Archivo de octubre, 2021

‘¿Quién teme a lo queer?’

Reseña por Alberto Poza

@Linkedin @IG

¿Quién Teme a lo Queer?
Victor Mora, Continta Me Tienes, 2021

 

¿Quién teme a lo queer? es un ensayo que hay que leer como si fuera una película de ciencia ficción. Una en la que les personajes han perdido la memoria y se enzarzan en batallas tribales por ocupar el lugar central de representación política en un futuro utópico (queer) que no termina de llegar. La historia transcurre en un mundo que ya no existe, en un lugar ordenado por categorías que cada vez son más incapaces de representar y hacer felices a los cuerpos que lo habitan.

Naturalmente —¿naturalmente?— estos cuerpos se rebelan contra las categorías que los oprimen mientras que, casi sin saberlo, declaran su amor a otras formas de opresión. En muy pocas páginas, Víctor Mora nos coloca a todes en escena, a quienes temen a lo queer y a quienes creíamos encarnarlo. Aparecemos todes al borde del precipicio, tal y como nos habían hecho imaginarnos, batallando en los márgenes del presente por el monopolio de la utopía queer: Los LGTBeros sobre las carrozas de sus patrocinadores, las feministas con el puño cerrado blandiendo rosas como espadas, y les queers de uñas afiladas amenazando con veneno pa’ tu piel. Y en mitad de este jaleo —perdonadme el spoiler— Víctor Mora nos abre el archivo.

Antes de la publicación de este ensayo ya podíamos intuir quién teme a lo queer. Nos habían hecho imaginarnos en bandos como si esto fuera una guerra y sabíamos que desde algunos sectores del feminismo y del movimiento LGTBI+ había reticencias hacia la teoría queer—o temores si queremos— precisamente porque lo queer propone desnaturalizar las categorías sobre las que estos movimientos se han construido. Unas categorías que aunque invisibilizan las realidades que no llegan a nombrar, evidentemente son muy queridas para aquellos colectivos a los que han acercado a su liberación. Lo que quizá no habíamos intuido con tanta facilidad —o habíamos preferido olvidar— es qué teme lo queer.

Afortunadamente, justo después del interludio —porque este ensayo tiene interludio y artistas invitadas— en la segunda mitad del texto, se abre el archivo de sentimientos de los movimientos disidentes y por la liberación sexual para ofrecernos respuestas y advertirnos de que lo queer no es inmune a la tendencia hacia la rigidez que hemos visto en otros movimientos sociales. Basta una mirada atrás para ver cómo lo queer va poco a poco solidificándose en formas que le impiden alcanzar todo su potencial subversivo, formas de las que el matrimonio igualitario o un orgullo/pride totalmente sometido al mandato del capital son sólo un par de ejemplos evidentes. Este ensayo nos viene a decir que, quienes creíamos encarnar lo queer parece que también hemos cultivado, sin querer ser del todo conscientes, una especie de amor hacia ciertas formas estables de ordenar nuestras vidas que, aunque son poco liberadoras, nos son muy apreciadas y nos sujetan a nuestros privilegios impidiendo que éstos se universalicen. Y es que, ¿quién no ha querido, después de una adolescencia gris, participar de la ficción del amor romántico, o incluso casarse? Que levante la mano quien nunca se ha querido imaginar amado dentro de la forma del amor romántico monógamo. Y si alguien ha levantado la mano, que la sostenga alzada sólo si ha concebido la posibilidad de una relación íntima y romántica que no requiera de encuentros sexuales. Efectivamente, todes nos equivocamos constantemente y encontramos la felicidad in hopeless places que diría Rihanna. Al final, lo que teme lo queer es lo mismo que teme cualquiera de quienes aparecemos en esa escena bélica con la que arranca este texto, porque ningune quiere caer por el precipicio, que caerse de boca en el futuro, y perder por completo las formas que organizan nuestra vida, da miedo.

El uso que hace Víctor Mora del archivo de sentimientos convierte este ensayo ya no en uno de los mejores repasos que se le han dado a la teoría queer en castellano: con profundidad teórica, asequible, pedagógico y con la mayoría de sus fuentes bibliográficas citadas en español y/o de autores nacionales, sino que también consigue hacer del texto un mapa utópico hacia un futuro posible para les que están por llegar. ¿Quién teme lo queer? alimenta un uso crítico de la memoria, nos recuerda que no estamos solos, nos hace conscientes de nuestra vulnerabilidad y nos permite seguir imaginándonos llenos de esperanza al borde de ese precipicio que hay a los márgenes del presente.

La LGTBIfobia en política. Hablamos con Santiago Rivero

Por Francisco Navarro /@imfranxu

 

La política tiene un papel fundamental en los derechos sociales de un país. En los últimos años España ha experimentado un cambio totalmente evolutivo y favorable con respecto al colectivo LGTBIQ+, haciendo historia con momentos como la aprobación de la ley trans.

En 1999, José María Mendiluce Pereiro se convirtió en el primer titular en ostentar un cargo político siendo conocida públicamente su orientación sexual. Mucha gente a día de hoy ya está concienciada sobre la importancia de la diversidad, y los integrantes políticos sobre la visibilización y protección pero, ¿Existe lgtbfobia en la política? Está claro que no es la LGTBIfobia que se ejercía en tiempos anteriores de una manera directa y sin tapujos, pero indirectamente, se siguen escuchando discursos de odio hacia el colectivo por parte de los partidos políticos de este país. Hablamos sobre ello con Santiago Rivero, ex vicepresidente de COGAM y diputado del PSOE en la Asamblea de Madrid.

¿Has sufrido homofobia en el congreso o por parte de algun@ de los integrantes?

Si entendemos por homofobia tener que soportar que, por ejemplo, digan públicamente que no podemos casarnos o no podemos adoptar, sí. No he sufrido ningún ataque directo personal por parte de ningún diputado o personal de la cámara. En ese sentido tengo que decir que, al menos de momento, hay bastante educación en ese sentido.

¿Crees que aún hay discursos de odio en el congreso? ¿Crees que los mismos se traducen en las calles de alguna manera?

De hecho más que hace algunos años. Antes de la llegada de VOX a las instituciones veíamos a algún político del PP que de vez en cuando emitía alguna opinión homófoba, y eran incluso desacreditados por el propio partido (aunque no siempre). El problema es que ahora, no solo la ultraderecha ha introducido de nuevo discursos contra el colectivo LGTBI, sino que el PP, en vez de aliarse en este asunto con los partidos que históricamente hemos defendido los derechos del colectivo, salen a defender a VOX, a pesar de las barbaridades que dicen, y achacan incluso las agresiones a la izquierda. Desde luego cuando se están emitiendo ciertos discursos de odio en instituciones, púlpitos o medios de comunicación, parece evidente que eso tiene una traslación a la realidad social a la hora de empoderar a los homófobos que, en ciertos casos, se convierten en agresores.

¿Crees que algunos partidos utilizan las redes sociales para los temas censurados o tachados en el congreso?

Depende del partido. Hemos visto como a la ultraderecha le han tenido incluso que suspender la cuenta en alguna ocasión. Creo que hay partidos que utilizan bien las redes sociales y que emiten discursos respetuosos defendiendo su ideología y otros que no. No es justo meternos a todos en el mismo saco porque no somos todos iguales. Lo peligroso es que la derecha en España se está viendo arrastrada por la ultraderecha, no solo a los discursos de la ultraderecha, sino también a sus formas broncas y agresivas que no benefician en nada la convivencia social.

¿Crees que la política también está encargada de visibilizar al colectivo LGTBI?

La política, por definición clásica, es el arte para solucionar los conflictos sociales de una forma pacífica. En ese sentido, cada partido decide qué temas poner encima de la mesa para aportar soluciones a esos conflictos sociales. Los socialistas, desde hace mucho, hemos puesto la problemática que sufrimos las personas LGTBI encima de la mesa para aportar soluciones: matrimonio igualitario, ley de identidad de género, leyes autonómicas, la ley LGTBI y trans que se tramitará en breve en el Congreso. Mientras, otros han estado siempre en frente de esta consecución de derechos. Bajo mi punto de vista es una falta de responsabilidad posicionarse en contra de los derechos de las personas.

 

Hoy recomendamos: Stone Butch Blues

 

Una novela conmovedora escrita por una de las fundadoras del movimiento transgénero contemporáneo.

Susan Stryker

Una obra maestra de la literatura estadounidense que debería ser lectura obligatoria en institutos y universidades de todo el país. Esta novela no solo tiene un lugar fundamental dentro de la larga tradición de obras queer que hablan de la lucha contra la alienación y la opresión, sino que, tanto por su forma como por su contenido, recuerda a la literatura proletaria radical de los años treinta. Stone Butch Blues va a ser leída durante décadas.

Jack Halberstam

Un regalo de una de las voces más revolucionarias e inspiradoras de nuestro tiempo.

Emmanuel Xavier

 

Considerada una obra de culto en la comunidad LGTBQ y una de las novelas más importantes de la literatura estadounidense del siglo XX, Stone Butch Blues cuenta la historia de Jess Goldberg, una lesbiana butch de clase trabajadora del norte de Estados Unidos. Jess no tiene las cosas fáciles. A todo el mundo parece molestarle su aspecto, su identidad, su expresión de género. Tendrá que enfrentarse a la violencia de la policía, a los insultos de los jefes, a la incomprensión de su familia, a las miradas de asco por la calle; a detenciones, internamientos psiquiátricos, palizas, desprecios, despidos. Tendrá que aprender a vivir con las heridas y las cicatrices y a ser quien es por encima de todo. Y al hacerlo conocerá también el apoyo de la comunidad butch, drag y queer, el calor de la familia elegida, el amor de pareja, la militancia política en sindicatos revolucionarios.

Comprometida, emocionante, dura, tierna y valiente, Stone Butch Blues es la obra más conocida de Leslie Feinberg, que plasmó en ella muchos elementos de su propia biografía. Como Jess, Feinberg sufrió desprecios y odio por su identidad de género y su clase social, pero también luchó contra ellos durante toda su vida. Militante comunista, sindicalista y activista LGTBQ, la edición por primera vez en castellano de su obra más importante coloca a Feinberg en el lugar de referencia que siempre debería haber tenido.

Sobre la autora: Leslie Feinberg (1949-2014). Procedente de una familia judía de clase trabajadora, Feinberg tuvo que abandonar los estudios y la casa de sus padres cuando solo tenía catorce años. Realizó todo tipo de trabajos en fábricas, imprentas, restaurantes y puertos. Con veinte años comenzó a militar en el Workers World Party, un partido de ideología marxista-leninista al que perteneció toda su vida. Se identificaba como antirracista, lesbiana, transgénero, comunista, judía no creyente y de clase trabajadora. Sus libros, especialmente la novela Stone Butch Blues y el ensayo Transgender Warriors, consideradas obras de culto, sentaron las bases de gran parte de los conceptos y la terminología que se utilizan actualmente en los estudios de género.

Sobre la edición, la editorial Antipersona explica que esta obra fue liberada de derechos por Leslie Feinberg, que estableció una serie de condiciones para su traducción, publicación y comercialización. Entre ellas, figuraba que los ejemplares físicos debían tener un precio que cubriese los costes de producción pero no generase plusvalía. Para ello, hemos calculado el coste sumando el precio de la imprenta y el trabajo de las personas que han participado en él, que además han hecho un esfuerzo para abaratar sus tarifas debido al libro que es. Estos costes se han calculado para la primera edición, de 1000 ejemplares. A partir de ahí, los beneficios que se obtengan se donarán a asociaciones LGTB, organizaciones trans, causas antirracistas y sindicatos de clase.

Más información sobre la novela en la web de la editorial Antipersona y sus redes sociales, y en nuestra librería favorita Mary Read Libre.

 

Camino de espinas

Viñeta de Teresa Castro (@tcastrocomics)