El doble armario de lxs creyentes LGTBI

Por Óscar Manuel, coordinador del Grupo de Fe y Espiritualidad de la FELGTB (@Felgbt) con motivo del Día de la Diversidad Religiosa y Espiritual

Foto de RRSS de Crismhom

El 24 de junio de 2013 el Consejo de Asuntos Exteriores de la UE adoptó dos directrices en las que instaba a la «promoción y protección de la libertad de religión y creencias» y a la «promoción y protección del disfrute de todos los derechos humanos por las personas lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersex (LGTBI)». Este hecho nos conduce a querer conmemorar que como personas LGTBI tenemos los mismos derechos que el resto de la sociedad y que somos libres en nuestra vivencia espiritual y esta nos libera.

El camino que hemos seguido las personas creyentes no ha sido fácil. Históricamente no hemos sido visibles hasta hace muy poco. Como el resto del colectivo LGTBI hemos tenido que romper prejuicios y armarnos de valor para gritar y liberarnos de los grilletes que nos han impuesto.

Nuestra realidad se ha caracterizado por el doble armario: uno dentro de los espacios religiosos; el otro, en muchos colectivos LGTBI. Desde las jerarquías de las grandes religiones se nos ha rechazado. Esta discriminación se ha justificado por la interpretación LGTBIfóbica y heterocispatriarcal de textos de sus tradiciones en los que supuestamente todo lo que no se corresponda con la heterosexualidad es pecaminoso o perverso. En otras ocasiones han sido personas LGTBI las que nos han rechazado por ser creyentes.

Afortunadamente esto ya no es así y somos una parte más del activismo de lesbianas, gais, bisexuales, trans e intersexuales. Cada día más, muchas lesbianas, gais, trans, bisexuales e intersexuales muestran su práctica de la fe con más libertad.

Quienes vivimos esta realidad acompañamos a aquellas personas que vienen heridas por haberse enfrentado a una discriminación explícita y se han visto expulsadas de sus comunidades. A veces se han visto obligadas a elegir entre su realidad LGTBI y su Fe. Afortunadamente nos hemos organizado en asociaciones y comunidades que funcionamos como espacios de seguridad donde compatibilizar nuestra orientación sexual y/o identidad de género y nuestra vivencia espiritual. Además, nuestra visibilidad es cada vez mayor gracias a la acogida tanto de comunidades como asociaciones que trabajan por la plena inclusión y que hacen suyas nuestras reivindicaciones.

Nos consideramos personas bendecidas por una vivencia espiritual, la cual nos anima a vivir nuestra doble realidad desde la conciliación de nuestra orientación sexual, identidad de género y fe. Queremos ser testimonio de que es posible compatibilizar nuestra realidad LGTBI y nuestra espiritualidad, que no hay culpa alguna por ser quienes somos. Nos sentimos personas orgullosas de quienes somos. Por desgracia, aún hay mucha gente que tiene que permanecer en uno de los dos armarios o en ambos. Seguiremos trabajando para que no haya ninguno.

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