El amor de verdad no duele, reconforta

Por Nieves Gascón, (@nigasniluznina)

 

Hay historias de amor que merecen inspirar cuentos, como la de Jesús y Luken de Vizcaya, en 2017. A Luken le gustaba pintarse las uñas de colores pero los chicos del colegio le insultaban llamándole mariquita. Cuando lo comentó con su padre, este le pidió a Luken que le pintara las uñas de colores y lo hizo público en redes sociales con imágenes de sus manos y las de su hijo, como denuncia ante la intolerancia de determinados modelos educativos, sujetos a estrictos roles de género binario, subyacentes en los negativos patrones de conducta sancionadores, que igualmente sustenta el acoso escolar por razón de identidad de género y/o sexual.

Hay diversidad de amores, además de los de Romeo y Julieta (1597, W. Shakespeare) o los Amantes de Teruel (leyenda, S.XIII). La cantidad de tinta que se les ha dedicado en palabras, párrafos y comentarios escritos, etc., y lo que han aportado al afianzamiento del mito del dramático y doliente amor romántico heteropatriarcal, como modelo hegemónico e ideal de relación, entre todas las relaciones afectivas. No dudamos de su gran aportación en el mundo de la cultura, las artes y la literatura.

En disonancia a estos míticos modelos, debemos considerar que el buen amor dignifica y reconforta. El amor no duele, sino aporta y más cuando desde la relación, no estrictamente de pareja, sino familiar, entre padres, madres, con hijos, hijas e hijes, se basa entre otros, en valores de libertad, respeto, admiración, compresión, cercanía y seguridad.

El amor sincero, el que contribuye a desmontar las clásicas trampas de género, merece un espacio en nuestro blog, para recomendarles en esta ocasión, el albúm ilustrado ¡Vivan las uñas de colores! de Alicia Acosta, Luis Amavisca, ilustrado por Gusti y editado por Nube Ocho, Colección Egalité, 2018. Se trata de una preciosa publicación con diseño de edición impecable, en un importante tamaño, de tapa dura y grande, con ilustraciones coloridas, dinámicas, sencillas y cargadas de esa ternura que nos acerca a la seguridad que todas las niñas, niños y niñes, han de disfrutar en el seno de sus familias.

Al comienzo de la historia conocemos a Juan, un niño feliz al que le gusta pintarse las uñas de alegres colores y compartirlo con su madre, su familia y su amiga Margarita. Pero cuando va al colegio, algunos niños le dicen que pintarse las uñas es de niñas, entristeciéndole mucho. Preocupado, lo cuenta a su familia. Es entonces cuando el padre de Juan, decide pintarse las uñas de colores y ante el interminable acoso de algunos niños, decide ir a buscarle a la salida del colegio, mostrando sus uñas pintadas y su gran sonrisa.

Posteriormente llega el cumpleaños de Juan y en el colegio le espera una enorme sorpresa y el mejor de los regalos, que le hace su profesora y toda su clase. Mantengamos el secreto de un inmejorable final y de su mensaje de respeto, solidaridad y apoyo a la convivencia en positivo en aulas y centros escolares, y como aporte para prevención del acoso escolar.

No podía ser de otra manera que con este desenlace, cerrando un relato destinado a pequeños, pequeñas y pequeñes lectores de a partir de cinco o seis años, invitándoles a disfrutar de un texto con párrafos sencillos, con lenguaje directo y cercano, e imágenes que por si mismas, construyen gran parte de esta historia y nos trasportan al mundo de sentimientos y preocupaciones del pequeño Juan. Además añade el valor de un amor que nos demuestra, una vez más, que hay “parejas” memorables como Juan y su padre ó Jesús y Luken, con relaciones conmovedoras e inolvidables.

En este mes de diciembre, de vacaciones escolares, ratos de ocio y relación familiar, lean y compartan con las, los y les peques de la familia, ficción, calor, confort y amor.

¡Hasta pronto!

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