo.

Mientras que en la novela abundan los monólogos interiores de Therese, a través de los que Highsmith nos describe el proceso de enamoramiento de la joven, la guionista Phyllis Nagy utiliza los silencios y las miradas para describir los sentimientos de las protagonistas.

Rodada en Cincinnati, Ohio, Estados Unidos, la película está ambientada en Nueva York durante la Navidad de 1952. El estreno mundial fue en el Festival de Cine de Cannes de 2015. La crítica se rindió ante la película y Rooney Mara obtuvo el premio a la mejor actriz. Recibió seis nominaciones a los Premios Óscar: mejor actriz (Cate Blanchett), mejor actriz de reparto (Rooney Mara), mejor fotografía (Edward Lachman), mejor guion adaptado (Phyllis Nagy), mejor música original (Carter Burwell) y mejor diseño de vestuario (Sandy Powell). De esas nominaciones, ninguna se materializó en un premio.

La película, combina la estética con la ética. Las magníficas interpretaciones de las actrices protagonistas y la elegante puesta en escena se conjugan en esta cinta en la que no falta ni sobra un plano. Carol es una película de belleza dura en la que el buen gusto se une a las grandes pasiones. La escena de sexo, rodada con sensibilidad, expresa lo etéreo del deseo que se manifiesta en el encuentro entre los cuerpos desnudos de las dos mujeres.

La cinta no está contada desde un punto de vista en especial, mientras que la novela se desenvuelve desde el punto de vista de Therese. Según Haynes, Carol guarda cierta relación con el género de suspense – tan característico de la obra de Highsmith- ya que las protagonistas cometen un crimen al desafiar la rígida moral sexual de la época.

Hoy recomendamos: Todo era por ser fuego

Redacción @1decada10

 

La artista Roberta Marrero publica su primer poemario Todo era por ser fuego. Poemas de chulos, trans y travestis (Continta me tienes, 2022), con prólogo de Víctor Mora y epílogo de Celeste González, ya disponible en librerías.

Sobre la obra:

«La artista Roberta Marrero alza en su primer poemario un yo poético que participa de la corrupción del mundo y advierte, como advierte toda voz transfronteriza, que en ese mismo mundo existe una brecha, una herida por donde caen y se precipitan las palabras no dichas, no contempladas, no escritas.

»La voz de Roberta Marrero es el fetiche que se reapropia de sí mismo, es la ficción que se reescribe y dice yo soy la luz del mundo. Poderosa como La Machi, travesti bruja del universo de Camila Sosa Villada, que alza el puño, detiene el tiempo y extiende el conjuro para recuperar todo aquello que les ha sido arrebatado a las desclasadas, la voz de la poeta emerge de entre lo oculto. Los versos de Roberta Marrero, cargados simbólicamente de travestismo sacrosanto, sucio, popular y pagano, se despliegan como una cartografía descarnada donde habla la puta y su coño sagrado, la proletaria del amor y la gata bajo la lluvia.

»La voz de la poeta no reclama un lugar, no señala un error, no lamenta una herida. Su voz es el lugar, es el error, es la herida. La voz de la poeta no escribe en la jaula reservada para su cuerpo, su voz es la jaula, abierta, oxidada. La voz de la poeta no anhela un horizonte utópico, no es la nostalgia del futuro, es la utopía, es la esperanza y el fuego».

Sobre la autora:

ROBERTA MARRERO (Las Palmas de Gran Canaria, 1972) es artista, escritora y poeta. Fue también cantante, DJ y actriz. Ha publicado Dictadores (Hidroavión, 2015); El bebé verde: infancia, transexualidad y héroes del pop (Lunwerg, 2016) y We Can Be Heroes. Una celebración de la cultura LGTBQ+ (Lunwerg, 2018). Su obra plástica ha formado parte de exposiciones como David Bowie Is en el Victoria & Albert de Londres o Piaf, en la Biblioteca Nacional de París.

Pride

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#cinelgtb

Película británica de 2014, escrita por Stephen Beresford y dirigida por Matthew Warchus. Basada en hechos reales, la cinta cuenta la verídica historia de un grupo de activistas del colectivo LGTB que deciden apoyar las huelgas mineras de 1984 en Reino Unido.

En un principio, el NUM, sindicato de mineros, debido a sus prejuicios, fue reacio a aceptar la ayuda de una asociación LGTB. Ante el rechazo del sindicato, el grupo de jóvenes activistas decidió llevar personalmente el dinero recaudado a la comunidad minera de Onllwyn, un pequeño e ignorado pueblo de Gales. Las familias obreras aceptaron gratamente la ayuda, y así surgió una fuerte y exitosa alianza que, hasta entonces, habría sido impensable.

La cinta está basada en la vida del activista LGTB y comunista Mark Ashton; y en el inicio de la campaña LGSM (Lesbianas y Gais Apoyan a los Mineros). El concierto benéfico Pits and Perverts tuvo lugar el 10 de diciembre de 1984 en el local Electric Ballroom, en el barrio de Camden de Londres. La librería que fue central de la asociación LGSM y aparece en la película, es real y está ubicada en el barrio londinense de Bloomsbury.

Dos personajes femeninos de la obra también reales, son la galesa Hefina Headon, activista por los derechos humanos; y la galesa Siân James, política y diputada del parlamento. Así como Jonathan Blake, el primer hombre gay diagnosticado con el virus VIH en Londres.

La película se sitúa hacia la mitad del gobierno de Margaret Thatcher, en los 80. Una etapa en la que confluyeron una serie de cambios políticos, sociales y económicos. La política de privatizaciones de Thatcher es la premisa de partida de la cinta, ya que cerrar decenas de minas dejaría a miles de trabajadores en el paro.

Por esa época tuvo lugar la Guerra de las Malvinas y los años de crisis, además de la llegada de personas inmigrantes procedentes de Jamaica y de otros lugares. Todas estas circunstancias dieron lugar a una intensa lucha obrera y catalizó el ascenso del neonazismo y el paso de skinheads del antirracismo a partidos como el Frente Nacional, como se sugiere en Pride y podemos ver en otras películas similares como Billy Elliot (2000) o This is England (2006).

El director mezcla técnica y modernidad para recrear un ambiente y una emociones que, a veces, se acercan al cine documental. Rodada de forma luminosa y sin florituras, la cinta nos muestra la evolución de la relación entre los dos grupos que va desde el rechazo hasta el entendimiento y la unión, visibilizando cómo cuando se desmontan los prejuicios los resultados positivos afloran, con la provechosa alianza entre dos colectivos oprimidos.

Los diálogos, con humor e ironía, resaltan el impacto de la llegada al pueblo de la asociación de jóvenes LGTB: “sois los primeros gays que conozco”, “al menos que tú sepas”, “tú eres el primer minero que conozco”. También señalan los puntos de encuentro entre ambos grupos: “Hemos pasado cosas similares a las vuestras. Si una quinta parte de la gente es gay, una quinta parte de los mineros lo es, y seguro que se alegrará de vernos”. Y comentarios, como los que Gwen (Menna Trusller) ha escuchado en el mercado, como que las lesbianas son todas vegetarianas, nos muestran lo absurdos que pueden llegar a ser los prejuicios. Estos prejuicios no solo son hacia las personas LGTBI, sino también hacia las mujeres.

Así, Dai (Paddy Considine) expresa ideas arraigadas el imaginario patriarcal que asume que las mujeres de comunidades pequeñas no son femeninas: “Sólo hay una diferencia entre este bar y los bares de Gales del Sur. Las mujeres parecen mucho más femeninas”. También los diálogos visibilizan el miedo de los mineros a que su hombría se ponga en entredicho si aceptan la ayuda del grupo de jóvenes LGTBI: “Son hombres, les están manteniendo sus mujeres y ahora esto”.

La película describe a la perfección la posición subalterna de las mujeres tanto dentro del grupo LGTBI, liderado por un joven gay, como en el pueblo minero donde ellas quedan relegadas al ámbito doméstico: el personaje de Siân (Jessica Gunning) afirma tras la huelga, “soy esposa y madre. Mi vida volverá a la normalidad”. La misión de las mujeres es mantener alta la moral de los mineros y organizar comités de resistencias, lo que no deja de ser una tarea secundaria.

Otros temas que aparecen en la película son el rechazo familiar que lleva a jóvenes LGTB a encontrarse en situaciones muy duras, y el comienzo de la pandemia del SIDA. Esta cinta se proyectó como parte de la Quincena de Realizadores del Festival de Cine de Cannes de 2014, donde obtuvo el galardón Queer Palm.

En la guerra y en la paz

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)

 

Soy

Requisitos indispensables para ser lesbiana 3

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)

 

Matilde Ras, pionera de la grafología en España

Por Charo Alises (@viborillapicara)

#Mujereslesbianas

 

Escritora, ensayista , traductora, articulista , especialista en El Quijote y pionera de la grafología en España. Matilde Ras nació en Tarragona el uno de septiembre de 1881. Su familia formaba parte de la intelectualidad de la época. Con dos años de edad marcha a Cuba con su familia debido al trabajo de su padre, arquitecto de profesión. Cuando éste fallece, regresa a España. Pasa un tiempo en Barcelona para marchar después a Soria y luego a Zaragoza. Finalmente recalaría en Madrid donde termina sus estudios.

Desde niña lee y escribe cuentos que después se publicarán con éxito. Además muestra talento para el dibujo hasta el punto de ejercer como profesora en esa materia cuando tenía dieciocho años.

Colabora con El Sol, Mujer, Buen humor, Nuevo Mundo, La Voz Horizonte, Arriba y Estudio. En sus publicaciones hace gala de su extensa formación cultural que comprende campos como la literatura, la música, la crítica artística, cuestiones económicas y biografías de destacadas figuras históricas. También se dedicó a escribir sobre temas científicos y sanitarios en El Heraldo de Madrid.

Su conocimiento del Francés, adquirido gracias a su madre, le permite traducir los poemas de Paul Verlaine, Charles Baudelaire, y Paul Valéry entre otros. También traduce a clásicos para niños entre los que destacan las recopilaciones de cuentos de Perrault, de los hermanos Grimm y de Andersen. En relación al género infantil y juvenil, publica la novela para niñas Charito y sus hermanas de 1946. Entre su producción literaria destacan la novela Donde se bifurca el sendero (1913) y los volúmenes de relatos Cuentos de la Guerra (1916) y Quimerania (1918).

Matilde se adentró en el teatro con El amo y El taller de Pierrot recogidas, junto con obras de Pilar de Valderrama y de Halma Angélico, en el volumen de 1934 , Teatro de mujeres; escribe también, La hermosa hilandera y los siete pretendientes, representada en Panamá.

Se considera feminista y, a la vez, conservadora y católica. Su empeño fue compaginar el papel maternal con sus reivindicaciones de igualdad , formación y realización de la mujer dentro y fuera del hogar.

En 1917 publicó su primer volumen, Grafología. Estudio del carácter por la escritura. Desde 1923 a 1925 estudia sobre esta cuestión en París gracias a una beca de la Junta de Ampliación de Estudios. Así, tras superar unos cursos sobre el peritaje de escritos, obtiene el diploma de la Société Technique des Experts en Écritures. Desde ese momento, firmaría sus trabajos como grafóloga añadiendo a su nombre “De la Société de Graphologie de Paris”.

Por su impecable labor divulgativa es considerada como la verdadera introductora de la grafología clásica francesa en España, Portugal e Hispanoamérica. Sus conocimientos la convertirían en un referente de la grafología. Ejerció como profesora de grafología práctica y conferenciante en el Instituto Internacional de Boston en Madrid. Desde 1917 hasta su jubilación atendió a empresas y particulares en su consultorio grafológico.

Mantuvo correspondencia con diversos artistas catalanes. Su relación epistolar más conocida es la que mantuvo con Víctor Catalá ( seudónimo de la escritora Caterina Albert). Comprometida con los derechos de las mujeres, perteneció a la primera generación de feministas españolas. En el Círculo Sáfico de Madrid conoce a la escritora Elena Fortún con la que mantendría una discreta relación sentimental, que se vio interrumpida cuando Elena marchó fuera de España. Tras la Guerra Civil se exilió en Portugal. Nunca se casó y no tuvo descendencia.