Celia López Valero, psicóloga y orientadora educativa, autora del libro Trans-fondo

Foto: Elizabeth Albert
Si oyéramos esta frase, ¿sabríamos entenderla?.
A un niño le puede gustar disfrazarse de princesa, adornarse el pelo, jugar con muñecas o el color rosa; del mismo modo que una niña puede ser ruda, que le gusten los juegos de contacto, prefiera pantalones a faldas o quiera tener pelo corto. Estas conductas no definen a un menor transexual, simplemente a un niño o una niña que no sigue los patrones que la sociedad se empeña en atribuir necesariamente a hombres y mujeres.
Los menores trans, desde muy temprana edad, comunican a los adultos que no se identifican con el sexo que le asignaron al nacer. Lo hacen de muchas maneras pero es frecuente que el adulto no sepa interpretar sus señales. Nos centraremos en los ejemplos más frecuentes que aparecen en la etapa del segundo ciclo de infantil (3 a 5 años).
Si un alumno presenta varias de estas conductas y se mantienen en el tiempo, sería interesante que los profesionales educativos contactaran con la familia para ampliar información sobre el menor y determinar las medidas a tomar. Imaginemos dos alumnos Andrés y Emilia, ambos cursan Educación Infantil:
- Andrés verbaliza «no soy un niño, soy una niña”. Emilia repite «quiero ser un niño», «de mayor seré un niño».
- Cuando se dibujan a ellos mismos, Andrés lo hace con una gran melena y en general muy “feminizada” y Emilia se dibuja “masculinizada”.
- Si dibujan a la familia, Andrés se dibujará usando colores y detalles similares a las personas de sexo femenino que aparezcan en su dibujo y al contrario ocurrirá en el caso de Emilia.
- En el juego simbólico Andrés siempre juega adoptando roles femeninos (mamá, maestra, princesa) y Emilia los masculinos.
- Pueden tener un nombre elegido perteneciente al género contrario. Ante la pregunta «¿si os pudierais cambiar de nombre cual elegiríais?» la mayoría de los niños y niñas eligen un nombre diferente, pero siempre correspondiendo al sexo asignado al nacer. Nuestros pequeños protagonistas no: Andrés elige el nombre de Catalina y Emilia el de Héctor.
- Hablan sobre ellos mismos acorde con el género sentido. Si alguien le dice: “Qué guapo estas hoy», Andrés corrige….«estoy guapa, no guapo». Del mismo modo, ante una situación agradable y placentera, Emilia dice: «estoy muy contento”.
- Si se les pregunta «¿qué queréis ser de mayor?”, Emilia afirma que quiere ser peluquero (no peluquera) y Andrés maestra (no maestro).
- Es habitual que quieran ponerse ropas propias del otro sexo.
- Emilia intenta orinar de pie imitando a los demás niño y Andrés se sienta en la taza como sus compañeras.
- Si la maestra, en clase, explica que las niñas tienen vulva y los niños pene. Emilia pregunta: “¿cuándo me saldrá mi pene?”. Andrés, ese día, al llegar a su casa, pregunta a sus padres: «¿dónde está mi vulva? ¿Se me va caer la colita cuando sea mayor y tendré vulva?».
- Si se divide la clase en dos filas, las niñas a un lado y los niños a otro, todos los días Andrés se sitúa en la fila de las niñas. Cuando la maestra lo intenta poner con los niños, llora o agacha la cabeza.
El menor usará éstos u otros ejemplos para comunicar su verdadera su identidad y sólo dejará de hacerlo, por un tiempo, cuando los adultos lo corrijan, castiguen o le expliquen que es un niño porque tiene pene o niña por tener vulva. Desde las aulas hay que trabajar la existencia de cuerpos diversos. Explicar que aunque la mayoría de las niñas tienen vulva, existen también niñas con pene. Igualmente, la mayoría de los niños tienen pene, pero existen niños con vulva.
Si se les transmite a los menores que ninguna parte de su cuerpo define quiénes son y se les pregunta «¿tú que eres?” la experiencia nos demuestra que los menores no titubean ante esta cuestión y que se van a sentir reconocidos dentro de una de las cuatro categorías. Hay que perder los miedos y los prejuicios. Mostrar a las niñas y los niños la existencia de cuerpos diversos no es confundirlos ni «transexualizarlos», al igual que explicar la diversidad en orientación sexual no «homosexualiza» al alumnado.
Sólo uno mismo puede decir quién es verdaderamente. Ni médicos ni psicólogos ni orientadores ni padres ni personas trans o cis pueden afirmar si un menor es niño o niña, por ello hay que dar herramientas a nuestros menores para que conozcan otra realidad y puedan verse reflejados en ella.
Que cada uno sea lo que quiera ser, libertad. Asi de simple.
11 marzo 2017 | 19:58
Todo tu argumento se cae al vacío desde el momento que separa y trata diferente a los pequeños por razón de sexo. Lo normal es tratar igual a todos y cuando sean adultos ya decidirán ellos que vida llevar.
11 marzo 2017 | 21:30
Muy interesante la exposición sobre el tema, que resumes muy bien en los dos últimos párrafos:
«Mostrar a las niñas y los niños la existencia de cuerpos diversos no es confundirlos ni “transexualizarlos”, al igual que explicar la diversidad en orientación sexual no “homosexualiza” al alumnado.
Sólo uno mismo puede decir quién es verdaderamente. Ni médicos ni psicólogos ni orientadores ni padres ni personas trans o cis pueden afirmar si un menor es niño o niña, por ello hay que dar herramientas a nuestros menores para que conozcan otra realidad y puedan verse reflejados en ella.»
Sería un buen escrito para mostrárselo a los de Hazte oír. Sin duda, ejemplos perfectos de cómo a veces las convicciones propias no son más que prejuicios maquillados de moral intachable. Les falta sentarse , callar y leer o escuchar a los transgéneros.
Por cierto, interesante el vídeo documental sobre Maria Luisa Fuentes: Señorita Maria, la falda de la montaña. Aquí dejo el link sobre su historia:
http://pulzo.com/entretenimiento/campesina-transgenero-senorita-maria-luisa-falda-montana/PP223643
11 marzo 2017 | 21:30
Joder, la respuesta es evidente. Mamá por qué tengo nombre de niño siendo niña? porque tu puñetero padre es de Podemos. Y viva la transexualidad.
11 marzo 2017 | 22:38
Es asombroso como algunos periodistas y opinadores se postulan como expertos en pedagogía, puericultura y psicología, aunque esto en España es algo muy común: todos somos los mejores entrenadores, economistas y obviamente, padres.
Primero partamos de la base en la que no existe nada en el cerebro humano que esté realmente definido. Hoy día existen personas que se consideran marcianas, reptiles, de otra dimensión, y así lo viven y lo sienten.
Segundo, admitamos que los niños no tienen definida su personalidad y viven muchos años de confusión hasta que por fin la encuentran.
Tercero, que según los especialistas la transexualidad solo se manifiesta en la edad adulta.
Cuarto, que a los niños si se les conciencia de forma reiterada, pueden incluso inmolarse por Ala, como hacen en los países islamistas.
Y quinto y último, que los especialistas por unanimidad recomiendan no intervenir en los menores sobre su sexualidad.
Ahora sigan ustedes con esa yihad progresista destrozando vidas humanas antes de que se hagan adultos, dios sabrá porqué motivo.
11 marzo 2017 | 22:44
Si te llamas Celia es porque eres una chica. También es posible que alguien te haya convencido de que te llamas Celia porque has dicho que quieres llamarte así o que te lo hayas inventado tú.
En mi caso, de mayor quiero ser Presidenta de la Luna, ¿Porqué me dicen que no soy presidenta de la Luna? Pues porque no lo soy, por mucho que me animen mis padres y la psicóloga que necesita clientes nuevos para llegar a fin de mes.
12 marzo 2017 | 03:45
Hay que dejar en paz a los niños, tengo hijos mayores y tengo la sensación de que actualmente a los niños se les sexualiza sin necesidad. Deberíamos de dejar de hacer diferencias por secos en las aulas, baños etc, mas adelante , cuando sean adolescentes probablemente, ellos solos se definirán por si mismos sin injerencias de nadie incluidos sus padres. Hasta ahora no había conocido niños tan pequeños y sexualizados, creo que entre la TV y los padres estamos consiguiendo que los niños pierdan un tiempo muy importante en el que son solo ( ahí es nada!!!) niños que juegan , ríen y salgan con los pies , no conozco vulva ni con el pene.
12 marzo 2017 | 08:48
«Sólo uno mismo puede decir quién es verdaderamente»
Falso. Uno mismo puede decir quién CREE que es verdaderamente. En definitiva, cómo se siente, no qué es.
Qué es te lo dice un médico.
Apliquemos esa frase a una persona anoréxica. Resulta que sólo ella (femenino por persona, no por sexo) puede decir si está o no gorda verdaderamente. Así que dejémosla respetemos su opinión.
Ah, no, que aquí el razonamiento es el contrario. Curioso.
12 marzo 2017 | 10:30
Al texto le falta un punto: Que dicha tendencia a ser tratado/a como de otro sexo debe mantenerse en el tiempo.
No se trata de hacer un decálogo para buscar indicios. Pero si el un niño/ a de 6 años lleva 3 manifestándose como transexual entonces es evidente que lo es. Sería la mitad de su vida.
A partir de los 8 años habría que empezar a tomar medidas pero la cirugía de reasignación de sexo ( en mi opinión ) no debería hacerse hasta antes de los 18 años.
12 marzo 2017 | 11:32