Y después del Orgullo… ¿qué?

Por Andrea Puggelli (@aikkomad) activista italiano LGBTQI

Hace unos días se acabó el Orgullo LGTB.

Lesbianas, gays, bisexuales y transexuales de todo el mundo celebraron la historia de su resistencia. Mientras para unas personas LGBT, el Orgullo es en una explosión de banderas arcoíris con una multitudinaria participación, para otros (me incluyo) el Orgullo es una manifestación en la que recordamos y proclamamos nuestra existencia como homosexuales, bisexuales y trans, pero también como personas con una discapacidad, gordas, migrantes, pobres,… es decir, personas que tienen que esforzarse un poco más para ser reconocidos y para hacer sus luchas visibles.

Los acontecimientos del 28 de junio de 1969  son considerados a menudo como la chispa del nacimiento del movimiento LGTB porque sirvieron como un catalizador para lxs LGTB para reunirse y trabajar juntos para construir una comunidad basada en la resistencia activa. Ya un año después de Stonewall varias ciudades en el mundo celebraron sus primeras marchas del Orgullo.

Hoy, el Orgullo ya no es algo 100% político ya que sus eventos están separados desde su legado histórico y no tienen el mismo peso. Además, no son pocas las veces, en las que nos encontrarnos con patrocinios de grandes multinacionales y varias corporaciones que nada tienen a que ver con los derechos LGTB.

Los Orgullos se han transformado en entornos óptimos para cultivar una amnesia colectiva. Nos estamos olvidando de muchxs LGTB que se enfrentan a la extrema pobreza y a la falta de vivienda, que están desempleadxs, de las personas trans que experimentan niveles elevados de violencia, a los enfermos de VIH/SIDA e incluso a lxs que piden asilo político en nuestro país y que una vez denegado, son deportadxs a su país de origen (LGTBfobo). Y a todo esto, se suma la violencia infligida a nuestros cuerpos por ser algo distinto de lo que dicta el estándar heteronormativo.

Como personas LGTB todavía nos enfrentamos a la injusticia simplemente por existir tal como somos: personas con múltiples identidades oprimidas. Nuestras luchas no siempre parecen centrar la injusticia antiLGTB y sin embargo, no podemos dividir en pedazos la multiplicidad de nuestras luchas profundamente interconectadas. Para mi ser una persona LGTB negra, inmigrante o con discapacitada trae desafíos que necesitan ser reconocidos como parte de nuestra lucha.  Al olvidar que estas existen más allá de las agresiones  homobitransfobicxs, no solo minimizamos nuestra responsabilidad de mantenerse atentxs y críticxs. Si apoyamos activamente espacios como el Orgullo sin esa conciencia contribuimos a la discriminación también dentro de la nuestra comunidad. No podemos permanecer en silencio mientras los Orgullos se convierten en algo que contribuye a nuestra opresión.

El Orgullo es más cómodo sobretodo para la gente gay que experimenta su homosexualidad en el contexto de ser blanco, musculoso y económicamente solvente. Estos cuerpos son vistos como deseables dentro del contexto del Orgullo e internalizar estas “relaciones” como “reflejo del «progreso» que hemos hecho no indica progreso alguno, solamente significa la interiorización de la opresión que enfrentamos.

Los disturbios de Stonewall fueron dirigidos por personas de la comunidad LGTB que eran consideradas “indeseables” por otras debido a su color de piel, sus medios de supervivencia, su género y su estatus de clase: también eran considerados “indeseables” por el gobierno y la sociedad. Su legado creó una visión de futuro en la que desarrollaríamos nuestros propios estándares de conveniencia que debilitarían activamente los sistemas y las estructuras opresivas.

Sabemos que queda mucho trabajo por hacer y que hoy el Orgullo no es un reflejo de nuestra historia puesto que no centra las experiencias de quienes viven en las intersecciones de la opresión y son vistas como «no deseadxs». Más bien, la inaccesibilidad de la mayoría de los espacios del Orgullo significa que muchos de nosotrxs no nos vemos totalmente reflejadxs o representadxs. A menudo me veo obligado a elegir entre el deseo de celebrar y permanecer crítico. Desde que volví a Italia he visto como el Orgullo no fomenta un sentido de comunidad y que más bien es solo una fiesta.

Pero no me malinterpreten, creo en la celebración. Creo debemos celebrarnos y el cómo vivimos a través de nuestros problemas cotidianos. Celebrar la liberación y su revolución. Pero, también creo que es necesario una crítica al Orgullo porque creo en nuestra responsabilidad colectiva para luchar con la opresión en todas las formas en que se manifiesta.

No me gustaría que se olvidara a lxs jóvenes LGTB que viven en ámbitos rurales y lxs trans que siguen enfrentándose con situaciones difíciles. Tampoco quiero que nos olvidemos que el heterosexismo necesita que creamos que hemos tenido éxito. No podemos olvidar que la liberación no significa que nos convertimos en aquellas personas que los heterosexuales pueden llamar “amigx” mientras ignoran su inmenso poder sobre nosotrxs. No quiero que olvidemos que todavía necesitamos un mundo creado en nuestra imagen.

La urgencia de un futuro mejor es todavía real para muchos de nosotros y si los eventos de Orgullo LGTB en todo el mundo quieren anunciarse como espacios para la comunidad, entonces es mejor que hagamos mas Orgullos. Hay que bailar, cantar, manifestarse en las calles con convicción sobre nuestras luchas, con fe en lo que hacemos y  en que vamos a ganar. Pero no voy a creer que con un par de semanas al año se arregla todo. Las marchas del Orgullo LGTB son la prueba de que lo hemos hecho y de lo mucho que hay que hacer. El heterosexismo y otras formas de opresión no se detienen para respirar cuando las multinacionales secuestran el Orgullo a la hora de obtener ganancias: nos quieren hacer creer que se preocupan por nuestras vidas y no lo hacen.

Podemos construir un lugar para nosotrxs mismxs en este mundo en el que no nos escondamos detrás de las luchas que enfrentamos. El Orgullo puede ser parte de nuestra revolución y de nuestros movimientos.

Escribo esto en honor a lxs LGTB que lucharon y para lxs que seguimos en la lucha. También esto va dirigido a aquellas personas LGTB para quien el Orgullo es un regalo del cielo. No somos sujetxs a tolerar en un sistema que no te ha proporcionado, pero somos aquellas personas que con pleno derecho existen sin pedir permiso a nadie.

1 comentario · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Cerdos. Pereceréis!

    Nada, absolutamente NADA.

    Amén!

    06 julio 2017 | 01:18

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