El mundo del cine: entre la interpretación y la reivindicación

Por Marta Márquez (@marta_lakme) escritora y presidenta de Galehi, asociación de familias LGTBI

Anna Castillo y Eduardo Casanova en la Gala de los Goya 2020

Si hay algo que me gusta al mismo nivel que escribir es viajar y el cine. Digamos que viajar te inspira historias y el cine te hace viajar a mundos desconocidos: tanto al exterior como al interior del mundo y sus gentes. Me gusta ver películas. Reconozco que tengo cierta debilidad por las buenas historias y si son LGTBI pues así, de primeras, ya tienes mi atención (aunque algunas luego resulten un truño).

Este año, ‘Dolor y gloria’ y ‘Xiao xian’ , el cortometraje del director chino nacido en España Jiajie Yu Yan, han puesto la nota LGTBI a los Goya: los premios más importantes celebrados en España en lo que a cine se refiere. La vida de un director de cine, sus dolores, su infancia, su primer amor o su gran amor y la de una joven china nacida en España que, viviendo en el seno de una familia muy tradicional, una noche, en su despertar sexual, descubre su lesbianismo.

El joven director chino no se hizo con la ansiada estatuilla para su cortometraje lésbico, pero Pedro Almodóvar y su historia fueron los triunfadores de la noche. Viví la gala con la emoción de saber que muchas de las celebrities allí presentes harían odas a la libertad sexual en sus agradecimientos aunque, realmente, quitando a la directora del Mejor cortometraje de ficción (Suc de Síndria) Irene Moray no hubo comentarios reseñables más que los que los presentadores, Silvia Abril y Andreu Buenafuente, hicieron.

«El protagonista [de La trinchera infinita] pasa 15 años escondido en un armario… algo impensable hoy en día, si no tenemos en cuenta la Liga de Fútbol Profesional» –Silvia Abril

Entre risas y bromas dejaban ver que el deporte masculino es aún tremendamente homófobo y que ni un solo jugador de los 42 equipos de Primera y Segunda división ha conseguido salir del armario. Pero ¿solo en el fútbol? Podría nombrar a unas cuantas actrices, actores y a bastantes cantantes que siguen ahí escondidos, entre otras profesiones públicas. Y es que sigue sin estar normalizado. Sigue siendo un tabú en una sociedad machista y patriarcal a la que le encanta masculinizar a las mujeres lesbianas y feminizar a los gais, como si en ello hubiese algo de vergonzante.

De hecho, por si fuera poco, hay una parte de este país que quiere institucionalizar este odio y sus representantes, dicho sea de paso, no fueron a la Gala (y menos mal porque no salieron bien parados, como era de esperar). Y ahí es donde creo que el cine tiene algo que hacer. Desde siempre, el mundo del cine y la literatura ha ido por delante de la sociedad. Si Julio Verne viajó en globo, fue a la luna o emprendió un viaje al centro de la tierra, Anna Karenina vivía su sexualidad de una forma no apropiada para su época, las hermanas Brönte escribían historias de mujeres empoderadas o Mary Wollstonecraft consideraba que las mujeres debían de tener derechos civiles, el cine no ha hecho menos por mostrar lo que en las sociedades ocurre, aunque sus Gobiernos se nieguen a verlo y legislar.

En la 34 edición de los Premios Goya se respiraba cierto olor a arcoíris en el aire y eso siempre me encanta. No sé si es por fastidiar, si es por normalizar o si es porque me siento mucho más cómoda sabiendo que estamos por todas partes, pero ver ese enorme teatro lleno de bolleras y maricas me alegró el corazoncito. Pedro Almodóvar, Alejandro Amenábar, Arantxa Echevarría, Asier Etxeandía, Anna Castillo, Eduardo Casanova, Javier Calvo y Javier Ambrossi, Paco León, Dulceida, Bob Pop, Fernando Tejero, Itziar Castro o el diseñador Palomo son solo algunos de los rostros más conocidos, pero había más, mucha gente más.

Me fastidia muchísimo cuando alguien me dice “es que ahora parece que ser gay está de moda”, “en todas las películas tiene que haber lesbianas”, “el próximo libro que me dejes que no sea de lesbianas” o “si solo escribes sobre mujeres te estás encasillando”. Si yo tuviese que subir a ese escenario a dar las gracias por un premio semejante me encantaría decirles: “Pues no, gentes del mundo. No me encasillo. No está de moda ser gay ni lesbiana sino que formamos parte de la sociedad; sí, en todas las películas tiene que haber personajes LGTBI porque te guste o no estamos en este mundo, y sí, la mayoría de los libros que te voy a dejar son de lesbianas o de mujeres porque del resto ya te encargas tú”.

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