¿Dónde están los colectivos LGTB para combatir la islamofobia?

Por Enrique Anarte (@enriqueanarte)

Hubo un tiempo en el que las agresiones contra las personas que desafiaban a la norma binaria y heterosexual encabezaban los recuentos de delitos de odio (eso si acaso aparecían). La homofobia y la transfobia, así como el sexismo o el racismo (entre otras formas de opresión, desigualdad y discriminación) no solo formaban parte de forma explícita del discurso oficial de algunos de los partidos más importantes de este país, sino que además se cobraban vidas que, al parecer, valían menos. Hubo un tiempo también en el que algunos besos, algunas caricias, así como la libre y hermosa expresión del género sentido estuvieron prohibidos y fueron perseguidos, censurados y amordazados. Aquí, en este país sin recuerdos. Y no hablo de un tiempo inmemorial, no. Hablo del olvido de los que todavía viven. 

Cierto es que los tiempos han cambiado, pero ello no es, ni de lejos, un motivo de conformismo. En diciembre del año pasado, el pequeño Alan se quitó la vida porque no pudo aguantar más. En las escuelas, el acoso a menores LGTB es el pan de cada día. La jerarquía eclesiástica sigue sin renunciar a su cruzada contra la igualdad de todas las personas, aunque tampoco parece este un motivo para cortar el flujo dinero público hacia sus arcas. Determinados partidos siguen oponiéndose a las medidas para promover y proteger los derechos humanos de las personas LGTB, a veces logrando con éxito bloquearlas. Las personas refugiadas que huyen de la persecución por motivos de orientación sexual o identidad de género ven a menudo rechazadas sus peticiones de asilo en España pese al peligro que corren en sus países de origen. Un día, de repente, un Gobierno decide que puede excluir a las mujeres lesbianas y solas de los tratamientos públicos de reproducción asistida.

Y eso es solo parte de lo que ocurre de puertas para adentro.

Asimismo, en los últimos meses hemos visto cómo, en la línea de una lucha por la igualdad real, crecía entre los sectores activistas y aliados una reivindicación social y política: la denuncia de los delitos de odio. Por fortuna (o, mejor dicho, conforme al sentido común), numerosos medios de comunicación se han hecho eco de las demandas del activismo LGTB y algunos líderes políticos han respondido positivamente (como es lógico, por otra parte). Otro no, pero eso tampoco es ninguna novedad. Sabemos que hay un preocupante aumento de las denuncias de agresiones por homofobia o transfobia, pero todavía hay pocas explicaciones que secunden la hipótesis de que se trata de un aumento de las agresiones (por ejemplo, por un aumento de la visibilidad y consecuentemente de la exposición) y no exclusivamente de las denuncias (por las facilidades a la hora de denunciar, por la concienciación al respecto, etcétera.). La incógnita sigue ahí… y las agresiones también.

Llama la atención, sin embargo, cierta incapacidad en determinados círculos activistas para mirar más allá del patio propio. Las agresiones racistas o xenófobas, especialmente aquellas motivadas por la denominada islamofobia (odio o intolerancia hacia aquellos que profesan el Islam como religión), encabezan ya los recuentos de delitos de odio. Todo indica, además, que estas agresiones no harán más que recrudecerse en un contexto de securitización del fenómeno migratorio en el cual las autoridades españolas, así como de otros Estados europeos, están demostrando poco interés y esfuerzo en desmontar el más que refutado (entre otros, por Europol) vínculo entre la llegada de refugiados y los ataques terroristas perpetrados en el continente europeo. Para más inri, pocos líderes se han posicionado públicamente y con firmeza en defensa de la libertad religiosa de las personas musulmanas.

¿Qué tiene que ver el colectivo LGTB con todo este? Como organizaciones en defensa de los derechos humanos bien posicionadas en el Estado español como interlocutores de quienes toman las decisiones, no deberían existir reparos en adoptar una postura firme contra el auge de la islamofobia en nuestro país. Primero, porque poner determinados derechos humanos por delante de otros desvirtúa su universalidad. La igualdad de unos pasa también por la igualdad de otros. Segundo, porque también las personas LGTB sufren la intolerancia contra la religión islámica.

¿Y si resultara que en realidad sí hay un resurgimiento de la violencia, pero que está dirigida tanto al colectivo LGTB como a las personas sin techo, migrantes, musulmanas, con discapacidad y otras minorías sociales? Es solo una pregunta que me hago cuando miro a mi alrededor.

Por fortuna, los feminismos nos han enseñado el potencial multiplicador de la interseccionalidad a la hora de entendernos a nosotros mismo y de combatir la violencia que se ejerce sobre nuestros cuerpos. A día de hoy, algunos de nosotros somos en ocasiones los cómplices silenciosos de la opresión que sufren las personas musulmanas. Cierto es que determinadas interpretaciones del Islam, así como del Cristianismo, o el Judaísmo, por citar algunas de las religiones más conocidas en este rincón del mundo, han servido para negarnos nuestros derechos; aunque ello no nos ha impedido encontrar aliados y compañeros de lucha en estas religiones hermanas. ¿Por qué no vamos a hacerlo con las personas musulmanas?

No llegamos aquí para formar parte de un sistema injusto. Llegamos aquí gritando aquello de si no les gusta tu pluma, clávasela. Si un sistema no funciona, se trabaja para cambiarlo. Nunca deberíamos renunciar al diálogo, que tantos logros nos ha proporcionado, pero tampoco deberíamos olvidar la Ética marica y la necesidad de ser políticamente incorrectos. Nos pegan y nos matan, pero a otros también. Es la hora de exigir para ellos y ellas lo mismo que exigimos para nosotros.

12 comentarios · Escribe aquí tu comentario

  1. Dice ser Miguel Gómez

    No es lo mismo ser homosexual que ser creyente. Stoy de acuerdo contigo en mucho pero deja que la LGTB se encargue de lo suyo q bastant tiene. El titular parece una broma.

    27 julio 2016 | 11:35

  2. Dice ser SinDioses

    La religión no merece defensa ninguna. Ni el islam ni el cristianismo.

    Citando a Rowan Atkinson (Mr. Bean) «Qué hay de malo en promover el rechazo de una religión, si las actividades y acciones de dicha religión son intolerables, irracionales y abusivas de derechos humanos, que merecen ser totalmente rechazadas?».

    La «islamofobia» debería ser el resultado del pensamiento crítico, al igual que el «anticristianismo». El resultado de una sociedad mentalmente sana. (Otra cosa es la agresión «gratuita» a la gente que profese estas religiones, no estoy a favor de ello).
    La religión es una cultura tan deplorable como el nazismo, y para mi merece la misma deferencia. Esto es, ninguna. Deberían ser condenadas públicamente y erradicadas como el peor de los virus. Porque la religión lo envenena todo.

    El colectivo LGTB no puede defender el islam, al igual que debería condenar la otra religión mayoritaria, puesto que sino estarían defendiendo comportamientos homófobos, misóginos, genocidas, etc. Estarían defendiendo su propio asesinato. Aquella persona que defienda el dios abrahámico, debe defender estas palabras (y otras muchas igual de terribles):

    «Si alguno se acuesta con varón como los que se acuestan con mujer, los dos han cometido abominación; ciertamente han de morir» (Levítico 20:13). Según la biblia los homosexuales deben ser condenados a muerte.
    «Porque no permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio» (Timoteo 2:12)
    «Entonces el hombre que se acostó con ella dará cincuenta siclos de plata al padre de la joven, y ella será su mujer porque la ha violado; no podrá despedirla en todos sus días» (Deuteronomio 22:29).
    «Exterminó, pues, el señor todo ser viviente que había sobre la faz de la tierra; desde el hombre hasta los ganados, los reptiles y las aves del cielo, fueron exterminados de la tierra; sólo quedó Noé y los que estaban con él en el arca.» (Génesis 7:23)

    Por favor, defienda usted ahora el islam o el cristianismo.

    27 julio 2016 | 11:38

  3. Dice ser Miguel

    Ahora resulta que los colectivos gays tienen que defender a un colectivo (el musulmán) que los discrimina, los encarcela y hasta los asesina en sus respectivos países. Este tío alucina. Cuanta tontería se lee.

    27 julio 2016 | 12:34

  4. Dice ser Ciudadano

    Para luchar contra el racismo ya estan las organizaciones como SOS Racismo. Las organizaciones LGTB estan para defender los derechos LGTB. Si alguna persona del mundo islamico es LGTB sin duda la defenderan.

    Lo que no puedes pedir es que hasta el PACMA luche contra la islamofobia. Cada organizacion a la actividad para la que fue creada.

    27 julio 2016 | 12:53

  5. Dice ser SENCILLO

    Creo que es muy complicado la adaptación de tanta gente tan diferente culturalmente . Normalmente la mayoría de musulmanes de estos países son machistas , no tolerantes , racistas , no pueden ni ver a un homosexual ni en pintura ,¿ como vamos a recibirles con las manos abiertas ? .

    Si en Francia llevan 300 años y no han conseguido adaptarse muchos de ellos , imagínate todas estas personas que quieren entrar . Algunas se adaptarán , la mayoría seguro que no.

    yo no veo manifestaciones multitudinarias musulmanas a favor de la homosexualidad , a favor de la mujer , a favor de la integración , yo creo que no caben en un continente en el cual la gente cada vez es más laica , sería volver a 400 años atrás , y yo no estoy dispuesto a eso.

    Seria correcto que la gente que este a favor de la entrada de todos los refugiados que adopten ellos en sus casas las familias que quieran , y sean ellos los que sirvan de ejemplo a los demás …

    27 julio 2016 | 13:02

  6. Dice ser SupongoQueCriticarLaReligionAunNoEstaDeModa

    ¿Dónde están los colectivos que critican «el patriarcado» y la «sociedad machista» cuando hay que criticar «la religión»?

    27 julio 2016 | 13:55

  7. Dice ser ROber

    Uhm…creo que bastantes frentes en contra tienen los colectivos LGTB como para ponerse a defender la Islamofobia…que por cierto es una religion mas que carga contra los gays…

    27 julio 2016 | 14:17

  8. Dice ser yo

    Ser gay es pecado. Lo dice …. Alá.

    27 julio 2016 | 15:46

  9. Dice ser Mustapha Lechhab Bekkaoui

    Enrique, quiero darte las gracias por tu reflexión y tu valentía, ya se que no tardarán en manifestarse los ultra-D para tacharte de todo menos guapo y meter a todos los musulmanes en el mismo saco, pero quiero aquí anticiparme e invitarles a reflexionar » si todos los musulmanes son iguales, ¿los 1500 millones de ellos habrían ya matado a medio planeta no ????!!! » «Si todos los musulmanes son terroristas fanáticos y quieren exterminar las otras religiones ¿ Porque son la primera y mayor víctima del terrorismo mal llamado jihadista???? » Si el Islam es tan malo ¿ cómo llegó a ser la civilización que sacó al mundo de la edad media???? los que gritan FUERA!!! a los musulmanes son igual de fanáticos que los terroristas mal llamados islamistas, digo mal llamados porque ISLAM significa paz, y JIHAD significa esfuerzo contra los malos deseos del alma.
    No olvidemos que somos humanos, somos hermanos en la humanidad y primos en la religión, así que vivamos en paz e intentemos juntos trabajar para que reine la justicia y la convivencia y no la anarquía y el caos

    27 julio 2016 | 18:12

  10. Dice ser Sin acritud

    El post de hoy es una ensalada de ideas imposible de marinar, hay que concretar más y no dejarse llevar por las ganas de decir, en este caso escribir. Supongo que se trata de emitir un mensaje claro y conciso, y breve a poder ser. Ya se sabe: Lo bueno, si breve, dos veces bueno.

    27 julio 2016 | 23:09

  11. Dice ser realidad

    Es muy sencillo,

    te pago el viaje/estancia a ti y al mustafa, a cualquier pais musulman, para que reivindiqueis los derechos de los gays y lesbianas.

    y ya de paso hablas de la islamofobia….

    ya me diras cuando?

    28 julio 2016 | 07:38

  12. Dice ser espinete

    Extraordinario…

    28 julio 2016 | 21:19

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