Por Nayra Marrero (@nayramar)

Miembros del Colectivo Gamá en la Romería de La Naval
Me encantan las fiestas de pueblo. El momento que más me gusta es el que tengo que ponerme mi traje de típica canaria, mi repertorio de folklore, mis botellita de ron, y me junto con mis colegas en torno a un timple en alguna romería. Son fiestas de día por lo que suelen ser espacios donde convivimos personas de todas las edades, de todos los tipos, igualadas por los ropajes tradicionales, las risas y el buen rollo.
Las Rson fiestas populares multitudinarias en las islas. Las abren las carretas con sus bueyes (cuya participación es harina de otro costal) y se terminan en la plaza del pueblo o en cualquier calle intermedia, donde compartir canciones, echarse unos pizcos o comerse un bocadillo comunitario a mordiscos.
El sábado fue la Romería de La Naval, en el barrio de La Isleta de Las Palmas de Gran Canaria, una de las zonas de la ciudad más abiertas a la diversidad, ya que el muelle es una puerta a la inmigración, a los marineros, al mariconeo, el trabajo sexual, las fiestas nocturnas y a la convivencia. Porque de toda la vida en La Isleta ha cabido de todo. El sábado en su romería cupo también una carreta de Gama, colectivo LGTB de Canarias, que días antes discutía sobre la conveniencia de participar en una festividad popular que acababa en la puerta de una iglesia, a los pies de una Virgen a la que había que hacer una ofrenda.
Los pros estaban claros: estar donde está la gente, convertir los espacios comunes en espacios claramente seguros para la diversidad. Estar a mano, que se conozcan sus servicios para la población LGTB y pasarlo bien. Las personas activistas también tienen derecho al ocio.
Los contras estaban claros también: una fiesta religiosa (si esta lo era) no es el espacio de un colectivo no sólo aconfesional sino estatutariamente laico. Así que en asamblea se encontró una manera: Gamá participaría pero no haría una ofrenda que gestionara una institución excluyente, sino que su dádiva iría a la ciudadanía directamente. Gamá llevó de romería aquellos valores que aporta para construir una sociedad mejor, más acogedora, más igualitaria. Seis valores simbolizados en seis globos que lanzó al aire al llegar a meta, seis como los colores de la bandera del arcoíris en la que cabemos todas y todos.
Allí les prestaron el micro (ya les he dicho que La Isleta es un gran barrio) y explicaron sus razones:
- Visibilidad: porque por eso estamos aquí, para mostrarle al mundo que los espacios de convivencia hoy son espacios seguros para las personas L
GTB, y que ya no tenemos que tener miedo.
- Diversidad: porque somos una amalgama de características e identidades, todas y todos diferentes, y aceptarlo nos permite ser felices.
- Respeto: porque sabernos distintos pero mirarnos con respeto nos ahorra las situaciones de discriminación y acoso que tantos y tantas hemos sufrido.
- Igualdad: diversos, sabiendo que eso no nos hace mejores ni peores, llevamos entre todas y todos la igualdad por bandera.
- Laicidad: porque un estado democrático y de derecho debe garantizarnos que creamos en lo que creamos, somos parte de la sociedad. Las festividades populares deben quedar por tanto desvinculadas de las confesiones.
- Amor: porque con amor, y desde el cuidado mutuo, se derriban barreras y llegamos a todos los objetivos que como comunidad nos queramos marcar.
¡Qué vivan las Fiestas de La Naval y sus gentes!
Las fiestas son lo que son y no vais a venir aquí con vuestro 5% a querer cambiarlas, si es una fiesta religiosa en honor a un Santo, si no te gusta te quedas en tu casa, hasta eso podríamos llegar.
20 octubre 2016 | 13:26
A ver, que la romería de la Isleta es en honor a la Virgen de la Luz así que es una fiesta religiosa, otra cosa es que muchos de los que van no pisen nunca una iglesia sólo en BBC.
20 octubre 2016 | 15:30
Qué tendrá que ver la velocidad con el tocino… las romerías y todas las fiestas similares son en honor al santo de turno por proveer para el pueblo. Ergo son fiestas religiosas, nos guste o no. Así, si no se quiere participar de la parte religiosa estupendo; al baile (de magos en el caso) y al vino sí te puedes apuntar y nadie debería ni echarte de menos ni de más. Y si quieres participar de la parte menos laica, porque se puede ser LGBTI y confesar religión, disfrute completo.
A veces vemos gigantes donde sólo deberían haber castillos.
20 octubre 2016 | 16:14
Hombre digo yo que también hay gays que creen en Dios, son cristianos etc…, y de hecho tienen su asociación, no todos tienen por qué ser ateos por obligación. Otra cosa es que la Iglesia los excluya o lo mire mal. Explícalo bien.
20 octubre 2016 | 19:50